Revolución o Guerra n°23

(Enero 2023)

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Guerra y crisis capitalistas como factores de la lucha de clases

La guerra en Ucrania se alarga. Continúa en una escalada de destrucción masiva y masacres. Por el momento, no hay ningún hecho material que pueda indicar la salida, y mucho menos su final. Viene a sumarse a todas las catástrofes provocadas por el capitalismo y a las aún más dramáticas y masivas que está preparando y anunciando. Así, es fácil sumarlas sin que exista ningún vínculo real y menos aún "jerarquía" entre ellas. Al hacerlo, cada una tendría su propia causa, cada una su propia solución, cada una llamaría a una movilización y a una lucha particulares para quienes llaman a no sufrirlas sin reaccionar. Entre todas las consecuencias dramáticas y destructivas que implica la supervivencia del capitalismo, el calentamiento global y el deterioro del medio ambiente son, sin duda, al igual que la amenaza de una guerra atómica generalizada, un peligro mortal para la humanidad. Es interesante observar que la lucha por la ecología, la defensa del medio ambiente, etc., es preconizada por casi todas las fuerzas políticas y sociales burguesas y capitalistas; especialmente por las fuerzas de izquierda y izquierdistas. Por otra parte, también es interesante observar que ninguna fuerza política burguesa, de izquierda o de derecha, defiende la lucha contra la guerra, ya sea la guerra imperialista en Ucrania hoy, o la marcha hacia la guerra generalizada de la que la primera es una expresión. Por supuesto, no puede sorprendernos que ninguna fuerza política burguesa defienda el principio del internacionalismo proletario con ocasión de esta guerra, así como de cualquier guerra imperialista.

Los comunistas de hoy, es decir, las organizaciones, grupos y militantes, que se reclaman de la Izquierda Comunista internacional y de sus luchas, en particular en el seno de la Internacional Comunista hasta nuestros días, no niegan que el capitalismo esté destruyendo el planeta. Pero saben que la supuesta lucha por la defensa del medio ambiente está condenada a la impotencia como tal y, sobre todo, a convertirse en un callejón sin salida para los proletarios que se dejen arrastrar a ella. En efecto, al igual que cualquier supuesta lucha particular como el antirracismo, el feminismo, etc., no proporciona el terreno y las condiciones que conducen a la destrucción del capitalismo; y al no designar al sujeto particular de estas luchas, aparte del “pueblo”, la “ciudadanía” o la buena voluntad, sólo puede conducir al terreno interclasista y, por tanto, a la colaboración entre clases. Es decir, entregar la iniciativa y el control de estas supuestas luchas a la clase capitalista, la misma clase que es la causa y el factor del mal. ¿No son los Estados capitalistas en su conjunto los que están reactivando las centrales térmicas de carbón y compitiendo por los recursos fósiles, el gas en particular, desde el estallido de la guerra en Ucrania ?

Por otra parte, los comunistas saben que la lucha contra la guerra imperialista proporciona el terreno y las condiciones para la lucha por la destrucción del capitalismo. Y que designa muy claramente al sujeto revolucionario de esta lucha, la clase explotada, el proletariado internacional, porque la perspectiva de guerra generalizada producida por la propia crisis capitalista revela el antagonismo de clase entre burguesía y proletariado. En efecto, a los ataques contra las condiciones de vida de los asalariados, de los proletarios, que la burguesía impone a causa de la crisis, se añaden ahora los, directos y masivos, debidos a las necesidades de la guerra de hoy, la de Ucrania, y sobre todo los de la marcha hacia la guerra generalizada. Contrariamente a la supuesta lucha por la defensa del medio ambiente, la lucha contra los efectos de la crisis y la guerra proporciona el terreno para el enfrentamiento entre el proletariado y la burguesía.

Podemos, como proletarios o asalariados y en una lucha colectiva, luchar contra los efectos de la crisis y de la guerra, contra los sacrificios de todo tipo que se nos imponen, y se nos impondrán cada vez más, en nombre de ambas. Al hacerlo, las luchas proletarias frenan y frenarán la marcha hacia la guerra generalizada, del mismo modo que, por un lado, hacen retroceder o limitan los ataques debidos a la crisis; y, por otro, pueden abrir el camino a la respuesta revolucionaria, a la destrucción del capital, empezando por su Estado, y a la instauración del comunismo, una sociedad sin mercancías, sin dinero, sin división del trabajo, sin explotación y, por tanto, sin clases, dominando así la producción de la riqueza social en función de las necesidades y no del beneficio. “El comunismo como superación positiva de la propiedad privada (...) es la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza...”. [1]

Este es el objeto de nuestra lucha, de nuestro reagrupamiento organizado y de nuestro combate para que el proletariado internacional se dé su dirección histórico-política, su partido mundial. El partido que llevará en alto y con claridad la exigencia de la insurrección y la dictadura proletarias, que son requisitos previos para el establecimiento del comunismo, e indicará la mejor manera y los medios para lograrlo.

El equipo de redacción, el 28 de diciembre 2022

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