(Abril 2015, extractos de las versiones inglesa y francesa). |
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Un nuevo periodo se abre : la burguesía pasa a la ofensiva masiva contra el proletariado mundial que resiste a la lógica del sistema capitalista
¿ Cual significado y cuales implicaciones pueden tener los atentados terroristas sangrientos de los 7 y 9 de enero 2015 en París y, sobre todo, la organización de las manifestaciones masivas para la unidad nacional, la defensa de la libertad de expresión y de la democracia que siguieron en todas las ciudades de Francia y en otras ciudades y capitales del mundo ? No hay ninguna duda que su dimensión rebasa ampliamente el único marco nacional francés. La movilización inmediata – ¡el mismo día! – de los principales dirigentes del mundo capitalista (¡40 en total!), el francés Hollande por cierto, pero también el británico Cameron quien anuncio primero su participación desde este miércoles, la alemana Merkel, el italiano Renzi, el español Rajoy – haciendo mención de los principales europeos –, de numerosos jefes de Estado de África y Asía hasta los “enemigos jurados” de hoy, el israelí Netanyahou y el palestino Abbas, llamando millones de personas a que manifestaran detrás ellos en las calles de París expresa tan claramente la unidad internacional de las principales burguesías del mundo capitalista en esta ocasión – la única nota discordante siendo la ausencia de Obama. Las burguesías no se unen sino para enfrentarse al proletariado. Esto muestra que el acontecimiento no es anodino; que marca un momento y una etapa importantes; que habrá “un antes y un después”. Muestra que el impacto principal de esos días de locura asesina, de nacionalismo radiante y de campaña mediática aplastante se dirige en prioridad hacia las poblaciones civiles; es decir principalmente hacia los obreros, asalariados, empleados, desempleados, que producen lo esencial de la riqueza social. Y esto al mero momento en que el capital en crisis más y más profunda y los Estados democráticos se disponen a atacar sus condiciones de vida y de trabajo sin embargo ya considerablemente deterioradas a lo largo de las últimas décadas, y particularmente desde la crisis económica abierta en 2008.
Para el proletariado internacional, para las clases obreras de todos los países, en particular de los países centrales del mundo capitalista, los masacres de París y la respuesta de las mayores potencias imperialistas y de sus Estados abren una nueva fase en la lucha permanente entre capital y trabajo, entre burguesía y proletariado internacional.
La crisis capitalista impone sus imperativos, su lógica y sus consecuencias sangrientas y bárbaras tales la guerra y el terrorismo
Desde 2008 y el estallido de la crisis financiera llamada “de los subprimes”, el callejón sin salida del capitalismo es obvio. Desde entonces, no ha dejado de confirmarse y agravarse. Ha tenido como consecuencia un redoblamiento de los ataques económicos contra la clase obrera en todo el mundo y un aguzamiento considerable de las rivalidades y, sobretodo, de las guerras imperialistas. La mecánica infernal del capitalismo en crisis lo empuja inevitablemente, por la exacerbada competencia económica que se concentra entre cada capital nacional, a rivalidades imperialistas y, más aún, en un proceso y una lógica hacia la guerra imperialista generalizada oponiendo las grandes potencias entre sí.
« En 2013, el plazo se aproxima y la alternativa histórica se adivina cada vez mas concreta y real para millares de seres humanos y para las clases sociales en presencia. Como el peso de la preparación de la guerra generalizada es soportado también por el proletariado, las luchas de resistencia de este contra los efectos de la crisis económica tienden simultáneamente a la oposición a la lógica guerrera. Por ello el curso de la lucha de clases pasa por enfrentamientos masivos entre ellas. Estos enfrentamientos también serán decisivos, porque a medida que la clase explotada y a la vez clase revolucionaria sea derrotada o no, la dinámica de la lucha de clases resultante de la nueva relación de fuerzas se orientará hacia un extremo u otro de la alternativa histórica. El proletariado, la clase del porvenir, detenta las claves del dilema histórico. » (Tesis sobre lasituación histórica adoptadas por la Conferencia de constitución del GIIC, 2013, Revolución o Guerra #1 – http://www.igcl.org/Tesis-sobre-la-situacion-historica).
De perspectiva histórica “más o menos alejada”, la alternativa que se presenta ante la humanidad, revolución proletaria o guerra imperialista generalizada, se vuelve hoy más presente, más concreta, más “material” – como una “obligación” más urgente – que orienta, dicta, impone más y más directamente las acciones y decisiones de las dos principales clases sociales de la sociedad capitalista. El uso ya sistemático por la burguesía del terrorismo es una de sus manifestaciones.
Más que nunca el terrorismo al servicio de la burguesía
No volveremos aquí sobre la historia de los grupos terroristas islamistas cuyo origen siempre es, directamente o indirectamente, vinculado con las rivalidades imperialistas, de los Estados de las principales potencias capitalistas del mundo – Estados-Unidos a la cabeza – hasta las menores potencias pero no menos imperialistas tal Arabia Saoudita, Qatar, Pakistan, etc. Para cualquiera que examina el tema un mínimo seriamente, la mano de los servicios secretos, particularmente occidentales y especialmente la CIA americana, aparece en la creación, el financiamiento y la manipulación (más o menos directa) d’Al Qaida y demás Estado Islámico (sobre este punto en particular, el lector puede referirse al artículo de los compañeros de la TCI The Charlie Hebdo Massacre en inglés o en italiano : Il massacro Charlie Hebdo - Un altro segnale del declino del capitalismo nella barbarie). Directamente o indirectamente, el terrorismo es un arma de los Estados democráticos capitalistas e imperialistas. Se ha vuelto un herramienta, un arma, de los conflictos imperialistas en Asía, en Medio-Oriente y en África que golpea y aterroriza cada día y aún más salvaje – si se puede decir – las poblaciones locales – y mucho menos los ejércitos de las grandes potenciales imperialistas enviadas en el sitio.
Lo reafirmamos una vez más: el terrorismo, islamista o no, nunca ha sido un arma de la clase obrera y siempre ha sido utilizado por la burguesía contra ella. Hoy, el terrorismo, especialmente islamista, es un medio y un momento de las rivalidades y de las guerras imperialistas y, a menudo como en los atentados de París – pero también de Ottawa, de Sydney, de Nueva-York, de estos últimos meses, de Bélgica y Francia de estos últimos años –, es también vuelto y dirigido contra la clase obrera con miras a aterrorizarla, dividirla, sembrando el veneno del racismo – particularmente anti-musulmano – entre sus fracciones las más retrasadas y, por sus demás componentes, de mistificarlas, de arrastrarlas a que se reagrupen detrás el Estado burgués “democrático anti-racista”. Todos los individuos “lobos solitarios” de América del Norte y “jóvenes islamistas europeos” eran conocidos, fichados, habían incluso sido encarcelados y seguidos por la policía y los servicios de información. Es verdaderamente difícil no ver que los servicios especializados no hayan suscitado, organizado, manipulado, o al menos “dejado hacer” a un grado u otro, estos individuos atrapados en sus lógicas asesinas y bárbaras. ¿ No es precisamente lo que denuncia el informe de la ONG Human Rights Watch ?
“Muchos procesos se han centrado correctamente en personas involucradas en la planificación o financiación de ataques terroristas, halló el informe. Pero muchos otros se han enfocado en personas que aparentemente no tenían ninguna vinculación con complots terroristas o financiación de atentados en el momento en que el gobierno comenzó su investigación. (…) En algunos casos, el FBI pudo haber convertido en terroristas a personas que cumplían con la ley, al infundirles la idea de que participaran en una acción terrorista o incitarlos a actuar. Múltiples estudios han encontrado que casi el 50 por ciento de las condenas federales por casos de contra-terrorismo desde el 11 de septiembre de 2001 resultaron de casos basados en informantes. Casi el 30 por ciento fueron operaciones encubiertas en las que el informante jugó un papel activo en la trama subyacente. En el caso de los “Cuatro de Newburgh”, por ejemplo, que fueron acusados de planificar atentados contra sinagogas y una base militar de EE.UU., un juez dijo que el Gobierno “ideó el delito, suministró los medios y eliminó todos los obstáculos pertinentes” y, de paso, en el proceso convirtió en terrorista a un hombre “cuya bufonería es positivamente propia de Shakespeare en su alcance”. El FBI a menudo enfocó sus supuestas investigaciones en personas particularmente vulnerables, como personas con discapacidades intelectuales y mentales e indigentes. El gobierno, a menudo actuando a través de informantes, desarrollaba activamente la trama, persuadía y, a veces, incluso presionaba a los blancos para que participaran y les proporcionaba los recursos para llevarla a cabo.” (EE.UU.: Procesos penales por terrorismo son un espejismo [1], Human Rights Watch, 21 de julio 2014, subrayados son nuestros).
Hay una linea de continuidad entre los atentados en América del Norte, en Australia y en Europa. Todos tienen las mismas características tal como vienen descritas por el informe de Human Rights Watch; el mismo tipo de individuos ya conocidos por la policía y los mismos procedimientos; y provocan los mismos temas de campañas ideológicas internas llevando a dividir la población entre musulmanes-no musulmanes, nacionales-inmigrantes; y a arrastrar los obreros en la falsa alternativa racismo-antiracismo que prolonga la del terrorismo “islamista” contra el anti-terrorismo.
Sabemos – porque la teoría revolucionaria del proletariado, el marxismo, no los enseño – que las contradicciones del modo de producción capitalista tienen fuerza de ley y se imponen a la burguesía y a sus políticas. Después un siglo de decline histórico y de desarrollo inaudito de las contradicciones económicas e imperialistas así como del totalitarismo estatal, sabemos que el terrorismo se ha vuelto una de las formas principales de los antagonismos imperialistas y es utilizado por todos los Estados. ¡ Cuanto ya nos lo había enseñado la secunda parte del siglo 20 ! También sabemos que la burguesía no vacilará un segundo, cuando el peligro sea mayor para ella y su sistema, en utilizarlo de manera directa y sangrienta contra la clase obrera, particularmente en un periodo revolucionario. ¡ Acordemos del asesinato de Rosa Luxemburg en 1919 en Alemania y con ella de los miles y miles de obreros revolucionarios !
El terrorismo utilizado para reforzar el arsenal de represión contra la clase obrera
Pero, el terrorismo, hoy el terrorismo llamado “islámico”, sirve también de pretexto para el reforzamiento del aparato de represión del Estado totalitario. Dejemos de lado aquí la presión increíble que ejerce el gobierno francés y el aparato de Estado (¡ que finanzó la edición del periódico a 7 millones de ejemplares !), con una cobertura abundante de los medios de comunicación, para imponer la insignia “je suis Charlie” (“Soy Charlie”). Cualquiera se niega a afirmar “je suis Charlie”, incluso a llevar la insignia, cualquiera sea la razón, inmediatamente es acusado, culpabilizado, incluso sancionado en la escuela y al colegio para los jóvenes, sobre los lugares de trabajo para los asalariados por indignidad nacional y complicidad – ¡ hasta apología ! – con el terrorismo. Adolescentes estúpidos son condenados a varios meses de cárcel por haber dicho imbecilidades e insultas racistas o terroristas. Otros, apenas más grandes de edad, aún más idiotas, al mismo nivel que los racistas “de derecha”, son despedidos por “falta grave”.
Pero esto no es lo importante. Al igual que el 11 de septiembre americano había sido la ocasión de implantar el Patriot Act (justificando, entre varias cosas, los encarcelamientos en Guantánamo), el “11 de septiembre francés” ve políticos burgueses llamar a las mismas medidas, a la adopción de un Patriot Act francés mientras otros sobrepujan: un ex-ministro de Sarkozy llama a enviar el ejercito en los suburbios... “musulmanes”. Se van a modificar otra vez las legislaciones europeas de manera que las policías puedan vigilar aún más Internet y los diálogos “privados” (mailes, Skype, redes sociales, etc.). Como los especialistas ex-policías o agentes secretos lo reconocen ellos-mismos en los noticieros de televisión, todo esto no impedirá otros atentados terroristas. En cambio, lo sabemos, esto reforzará la vigilancia y el control de todos los sectores de la sociedad y, más particularmente, de la clase obrera y de los “opositores” políticos anti-capitalistas.
Además de los discursos que llaman a la unidad nacional con une minuto de silencio sobre los lugares de trabajo después la matanza de Charlie, la vigilancia y la represión en los trabajos va a ser reforzada: en Alemania, “el periódico Der Spiegel informó que la sociedad Daimler había comparado los nombres, las direcciones y las fechas de nacimiento de todos sus 280 000 empleados en el mundo con los datos de listas de terroristas de la Unión Europea y de los Estados-Unidos para contribuir “al combate contra el terrorismo”. El comité de empresa [o sea el sindicato] de Daimler ha explícitamente aprobado esta disposición (…). Los empleados que aparecen en una de las listas de terroristas serán “liberadas”, es decir despedidos. (…). Estas listas son creadas por los servicios secretos. Deciden quien es un “sospechoso terrorista” a pesar que muchos “sospechosos” se encuentran en tales listas nada más porque tienen un nombre similar” (www.wsws.org, Germany: Daimler screening workers for terrorist linksD.Henning, 13/1/2015, traducido por nosotros).
Es pues todo un arsenal represivo que se pone en marcha cuyo blanco principal no es tanto la lucha contra el terrorismo que preparar el aparato de Estado para reprimir la clase obrera y sus minorías políticas revolucionarias.
Las manifestaciones racistas y anti-racistas contra la unidad de la clase obrera
Las matanzas de Charlie Hebdo y del almacén judío de París que prolongan la serie de asesinatos y de ataques terroristas en Canadá, en Estados-Unidos, en Australia de esos últimos meses, vienen aún más alimentar, reforzar y provocar sentimientos racistas, anti-musulmanes, en las poblaciones (incluso en las capas más atrasadas del proletariado) y, a su vez, contra-manifestaciones anti-racistas sobre el terreno democrático y estatal. Es particularmente obvio en Alemania desde unos meses con las manifestaciones semanales en Dresde organizadas por PEGIDA a las cuales respondieron contra-manifestaciones callejeras llamadas por... Merkel misma. Es en toda Europa, a diferentes niveles según las situaciones nacionales que la burguesía juega y exacerba a la vez el sentimiento racista y anti-musulmano, y anti-immigrantes, y empuja por otro lado a que las poblaciones, los “ciudadanos” tomen las calles en nombre del anti-racismo y de la democracia. Varias manifestaciones racistas y anti-immigrantes sucedieron estos últimos meses en Italia y Grecia. PEGIDA se extiende a otros países: « Además de España, Pegida tiene ramificaciones nuevas o anunciadas en Austria, Noruega y Suiza » (Libération, 14 de enero 2015, traducido del francés). Y no hay duda que las contra-manifestaciones anti-racistas sobre el terreno burgués va a ir aparejadas con esta “extensión internacional” de PEGIDA.
El mismo fenómeno apareció en Estados-Unidos aun cuando es bajo un pretexto un poco diferente pero que no cambia la naturaleza de la ofensiva ideológica y política: después el asesinato de un joven negro en la pequeña ciudad de Ferguson en Missouri, la repetición de los asesinatos de jóvenes negros, incluso de niños, y la ausencia de procedimiento judicial contra las policías habiendo matado no podía sino tener un carácter deliberamente provocador y empujar a manifestaciones. Sin volver sobre los pormenores del curso de los acontecimientos, manifestaciones, disturbios y saqueos, represión brutal y orquestación mediática, está claro que el Estado americano ha jugado con dos momentos, asesinatos y decisión de justicia por una parte, y manifestaciones por otra, para crear un climate pesado oponiendo negros y blancos – « El 4 de octubre, manifestantes intervienen durante un partido fuera de campeonato [amistoso] de la Liga de Base-ball Cardinals-Dodgers Major. Están abucheados y reciben insultos: “¡ Vayan a trabajar !”, “¡ Vuelvan a África !” » según The New Yorker del 15 de octubre 2014 – y buscando a movilizar detrás el Estado por una policía democrática. Al momento mismo en que estamos escribiendo, una semana después los atentados de París, los noticieros del canal de televisión Fox News mirados por millones de americanos redoblan con violencia estas campañas racistas. Presentan ciudades como Birmingham en Gran-Bretaña como siendo exclusivamente musulmanas y París con “no-go zones” [barrios donde uno no se va], con barrios árabes donde la policía y los “Europeos” – entienda los “blancos” – no pueden entrar y donde las mujeres están veladas mientras los hombres se visten de tee-shirts con la efigie de Ben Laden. Además de nutrir el sentimiento anti-europeo (y aún más anti-americano en Europa ante el ridículo y la exageración delirante y su mediatización) con fines nacionalistas e imperialistas, esta campaña televisora participa completamente en la extensión del racismo y del sentimiento racista anti-arabe.
A pesar de una gran experiencia, una famosa periodista de uno de los principales canales de televisión francesa, Laurence Haim, corresponsal en Estados-Unidos, no entendió porque la presionaban para que fuera a Ferguson y porque luego la criticaron. Lo que cuenta revela a la vez la realidad de Ferguson y el montaje y la realidad manipuladora de los medios de comunicación burgueses :
« Es una histeria mediática que raramente había visto. Me niego a ir. Y el lunes en la noche, como anunciado, todo estalla. CNN hace un breaking sobre su reportera quién recibió una piedra en la cabeza. El breaking dura 2 horas una y otra vez : “nuestra reportera se recibió una piedra en la cabeza”. Ahí, llamo los productores americanos de confianza para preguntarles:
“¿ pero es realmente la guerra en Ferguson ?” y me contestan : mira, es complicado, hay 500 cameras, 3 edificios están quemando, pero son de papier mache y hacen llamas grandes, y estamos en directo”.
Les pido : “¿ pero cuantas personas en la calle, cuantos manifiestan contra el racismo ?”
“Bueno, es un poco complicado porque está la familia en frente del palacio de justicia diciendo que se debe romperlo todo. Pero objetivamente, no hay sino 50-80 personas. Saqueadores que le meten fuego y rompen escaparates para robar aparatos de televisión”. Entonces, les digo : “¿ pero lo dicen esto ?”
“pues las imágenes son bonitas, es impresionante” » (Laurence Haim,http://limportant.fr/)http://limportant.fr/, traducido del francés por nosotros).
Asistimos pues a una ofensiva a escala internacional contra la clase obrera a partir de los atentados terroristas que mira a la vez a dividirla, a atraparla en falsas alternativas y a arrastrarla hacia el apoyo al Estado capitalista democrático.
Una ofensiva de la burguesía contra la resistencia del proletariado a la lógica del sistema capitalista
La orquestación de las manifestaciones americanas contra la represión policiaca racista se hizo inmediatamente después las manifestaciones masivas y repetidas en México contra los asesinatos y las desapariciones de decenas de jóvenes en Iguala-Guerrero. Si se nos presentaron las primeras como siendo la continuación del movimiento mexicano, por nada es así. O más bien responden, oponiéndose, a estas colocándose sobre otro terreno de clase, sobre el terreno racial y anti-racista, de la división negros-blancos y sobre la democratización de la policía americana; en el marco y en apoyo al Estado. Las manifestaciones en México se ubican en otra dinámica y sobre otro terreno : más se desarrollaban y se extendían al país, más denunciaban al Estado como un todo, su gobierno, sus gobernadores y caciques regionales y locales, el partido al poder (el PRI), pero también todos los demás partidos tal el partido de izquierda PRD, la policía, el ejercito y la justicia. Es decir que la dinámica del movimiento iniciado por la emoción, la rabia y la indignación, tendían a situarse contra el Estado burgués y a tomar un carácter eminentemente proletario. Nada de esto en las pequeñas (como lo reveló la periodista francesa) manifestaciones de Ferguson que rápidamente se volvieron en disturbios y al simple saqueo, y aún menos en las manifestaciones en otras ciudades americanas que, por lo que sabemos, se colocaron todas en el terreno de la democracia burguesa.
El movimiento en México se ubica en la dinámica de las luchas obreras de estos últimos meses [2] y años. Es este empuje general, cuanto sea censurado y ocultado por los medios de comunicación, que ha dado la energía de estas reacciones “mexicanas” para colocarse sobre un terreno claramente anti-capitalista.
Desde 2008, ha habido una multitud de movilizaciones y de manifestaciones obreras en todos los continentes contra los efectos de la crisis. El hecho que la mayor parte haya sido callada por los noticieros y periódicos y haya quedado controlada y manejada por los Estados, particularmente por medio de los sindicatos, no cambia nada al hecho que una dinámica lenta de combatividad y de resistencia a la lógica capitalista se confirma y se desarrolla. Por el contrario, la censura sobre las luchas y la organización a menudo preventiva de grandes días de acción sindical “nacional” y de manifestaciones callejeras – especialmente en Europa occidental – muestra que la resistencia obrera, tan insuficiente sea, es una realidad y un obstáculo mayor para la burguesía. En efecto, no solamente está forzada a agravar siempre más la explotación del trabajo por la crisis pero también por las necesidades de los gastos militares y de armamento que exigen las rivalidades imperialistas crecientes. Y, sobretodo, la perspectiva de guerra imperialista generalizada contenida en la situación actual del capitalismo requiere sacrificios económicos siempre más importantes y redoblados así como un apoyo “activo” de las grandes masas del proletariado internacional a las principales mistificaciones ideológicas burguesas. Este apoyo mira a que la clase revolucionaria acepte, además de los sacrificios – incluso físicos –, de reagruparse detrás el Estado nacional y la burguesía – muy a menudo en nombre de la “defensa de la democracia contra la barbaría” como fue el caso en 1914 y 1939. La persistencia de luchas de la clase obrera por la defensa de sus intereses de clase en todos los continentes y casi todos los países – cualquiera sea sus fuerzas – representa una traba a la marcha hacia la guerra generalizada en la cual el capitalismo debe encajarse. La experiencia histórica, en particular la de los años 1930, nos muestra que, para ir hacia la guerra generalizada, el capital debe enfrentar el proletariado y provocarle una derrota “histórica”, es decir no solamente a los niveles económico, ideológico y político pero también al mínimo una serie de derrotas físicas sangrientas como en Alemania, en Rusia, en España en los años 1920 y 1930 ; y así extinguir cualquier dinámica de resistencia obrera significativa (aún cuando esta nunca desaparece completamente, incluso en los peores periodos como, por ejemplo, durante la 2a Guerra mundial). Es por eso que hablábamos de “curso histórico”, o dinámica, hacia confrontaciones masivas entre las dos principales clases antagonistas del capitalismo.
Los atentados de París y su continuación, es decir la reacción de los Estados, la organización de la manifestación parisina, pero también el desarrollo de manifestaciones racistas-anti racistas [3] muestran que estas confrontaciones masivas entre burguesía y proletariado empiezan. Muestran que la burguesía, en primer lugar europea, ha tomado la iniciativa de entablar la batalla contra el proletariado internacional, de provocar estas confrontaciones masivas porque está empujada por la urgencia debida a la agravación de la crisis económica y la exacerbación de las rivalidades imperialistas que resultan de la primera. El hecho que las principales burguesías, las de las principales potencias imperialistas, se presentan unidas - ¡ hasta en la calle ! – en esta ocasión indica de manera clara el carácter anti-proletario de estas jornadas parisinas : los imperialismos rivales no hacen callar y pasar a secundo plano sus antagonismos sino frente a la clase obrera. Es una de las enseñanzas que nos dio la Comuna de París y que fue confirmada, ¡ oh cuanto !, por la oleada revolucionaria proletaria de 1917 a 1923 tan en Rusia como en Alemania.
La debilidad histórica de la burguesía frente a las confrontaciones masivas de clases
¿ Es decir que la derrota obrera es ineluctable al terminar el periodo que se abre ? ¿ Que la burguesía va a lograr someter completamente a la clase obrera y a arrastrarla detrás los Estados ? ¿ Hacerla alejarse de su terreno de clase y provocarle una derrota sangrienta ? Ni mucho menos. Al contrario de lo que muchos pueden creer a primera vista, sea quedándose en la superficie de las cosas, sea quedándose presos de una visión mecánica, incluso estática, la burguesía no aborda esta fase en situación favorable a nivel histórico ; objetivamente si uno prefiere. Y el éxito inmediato en la utilización de los asesinatos parisinos y de la marcha del 11 de enero no cuestiona esta apreciación.
En primer lugar, estamos al mero inicio de este nuevo periodo y enero 2015 no es sino el primer episodio, la primera iniciativa, de estas confrontaciones. De aquí en adelante, y a pesar de la unidad nacional e internacional exhibida, señales de contradicción en el seno de la clase dominante han ya surgido : la incapacidad de la burguesía francesa para integrar al Front National [Frente Nacional] de extrema-derecha (30% de los votos según los sondeos) en la manifestación de París ; y también la ausencia de Obama en esta misma manifestación. Lejos de interrumpirse o de perder de su intensidad, este mes de enero ve inmediatamente reaparecer los intereses divergentes en el seno de la clase dominante ; se ve pues un relanzamiento y una acentuación de guerras e intervenciones militares oponiendo las grandes potencias : en Ucrania, Malí, Libia, Irak, Siria, etc. Del otro lado de la barricada de clase, las semanas y los meses por venir van a confirmar que la clase obrera sigue luchando contra los diferentes ataques económicos de todo tipo ya anunciados ; y, así, que da la espalda a la “unidad nacional”. En este sentido, si la manifestación de París ha sido un éxito inmediato por haber logrado hacer desfilar millones de gente detrás 40 jefes de Estado (es inédito desde 1945) y si numerosos proletarios han podido participar como individuos, no ha habido participación como clase obrera a pesar del llamado de los sindicatos llamados “obreros” sino como “ciudadanos franceses”. Si la clase dominante anuncia que va a disputar la calle a las manifestaciones obreras contra la crisis y contra el capitalismo, todavía no tiene la capacidad de hacer manifestar detrás sí misma la clase obrera como tal, con un sentimiento mistificado y desviado de pertenencia de clase, como había logrado hacer en los años 1930 – en gran parte gracias a los partidos estalinistas de masa.
De manera más general, aparte la defensa de la democracia y de la nación declinada bajo diversas variantes en función de los momentos y lugares, los ideólogos y propagandistas burgueses van menos y menos poder defender con eficacia que los sacrificios inmediatos son necesarios para la prosperidad de mañana y la paz... mientras la crisis dura desde 40 años sin discontinuar y se acelera de manera dramática hoy en día ; mientras las guerras se multiplican y se extienden sobre todos los continentes. Es la aspiración por la paz después la carnicería de las trinqueras y su posibilidad “inmediata” sobre la cual las clases dominantes jugaron con eficacia para desviar a importantes fracciones del proletariado de la acción revolucionaria a partir de 1919 en Alemania y Europa occidental. Es la baja – relativa – del desempleo y pues la perspectiva de una reanudación económica, de una prosperidad capitalista, que permitió también que la burguesía pudiera – con el New Deal en Estados-Unidos, el Frente Popular en Francia, el pleno empleo bajo el nazismo en Alemania, todos preparando la guerra imperialista generalizada – calmar las reacciones de clase (las huelgas de mayo-junio 1936 en Bélgica y Francia, las manifestaciones y motines masivos de desempleados en Estados-Unidos) y de reducirlas manteniendo el control de los partidos socialistas y sobre todo de los partidos comunistas estalinistas. Es decir que, en el periodo que se inicia, la clase dominante capitalista no podrá jugar sobre la perspectiva de paz o bien de prosperidad para disimular la bancarrota histórica del capitalismo.
Hoy en día, crisis capitalista y guerra imperialista se presentan al mismo tiempo y aparecen abiertamente como alimentándose una a otra. Esto debilita la influencia de la ideología capitalista y limita su capacidad inmediata para arrastrar duraderamente al conjunto del proletariado detrás el Estado capitalista y la clase dominante. El hecho que esta toma de manera resuelta la iniciativa de confrontaciones masivas contra el proletariado no es, al final, la expresión de su fuerza pero de su debilidad histórica o, si uno prefiere, de sus dificultades y contradicciones históricas.
El proletariado internacional debe ir más lejos contra el capitalismo
En esta confrontación histórica, y al contrario de las apariencias de une visión estática, fotográfica, que la lentitud y los limites de las luchas obreras hasta ahora han podido también nutrir, la situación histórica que ve crisis y guerra presentarse al mismo tiempo juega históricamente, objetivamente, en favor del proletariado. En efecto, hasta la fecha, aún cuando sus luchas inmediatas no ponen en cuestión el capitalismo y su lógica de miseria y de muerte, la clase obrera cuando se moviliza se mantiene sobre su terreno de clase anti-capitalista, contra el Estado burgués. Es fundamental. Es precisamente lo que obstaculiza la marcha a la guerra de la burguesía y que esta quiere ahora eliminar lo más ante posible. Es el caso, por supuesto, en Europa occidental como centro histórico del capitalismo. Pero es también el caso en países donde la tradición y la experiencia obreras son menores.
Es precisamente lo que vinieron a expresar, por ejemplo, las manifestaciones proletarias en Brasil durante el Mundial de football y, hace poco, en México contra las masacres cometidas por los partidos al poder y el Estado. No nos equivocamos, la orquestación directa o indirecta de manifestaciones callejeras racistas y ant-racistas en Alemania y Europa, las manifestaciones después los asesinatos racistas de Ferguson en los Estados-Unidos, y por supuesto las manifestaciones que tuvieron lugar en Francia a partir del 7 de enero en la noche hasta el día 11, intentan justamente responder de manera ofensiva y agresiva sobre un terreno burgués a estas expresiones particulares de resistencia obrera.
Obviamente, cuando afirmamos que la situación histórica está en favor del proletariado, esto no quiere decir que la vía hacia la revolución esté abierta e ineluctable. Quiere decir que puede salir “victorioso” de las confrontaciones masivas que empiezan y que la burguesía internacional toma la iniciativa de entablar. Sacar “victorioso” de esta fase significa para la clase revolucionaria que logrará bloquear los proyectos de miseria y de guerra generalizadas de la burguesía y que así creerá las condiciones para la apertura de un periodo revolucionario. Si hasta ahora, cuando lucha, se mantiene sobre su terreno de clase, no es menos cierto que hasta la fecha no sucede a hacer retroceder los ataques económicos que está sufriendo (tampoco el desarrollo de medidas de represión anti-obreras tan en la calle como en los lugares de trabajo). Esta debilidad radica por lo esencial no en su voluntad de lucha y de resistencia sino en su incapacidad para alzar su combate al nivel político ; o sea para asumir la confrontación política por el liderazgo de sus luchas contra las fuerzas sindicales y políticas de izquierda principalmente que los obstaculizan y los sabotean ; hoy en día, más concretamente, para la organización de la extensión de sus movilizaciones y su unidad contra las fuerzas que se lo oponen. En este sentido, y para dar un ejemplo, el estallido de huelgas salvajes en Bélgica, octubre 2014 [4], y los enfrentamientos violentos entre la policía y los estibadores de Amberés, los trabajadores del acero de Walonia y demás trabajadores, durante la manifestación obrera del 6 de noviembre en Bruselas, muestran en parte la vía por seguir. En parte solamente porque estas expresiones “espontáneas” no fueron seguidas – que sepamos – por una voluntad consciente y determinada de control del combate sea por iniciativas de organización y de reagrupamiento, sea por la extensión y el desarrollo de la huelga que los días de acción sindicales planificados por adelantado miraban a impedir y lograron ahogar hasta hoy.
Pues es al nivel político, o sea “consciente”, que radica la principal debilidad del proletariado hoy en día. Afecta las grandes masas de la clase obrera pero también, y más particularmente, sus sectores y minorías los más combativos y conscientes. Último ejemplo de esta debilidad : los obreros ferrocarrileros, estibadores, del acero, los más determinados de las huelgas salvajes y de las manifestaciones de Bélgica no lograron – otra vez : que sepamos – a lanzar eslóganes de extensión y de unidad, por ejemplo durante la manifestación de Bruselas, y a reagruparse en comités o asembleas con esta meta o siquiera por guardar contactos entre sí y preparar las huelgas de mañana.
Sin embargo, otros ejemplos de luchas obreras muestran que el proletariado realiza avances significativos estos últimos meses a nivel de su conciencia : los que lucharon claramente contra el Estado y su fuerza de represión en México, sin olvidar los que, antes, se opusieron con fuerza al gobierno de izquierda en Brasil.
Pero esta debilidad política o de “conciencia” se expresa aún más a nivel de las minorías revolucionarias y comunistas. Aquí también, en esta dimensión particular y esencial de la lucha de clases, hay un reto y una batalla paralela, si se puede decir, con la que la burguesía ha decidido hoy librar a la clase explotada y revolucionaria como un todo.
El nuevo periodo va acelerar la recomposición del medio revolucionario
Una visión fotográfica, estática, solo puede devolver una imagen de dispersión y de vacilaciones políticas de las minorías revolucionarias que les vuelve en gran parte inaudibles e ineficaces. La constatación es justa en sí para el medio revolucionario como un todo como para el campo proletario, o sea al menos para los grupos y organizaciones políticas que se reivindican de la Izquierda Comunista Internacional. Sin embargo una visión dinámica nos permite situar esta debilidad en su verdadero nivel : la ofensiva general de la burguesía solo puede precipitar una recomposición de las minorías comunistas y revolucionarias que ya ha empezado bajo los golpes de la crisis y de las rivalidades imperialistas.
No es por casualidad si el medio revolucionario internacional ya ve círculos y grupos surgir, unos en ruptura con el izquierdismo, otros sin experiencia, en varios países y sobre todos los continentes – no podemos hacer la lista aquí ; y si el “viejo” campo proletario ligado con la Izquierda Comunista se encuentra ya abiertamente en un proceso de recomposición. La aceleración del desmoronamiento abierto de la Corriente Comunista Internacional que se encuentra en un estado de crisis interna permanente desde 2001 – él mismo lo reconoce y lo escribe – es su expresión más abierta y más negativa. Se puede añadir la desaparición o la dispersión de grupos del medio consejista como Internationalist Perspectives constando así su impotencia definitiva ante la batalla entre las clases que está abriéndose. Pero el mantenimiento y la afirmación de la Tendencia Comunista Internacionalista sobre sus posiciones de clase a pesar de sus obvias vacilaciones para asumir con determinación y dinamismo su lugar central en este campo, la reafirmación lenta pero real de grupos bordiguistas y, tenemos esta pretensión, la constitución de nuestro grupo, constituyen signos, entre otros por cierto, de fuerza del proletariado. Nuevas lineas de reagrupamiento, de debate y de fractura ya empezaron a definirse en el seno del medio revolucionario e incluso en el seno de este campo proletario ; y no podrán sino afirmarse aún más violentamente ya que la lucha de clases toma ahora una dimensión más aguda y áspera. Ya, el impacto de los atentados de París y de su significado histórico provocan interrogaciones y debates que llaman directamente a los grupos y organizaciones revolucionarios y políticos sobre su postura y comprensión del acontecimiento. No cabe duda que el periodo que se abre y el desencadenamiento de la ofensiva burguesa, incluso la intensidad nueva y la dramatización de los acontecimientos de la lucha de clases, van a acelerar esta recomposición y nueva definición del medio revolucionario y del campo proletario.
El reto de esta batalla particular : hacer que esta fase de confrontaciones masivas entre las clases abre, sobre la base de un proletariado emergente, al mínimo las condiciones materiales, es decir teóricas, políticas y organizacionales, para la constitución del indispensable partido comunista de mañana, como expresión la más alta de la conciencia de clase y entonces como órgano de dirección política del proletariado.
El nuevo periodo que se abre no va simplemente dar lugar a un redoblamiento de los ataques capitalistas contra la clase obrera la cual se limitaría a responder, mecánicamente, a los imperativos más y más exigentes de la crisis capitalista y de la guerra imperialista. Los atentados de París y su utilización ideológica y política significa que la clase dominante va a llevar una política mucho más agresiva y frontal contra el proletariado avivando y provocando un climate y acontecimientos de tensiones más y más extremos tal como los atentados terroristas, las manifestaciones racistas violentas, la exacerbación de enfrentamientos de orden racistas, nacionalistas, de “seguridad”, dramatizando al máximo todas las expresiones de división y de confrontación que no sean de clase. Para el proletariado internacional, el peligro y la trampa sería dejarse impresionar y aterrorizar por todos los actos bárbaros y sangrientos que la burguesía va a utilizar, abandonar su resistencia y su oposición al capitalismo y su Estado para reagruparse detrás este bajo tal o tal bandera y eslogan de orden nacionalista y democrático.
Inmediatamente después los acontecimientos sangrientos de París, ante lo que es una declaración de guerra de la burguesía internacional, aquí están los retos para el proletariado internacional como un todo, para las fracciones más combativas de obreros, y para las minorías revolucionarias y comunistas en particular.
¡ No al terrorismo, no al frente anti-terrorista ! ¡ No al racismo anti-musulmanes o anti-immigrantes, no al frente anti-racista ! ¡ No a la unidad nacional ! ¡ No a la defensa del Estado capitalista, sea democrático o no ! ¡ No a la defensa del imperialismo de cada país !
De aquí en adelante, los obreros deben reagruparse alrededor de los eslóganes generales siguientes :
Resistimos a la crisis capitalista y a los llamados a los sacrificios. ¡ Sí a la lucha obrera contra el capitalismo y sus ataques ! ¡ Defendemos nuestras reivindicaciones obreras, salarios, empleo, condiciones de trabajo !
Nuestros intereses como asalariados o desempleados, como explotados, son las mismas en todas partes y cualquiera sean nuestros origines y nuestro color de piel : ¡ Inmigrados-no inmigrados, musulmanes-no musulmanes, negros y blancos, todos somos explotados !
¡ Extendemos y unifiquemos nuestras luchas a todas las categorías, a todos los sectores y más allá de las fronteras ! ¡ Reagrupemos-nos y devolvamos golpe por golpe a los ataques del capital !
El capitalismo en crisis quiere llevarnos a la miseria y a la muerte en una guerra imperialista generalizada : ¡ destruyamos al capitalismo ! ¡ Que llegue rápidamente el verdadero comunismo (lo cual es lo opuesto del estalinismo), una sociedad mundial sin explotación, sin clases, sin miseria y sin guerra !
Jonas/ RL, 16 de Enero 2015
Notas:
[2] . ved el artículo (nada más en inglés y francés) Luchas obreras en el mundo : http://www.igcl.org/Workers-struggles-throughout-the (inglés) o http://www.igcl.org/Luttes-ouvrieres-dans-le-monde..
[3] . Y la puesta adelante de partidos de izquierda “radical” a continuación de la victoria electoral de Syriza en Grecia y la organización – y la mediatización extraordinaria de los medios de comunicación internacionales – de la gran manifestación callejera de Podemos en Madrid, este 31 de Enero, el mismo día que “paramos” los artículos de esta revista (nota posterior a la redacción del artículo).
[4] . ved nuestro comunicado sobre las luchas en Alemania y Bélgica del 20 de octubre 2015.