(Abril 2015, extractos de las versiones inglesa y francesa). |
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Charlie, la manifestación de París del 11 de enero y la llegada al poder de Syriza en Grecia...
El capitalismo provoca el inicio de enfrentamientos masivos con el proletariado
La matanza de París contra el periódico Charlie Hebdo y las reacciones nacionales e internacionales que la siguieron, marcan un giro en la situación histórica. Un antes y un después. Poco importa quienes son los responsables directos – grupos terroristas islamistas – o indirectos – Estados y servicios secretos – de estos atentados y la dimensión imperialista que los determina: siempre son relacionados con fuerzas capitalistas y estatales. Es decir con fuerzas anti-obreras. Este acontecimiento dramático significa que la burguesía ha iniciado una ofensiva ideológica y política frontal y masiva contra el proletariado internacional. He aquí lo que ilustra el éxito – inédito – de la organización de la manifestación callejera de millones de personas detrás más de 40 jefes de Estado en París el 11 de enero [1]. Y he aquí lo que viene confirmar la emergencia mediática de Izquierdas “radicales” europeas con la llegada al poder del partido de extrema-izquierda Syriza en Grecia.
Acorralada por la agravación implacable de su crisis económica y por la exacerbación de las rivalidades imperialistas, la burguesía no tiene otro remedio que iniciar confrontaciones masivas con el proletariado internacional para ir hacia una nueva guerra mundial. Aunque las grandes masas de la clase explotada y a la vez revolucionaria todavía quedan sensibles a la ideología burguesa, no adhieren realmente ni se juntan detrás ninguna mistificación o eslogan particular, tampoco se reagrupan detrás los Estados capitalistas [2]. La adhesión y una unidad nacional mínima del proletariado detrás cada burguesía son las condiciones para que el capital pueda encajarse en una marcha a la guerra imperialista generalizada. No se podrán conseguir sino después una derrota histórica de la clase obrera. ¿ Una derrota histórica ? Esto quiere decir al precio de una derrota ideológica, política y “física”, es decir sangrienta. Como en los años 1920 y 1930 que precipitaron el mundo en el horror y la barbaría de la 2a Guerra Mundial.
Todavía no estamos en esta situación. La clase obrera sigue desarrollando una dinámica de luchas contra los efectos de la crisis económica. Así representa una obstáculo mayor para la clase capitalista. Muchos entre los obreros combativos y entre los revolucionarios lo dudan. El escepticismo de unos y otros se ve reinforzado, y aparentemente fundado, por la pocas noticias de luchas obreras a nivel internacional. La censura de los medios de comunicación no es una palabra vana, una denunciación de principio, sin consecuencias prácticas. Favorece directamente el sentimiento de impotencia o de aislamiento que puedan tener individualmente millones de obreros; y, de paso, reinforza las dudas de los más combativos y de los comunistas sobre la fuerza real, práctica, en movimiento, del proletariado.
Sin embargo, la realidad es bien diferente del sentimiento inmediato. Basta con recoger las noticias internacionales de estos últimos meses [3] para observar que millones y millones de trabajadores han participado a tal o tal grado en manifestaciones y luchas sobre todos los continentes. Que estas movilizaciones, huelgas, manifestaciones, Jornadas de acción llamadas por los sindicatos, etc. no hayan conseguido impedir que la burguesía prosiguiera su política anti-obrera, ni siquiera al nivel de sus ataques económicos, no lo dudamos. En cambio, estas movilizaciones han existido. Son una realidad.
Es esta realidad a la cual responde el surgimiento en primera linea de una izquierda radical europea – Podemos en España, Front de Gauche en Francia, Die Linke en Alemania… – tras la victoria electoral de Syriza en Grecia. Esta respuesta política burguesa a la combatividad real de la clase obrera – en particular en Grecia y España desde la crisis del 2008 – es el secundo acto de la ofensiva frontal que la burguesía internacional [4] decidió lanzar contra el proletariado a nivel europeo e internacional. Y esto apenas 15 días tras la gran manifestación de unidad nacional en París. El hecho que sea obligada, para llevar esta ofensiva, de avanzar en primera linea a partidos de “extrema-izquierda” ilustra la realidad y las potencialidades de las luchas obreras de hoy.
La burguesía europea sabe muy bien que la deuda greca nunca será reembolsada. Puede así ofrecerse el “lujo” de dejar Syriza llegar al poder en Grecia por ser una potencia capitalista relativamente periférica y secundaria, si logra volver creible a nivel europeo los otros partidos “radicales” de izquierda. Otro tanto que Syriza no tendrá otra opción que llevar la misma política anti-obrera que los gobiernos grecos anteriores. En cambio, Syriza y la mediatización internacional de Podemos permiten hacer relucir una alternativa política “radical” de izquierda, pero igualmente burgués, detrás el Estado democrático capitalista a nivel europeo al mero momento en que las grandes masas de proletarios votan menos y menos – se alejan del terreno democrático burgués – y luchan más y más – se anclan sobre su terreno de clase.
Las confrontaciones empiezan entonces. Al proletariado le toca alzar su combate a nivel político contra el Estado y su aparato, particularmente político (de izquierda e izquierdista) y sindical. Por eso, animado por sus minorías las más combativas, debe asumir la organización de la extensión y de la unidad de sus luchas contra la maniobras sindicales e izquierdistas. Por eso, las minorías revolucionarias organizadas y, en primera linea, los grupos comunistas deben desarrollar una intervención política general – contra todas las maniobras ideológicas y políticas de los Estados capitalistas – y en particular en las luchas obreras para asumir y materializar el liderazgo político detrás el cual el proletariado en su conjunto podrá reagruparse, oponerse con todas sus fuerzas y finalmente destruir el capitalismo.
El GIIC, 28 de enero 2015.
Notas:
[1] . vea nuestro texto Un nuevo periodo se abre... página 3.
[2] . La participación masiva en la manifestación parisina por nada invalida nuestra constatación: la burguesía francesa consiguió un golpe político inmediato al juntar millones de ciudadanos, muchos siendo sociologicamente obreros, pero sin adhesión ni sentimiento mistificado de pertenencia a la clase obrera al contrario de los años 1930 con los Frentes Populares por ejemplo.
[3] . vea Luchas obreras en el mundo en francés o inglés unicamente : http://www.igcl.org/Luttes-ouvrieres-dans-le-monde o http://www.igcl.org/Workers-struggles-throughout-the.
[4] . Es el caso, en menor medida, con el partido Québec Solidaire en la provincia de Québec en Canada.