(Junio 2022) |
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Contra la guerra imperialista, por la guerra de clases
(Llamamiento internacionalista de la Tendencia Comunista Internacionalista)
Nos sumamos al llamamiento de los camaradas de la Tendencia Comunista Internacionalista para que los revolucionarios fieles al internacionalismo proletario formen comités “Ninguna Guerra Salvo la Guerra de clases” [No War But the Class War]. No nos sumamos a esta iniciativa en nombre de algún principio internacionalista abstracto que sea válido en todo momento y en todas las ocasiones. Pero porque este llamamiento, del que compartimos cada punto, casi cada frase, pretende ser una primera respuesta a la amenaza de “una guerra más generalizada de una manera no vista desde 1945”. Si hasta entonces algunos podían dudar de que el capitalismo en crisis sólo podía ofrecer a la humanidad, ineludiblemente, la alternativa de la revolución proletaria mundial o la guerra imperialista generalizada, la guerra de Ucrania ha hecho que esta perspectiva se vuelva concreta y actual.
Como dice la TCI, este llamamiento a formar comités “‘Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases” es una iniciativa internacional pero no la Internacional”. Las condiciones para ella están lejos de cumplirse hoy en día. Del mismo modo, cualquier conferencia internacionalista de tipo Zimmerwald durante la Primera Guerra Mundial sería en gran medida prematura a causa del estado, no tanto de la situación histórica en sí, sino de las fuerzas internacionalistas, en particular por su dispersión y división – aunque sólo sea porque una parte de ellas rechaza toda perspectiva de Tercera Guerra Mundial, haciendo así del internacionalismo proletario un principio abstracto en sí que sólo puede conducir, en el mejor de los casos, al pacifismo que el llamamiento de la TCI rechaza con razón.
Por el momento, y dada la limitada realidad de las luchas proletarias y el estado del campo revolucionario, se trata de permitir que “las minorías revolucionarias dispersas de hoy combinen sus fuerzas y lleven el mensaje de nuestra necesidad de luchar a la clase obrera, más ampliamente”. El objetivo es más modesto pero se corresponde perfectamente con la situación actual y sus posibilidades. Dentro de nuestras posibilidades, lo hacemos nuestro.
Ninguna guerra salvo la guerra de clases - un llamado a la acción
- La invasión rusa de Ucrania no es un acto aislado. Es el comienzo de un nuevo período de competencia imperialista que amenaza con una guerra más generalizada de una manera no vista desde 1945.
- Ningún país hoy está fuera del sistema capitalista. La intensificación de la rivalidad imperialista es un producto de la actual crisis económica, aún no resuelta del capitalismo, que ya viene corriendo por décadas. En ese tiempo el capitalismo se ha visto obligado a recurrir a muchos recursos para gestionar una crisis económica provocada por la caída de la tasa de ganancia. Lo que esto le ha traído a la clase obrera mundial es una explotación más intensa, una mayor precariedad de los trabajos y una continua disminución de la parte de la riqueza que los trabajadores mismos producen. Este sistema no solo conduce a la guerra, sino que su insaciable búsqueda de ganancias conduce a la destrucción del planeta.
- Pero la globalización, la financiarización y el llamado neoliberalismo, todas respuestas a la caída de la tasa de ganancia, terminaron en el dramático estallido de la burbuja especulativa mundial en 2008. Solo han deferido las peores consecuencias de la crisis, no la han resuelto. Las contradicciones del sistema van en aumento y ningún estado es inmune a ellas.
- Una de las contradicciones más flagrantes es que Occidente transfirió sus inversiones a las economías de bajos salarios en los años 1980. El mayor beneficiario fue China, que construyó su economía a través de la masiva explotación de su fuerza laboral de bajos salarios para suministrar mercancías baratas, y, de esa manera, aliviar la presión sobre los ingresos menguantes de los trabajadores occidentales. Sin embargo, este arreglo cómodo para el capitalismo mundial comenzó a desmoronarse tan pronto como el auge económico de China comenzó a competir con EEUU en todo el planeta. Un matrimonio de conveniencia económica se vino abajo y se hizo más transparente tras el estallido de la burbuja especulativa en 2008, intensificando así las contradicciones ya existentes en el sistema.
- El estallido de esa burbuja habría llevado a una crisis capitalista global de magnitud no vista desde 1929 si los estados no hubieran intervenido para absorber las deudas del sistema financiero. Pero ni la expansión cuantitativa (la compra de bonos de tesoreria Estatales por parte de los Bancos Centrales) ni intensificar la explotación a niveles inhumanos han resuelto la crisis general. Lo que requiere el capitalismo es una devaluación masiva del capital que va más allá de cancelar los activos existentes, y pare esto se necesita una guerra generalizada. Esta tendencia hacia una guerra generalizada ha estado cobrando impulso durante algún tiempo. Con cada vez menos opciones abiertas para los líderes del mundo, hay cada vez menos espacio para el compromiso sobre lo que son los “intereses nacionales”. Cuanto más desesperados se vuelven, más probable es que usen armas de destrucción masiva que amenazan el futuro de la humanidad (incluso en un tiempo más corto que la amenaza real que representa el cambio climático). De hecho, la amenaza de una guerra mundial está conectada con la catástrofe climática que se esta desarrollando actualmente como resultado de la disminución acelerante de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente por parte de un sistema cada vez más disfuncional.
- La única fuerza capaz de prevenir esta catástrofe, y la guerra en general, es la clase obrera mundial, cuya fuerza colectiva puede primero paralizar el esfuerzo bélico y luego derrocar el orden capitalista. Los trabajadores asalariados de todo el mundo comparten una posición material común como los creadores de la riqueza mundial que cae en manos de sus explotadores. Como tales, no tienen ni patria ni intereses nacionales que defender. Solo ellos están en la posición de crear una nueva sociedad sin clases en la que no haya estados, donde la producción sea cooperativa y esté diseñada para satisfacer las necesidades de todos y no las ganancias de unos pocos. Por lo tanto existen las condiciones para una comunidad mundial de productores libremente asociados en que la gente dé lo que puede y tome sólo lo que necesita.
- Para lograr esto, la clase obrera necesita organizarse, o tal vez, reorganizarse. En la lucha diaria contra los recortes salariales, etc., los trabajadores se verán obligados a formar comités de huelga, elegidos y revocables por todos los trabajadores, para unir su lucha. Pero esto por sí solo no detendrá los ataques de los capitalistas. Las luchas separadas en un sector o lugar de trabajo son abordadas fácilmente por los patrones y sus cómplices, los sindicatos. Todos los comités de huelga deben unirse en un movimiento de clase más amplio que pueda comenzar el proceso de superar el estado existente.
- Es inevitable que en este proceso algunos trabajadores lleguen a reconocer el callejón sin salida de la existencia capitalista antes que otros. Es imperativo que los primeros se organicen políticamente a nivel internacional para ofrecer un camino claro a seguir al resto de la clase. Esto no ocurrirá de inmediato, especialmente después de décadas de declive de las luchas obreras frente a la embestida capitalista. Sin embargo, la situación actual en Ucrania es una advertencia de lo que los gobiernos tienen reservado para los trabajadores en todas partes y debemos responder, no solo a la explotación diaria, sino también a los planes políticos de “nuestros” líderes.
- En la situación actual de desastre humanitario, no nos hacemos ilusiones de que pronto pueda surgir un movimiento de clase, incluso si la historia ha dado ahora un nuevo y desesperado giro. Necesitamos construir algo juntos que se oponga tanto a la explotación como a la guerra. Incluso si la crisis actual en Ucrania termina en algún acuerdo débil, esto sólo abrirá el camino para la próxima ronda del conflicto imperialista. La invasión de Ucrania ya ha arrojado aún más a Rusia a los brazos de China y ha unido a la OTAN y la UE en torno a Estados Unidos y sus objetivos.
- El capitalismo significa la guerra y es el capitalismo lo que hay que detener. Por lo tanto, proponemos establecer comités de “Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases” dondequiera que existamos e invitamos a participar a individuos y grupos que se oponen a todos los nacionalismos y reconocen que la única guerra que vale la pena luchar es la guerra de clases para acabar con el capitalismo y sus sangrientos conflictos imperialistas a participar en ellos. Esto permitirá que las minorías revolucionarias dispersas de hoy combinen sus fuerzas y lleven el mensaje de nuestra necesidad de luchar a la clase obrera, más ampliamente.
- “Ninguna Guerra Salvo la Guerra de Clases” es una iniciativa internacional pero no la Internacional. Eso solo ocurrirá cuando la guerra de clases se convierta en un movimiento capaz de derrocar el orden capitalista mundial. Sin embargo, sí ofrece una brújula política para los revolucionarios de diferentes orígenes que rechazan todas las políticas socialdemócratas, trotskistas y estalinistas de situarse al lado de un imperialismo u otro, porque, segun ellos, este representa un ’mal menor’ que se debe apoyar siempre, o respaldar el pacifismo que rechaza la necesidad de convertir la guerra imperialista en una guerra de clases, confundiendo y desarmando así a la clase obrera para que no asuma su propia lucha.
- Finalmente, debemos enfatizar que esto no es un llamado al pacifismo, que es básicamente sólo una súplica para volver a la “normalidad”. El problema es la ’normalidad’: es el propio sistema capitalista el que genera las fuerzas que conducen a la guerra. Estar en contra de la guerra sin exigir el fin del capitalismo es como esperar que el capital no produzca ganancias sin derrocar el sistema de explotación, cuando este último es la condición necesaria para la existencia del primero. Si estos puntos son un resumen amplio de su posición, nos gustaría que se comunicara con nosotros.
6 de abril de 2022