Revolución o Guerra N° 1

(Febrero 2014)

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Fundación del Grupo Internacional de la Izquierda Comunista

Este es el primer número de Revolución o Guerra. El lector podrá leer los principales documentos que la conferencia de constitución del Grupo Internacional de la Izquierda Comunista ha adoptado, para hacerse una idea de nuestras posiciones políticas. Nos inscribimos en la tradición y en la continuidad de la Izquierda comunista internacional, en el seno de la cual consideramos esenciales las aportaciones teóricas, políticas y organizativas de la Izquierda denominada ’italiana’. Igualmente, nuestras posiciones de principios políticos - nuestra plataforma política - , reproducidas en la cubierta posterior, se alinean con las posiciones históricas de la TCI y de la CCI [1]. El principal objetivo y el principal objetivo de intervención de nuestro grupo y de nuestra revista es contribuir todo lo posible al reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias con vistas a la constitución del partido comunista de mañana.

¿ Qué sentido concreto pueden tener estas palabras, cuando la burguesía ataca desde todas las posiciones y en todo lugar a la clase obrera y consigue imponer sacrificios cada vez mas pesados? ¿En el momento en que los medios callan, esconden y, cuando ya no pueden hacer esto, deforman y contribuyen a desviar las respuestas obreras contra la crisis? ¿Un partido revolucionario, cuando la clase obrera se nos presenta sistemáticamente como incapaz de afirmar su ser revolucionario? ¿Cuando las generaciones actuales de obreros, de asalariados, a menudo en el desempleo, en una miseria creciente y sin esperanza, parecen desconfiar de todo lo que se les presenta como ’político’, incluyendo lo que son luchas políticas entre las clases? ¿Luchar por el partido comunista? Cuando la mayor parte de la antigua generación de militantes comunistas, surgida en los años 1970-1980, sucumbe ante el peso del oportunismo político en el seno de la Izquierda comunista y renuncia, sean cuales sean las intenciones aducidas, pero siempre rechazando la organización política y su funcionamiento organizado, colectivo y centralizado, al combate de clase y al combate, particular pero fundamental, por el partido...Cuando una de las principales organizaciones de la Izquierda comunista, la Corriente Comunista Internacional, se disuelve ante nuestros ojos en los aspectos teóricos, políticos y organizativos, liquidando su prensa regular, abandonando sus reuniones públicas, tras haber abandonado la mayor parte de sus principios... Cuando únicamente la Tendencia Comunista Internacionalista parece resistir a esta empresa de liquidación de la herencia de la Izquierda comunista, quedando así como el único grupo internacional que puede servir de referencia política y organizativa en lo que puede parecer una desbandada general en el campo comunista.

Todos estos hechos parecen indicar que la lucha es inútil; o bien que conviene adoptar unas supuestas ’nuevas formas’ de lucha de masas, del tipo de los ’indignados’ españoles, o unos supuestos nuevos compromisos individuales ’prerrevolucionarios’, basado en lo informal y en el democratismo que se puede, por ejemplo, encontrar también en algunas mistificaciones avanzadas en el uso de las ’redes sociales’ y en Internet. En fin, estas ’recetas ’innovadoras’ no son mas que la negación de la acción colectiva de clase contra el Estado burgués y una apología del individualismo y el ’ciudadano’. Y sin embargo... Todos estos hechos y supuestas ’novedades’ vienen por el contrario a hacer aún mas esenciales y cruciales las luchas de la clase obrera y el combate específico en pro del partido revolucionario en la tradición y continuidad de la Izquierda comunista.

Y sin embargo, nunca jamás en la historia del capitalismo se ha encontrado éste en una situación ’históricamente’, ’objetivamente’, tan difícil, tan debilitado, ante el proletariado: por el hecho mismo de que la crisis y la perspectiva de guerra generalizada se plantean al mismo tiempo, le será mas difícil que nunca en el pasado la aceptación por las grandes masas obreras y explotadas de las mistificaciones ideológicas sobre esa prosperidad que está al llegar o sobre la paz, cuando las dos se alejan cada vez más. Por el hecho de que a pesar del apagón informativo, de la censura sobre luchas y movilizaciones, la combatividad obrera no se desvía, no se calma, no desaparece. ¿Cuántas manifestaciones masivas contra las medidas de miseria adoptadas en todos los países ’desaparecen’ ignoradas por los medios? ¿Cuántas luchas aisladas contra los despidos o bien contra la bajada de salarios pasan en silencio? ¿Ilusiones por nuestra parte? ¿Delirios? ¿Qué censura sería posible cuando Internet, y los medios omnipresentes y el ’todo se sabe enseguida’ no dejan de agobiarnos? Y sin embargo... Solo un ejemplo, de las últimas fechas, significativo: ¿Quién ha sabido, fuera de España, que ’mareas de ciudadanos se han manifestado contra la política de Rajoy’ (titular de El País, 24/11/2013), los pasados 23 y 24 de noviembre en 50 ciudades españolas? E, igualmente, se han dado jornadas de manifestaciones masivas en Portugal, en Grecia, en Italia...

La combatividad y la cólera continúan expresándose en todos los países, en todos los continentes. Pero, por otro lado, no consiguen hacer retroceder los ataques. Porque en general la clase obrera permanece tras las consignas y las reivindicaciones sindicales y de izquierda, es decir, consignas y reivindicaciones que constriñen y limitan la lucha al marco estatal y a la ideología capitalista. Porque la clase no asume, en la actualidad, el combate contra los sabotajes y la desviación de sus luchas, y contra las fuerzas que están detrás de esos sabotajes y desviaciones. Porque no llega a auparse al nivel del combate político consciente, es decir, al enfrentamiento político contra todas las fuerzas del aparato del estado burgués, especialmente contra aquellas que ’se sitúan en el campo obrero’, sindicatos, oficiales o ’radicales de base’, a las fuerzas de izquierda y a los izquierdistas, incluyendo aquellos que se esconden tras el apoliticismo y las mistificaciones democráticas diversas y variadas.

Estas son las causas por las que las luchas obreras necesitan de la intervención y de la presencia de revolucionarios. No es que estos últimos sean los únicos que pueden aportar y asumir la dimensión política del combate de clase. Evidentemente, es el conjunto de la clase obrera la que debe tender a desarrollar las luchas en este aspecto, oponiéndose como un todo al capitalismo y al Estado burgués. Y también evidentemente, son las minorías más combativas, mas determinadas y mas conscientes de las contradicciones de clase y del devenir del proletariado las llamadas a ser sus depositarios y factores activos. Pero entre sus minorías obreras mas o menos ’amplias’, que aparecen y desaparecen según el flujo y reflujo de las luchas, las minorías organizadas, es decir, los grupos políticos que perduran y sistematizan sus actividades, reflexión y intervención, que se inscriben en la historia del movimiento obrero y recuperan y defienden sus lecciones políticas y teóricas mas fundamentales, son los mas capacitados para estar en primera línea de este combate político. Y es su responsabilidad histórica y, a la vez para ellos, el único medio de resistir a la presión del combate ideológico que la burguesía efectúa contra la clase obrera en su conjunto y contra minorías revolucionarias en particular. ¿Intervenir? ¿Estar en primera fila del combate de su clase? ¡ Va en ello su supervivencia y su crecimiento !

Cuando, además, estos grupos estas armados de las consignas de insurrección proletaria, de destrucción del estado capitalista, de dictadura del proletariado, de abolición del capitalismo y del salariado, cuando están armados de la perspectiva de una sociedad sin clases, sin explotación y sin Estado, cuando están armados del Programa comunista y de la teoría marxista, entonces su papel es esencial e indispensable para el combate de clase tanto a nivel histórico, para el éxito de los enfrentamientos masivos entre clases que llegan y la apertura de una perspectiva revolucionaria, como a nivel inmediato, para pelear los combates cotidianos a fin de limitar los ataques del capital, favoreciendo en lo posible los combates futuros. ¡Por el contrario, su ausencia sería catastrófica, al ser los que expresan y materializan las expresiones mas elevadas - aun cuando no sean las únicas - de la conciencia de clase del proletariado, del programa comunista!

Estas son las causas de nuestro agrupamiento, y las causas por lo que pretendemos realizar todo lo posible para ayudar y ser incluso un factor activo del combate y del proceso hacia el reagrupamiento de las fuerzas comunistas. Es por lo que, lejos de representar el enésimo grupo rivalizando o en competencia con los otros ya existentes, tenemos la intención de apoyar al único grupo internacional con capacidad de servir de polo de referencia y de reagrupamiento que constituye la Tendencia Comunista Internacional. Por ello pretendemos combatir todas las expresiones de oportunismo político en el seno de la Izquierda comunista y del campo proletario, cuyo denominador común es hoy la oposición a este proceso hacia el partido y su sabotaje [2]. Por ello, inscribimos nuestro combate central por el reagrupamiento en la perspectiva del indispensable empeño en la constitución del partido comunista del mañana. Así como las luchas obreras de hoy determinan ya, al menos en parte, el resultado de las confrontaciones masivas de mañana, la lucha de hoy por el reagrupamiento en general y alrededor de la TCI en particular en el período actual, determina ya, aún en mayor parte, el resultado del combate por el partido de mañana.

Conferencia de constitución del GIIC.

RL, 3 de diciembre de 2013.

(Publicado en http://igcl.org : 18 de enero de 2014)

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Notas:

[1Entre las numerosas reacciones a la publicación de nuestro comunicado, sobre la constitución del grupo - en general, positivas, entusiastas y animadoras -, algunas se preguntan sobre el hecho de que constituimos un ’nuevo’ grupo mientras que hubiéramos debido solicitar nuestra adhesión a la TCI o a la CCI. En términos absolutos, estamos de acuerdo con estos camaradas. El hecho de que de los dos núcleos que constituyen el origen del grupo el núcleo francés haya sido excluido de la CCI a continuación de constituir la Fracción interna de la CCI, y que el núcleo canadiense, al día de hoy y en tanto que CI-Klasbatalo, no haya podido desarrollar relaciones mas estrechas y fraternales con el GIO, el grupo canadiense de la TCI, no es responsabilidad nuestra, y siempre lo hemos lamentado y combatido. Remitimos al lector a la sección ’Archivos’ de nuestro sitio para nuestras historias y combates a lo largo de los años 2000. Y, de manera mas inmediata, a la correspondencia publicada en este número con un camarada de Canadá que nos pregunta sobre nuestras relaciones con la TCI y su grupo en este país. Como se deduce de la lectura de los documentos adoptados en nuestra conferencia, el GIIC pretende desarrollar al máximo sus relaciones fraternales con la TCI en general, y por tanto también con el GIO.

[2Y de los cuales el otro componente importante de la Izquierda comunista, la Corriente Comunista Internacional, se ha convertido en uno de sus principales vectores, sino el principal, tras el inicio de su proceso de degeneración oportunista, dominante en esta organización, desde 2001.