Revolución o Guerra n°26

(Enero 2024)

InicioVersión para imprimir de este documento Versión imprimir

¿Qué balance de diez años de existencia del GIIC?


En la fase imperialista del capitalismo, y desde un punto de vista general, sólo hay dos salidas: una capitalista: la guerra; y otra proletaria: la revolución. Sólo la insurrección obrera puede impedir el estallido de la guerra. Esta consideración fundamental, si no quiere quedarse en una declaración teatral de ornamentación política, debe convertirse en el criterio para el establecimiento de toda nuestra actividad política, por mínima que sea. »
(Bilan #2, 1933, Une victoire de la contre-révolution mondiale : les États Unis reconnaissent l’Union soviétique, subrayado en el original.)


El GIIC se constituyó en noviembre de 2013. Hace diez años. Se formó tras varios años de contactos y debates entre los Communistes internationalistes de Montréal-Klasbatalo (CIM) y la Fracción interna de la CCI (FICCI), luego Fracción internacional de la Izquierda comunista (FIGC), que sucedió a la primera en 2010. Tras un proceso de debate y clarificación política iniciado en 2007 [1], los dos núcleos decidieron disolverse y formar el Grupo Internacional de la Izquierda Comunista (GIIC).

El nuevo grupo compartía las fronteras de clase comunes a la CCI y a la TCI. Para dotarse de un marco mínimo de principios, adoptó el documento de “posiciones básicas” de la CCI de los años 70, es decir, sin la referencia a la teoría de la Descomposición. La historia particular de cada uno de los dos núcleos [2] no habría bastado, por sí sola, para fundar y justificar la formación del GIIC. La defensa de posiciones políticas específicas le dio un espacio y una “razón de ser” que autorizaba su existencia particular, como fracción del conjunto del campo proletario. Las Tesis sobre la situación histórica [3] adoptadas en la conferencia de constitución avanzaban dos orientaciones específicas para nuestro grupo en 2013:

- reafirmar la realidad y la perspectiva de la alternativa histórica de revolución o guerra – hasta convertirla en el nombre de nuestra revista – y, por tanto, reconocer la perspectiva de la guerra imperialista generalizada como elemento central y determinante de la situación histórica y de la lucha de clases;

- y la lucha por el partido en el seno del campo proletario, haciendo de la Tendencia Comunista Internacionalista el eje de esta lucha, como único polo de referencia y agrupación internacional.

Para poner en práctica y materializar estas dos orientaciones, el GIIC decidió “dotarse de una revista periódica internacional, Revolución o Guerra, - semestral en un primer momento – (...) para poder llevar a cabo su intervención general de forma regular con vistas a desarrollar una presencia política a la vez internacional y local cuando sea necesario y esté en condiciones de hacerlo” y de un sitio web. Además de estas dos orientaciones claramente definidas adoptadas en la Resolución de constitución, había una tercera de la que éramos conscientes pero cuyos términos exactos y contenido político no podíamos definir en su momento: “la plataforma requerirá un mayor desarrollo y argumentación en el futuro” y sobre la que volvemos a continuación.

Empujes hacia la guerra imperialista generalizada y la alternativa “revolución o guerra”

El GIIC se fundó, pues, sobre la convicción de que la alternativa histórica de revolución o guerra estaba en el centro de la situación histórica y, sobre todo, que era el principal factor que determinaba el curso de los acontecimientos, en particular los antagonismos imperialistas y de clase.

“2013: el plazo se aproxima y la alternativa histórica se adivina cada vez mas concreta y real para millares de seres humanos y para las clases sociales en presencia. Como el peso de la preparación de la guerra generalizada es soportado también por el proletariado, las luchas de resistencia de este contra los efectos de la crisis económica tienden simultáneamente a la oposición a la lógica guerrera. Por ello el curso de la lucha de clases pasa por enfrentamientos masivos entre ellas. Estos enfrentamientos también serán decisivos, porque a medida que la clase explotada y a la vez clase revolucionaria sea derrotada o no, la dinámica de la lucha de clases resultante de la nueva relación de fuerzas se orientará hacia un extremo u otro de la alternativa histórica. El proletariado, la clase del porvenir, detenta las claves del dilema histórico.” [4]

Las tesis proporcionaron al GIIC un “marco general de análisis de la situación histórica [que le permitió] desarrollar una intervención política unitaria y homogénea en la lucha de clases.” [5]

Desde entonces, la guerra en Ucrania ha verificado nuestra tesis sobre la realidad y la actualidad de la perspectiva de la guerra imperialista generalizada – de una Tercera Guerra Mundial – como uno de los dos términos de la alternativa histórica [6]. La convergencia, e incluso la relativa homogeneidad, o homogeneidad en devenir, sobre esta cuestión con la Tendencia comunista internacionalista – y otros grupos – permitió un acercamiento político y militante entre nuestras dos organizaciones, que se manifestó en el llamamiento a la creación de comités NWBCW [No a la guerra, salvo la guerra de clase] y en la polarización de las fuerzas comunistas las más dinámicas en torno a esta organización. De este modo, la confirmación de la validez de nuestra orientación general con respecto a la situación histórica, la agudeza creciente de la alternativa histórica, confirmaron también la validez de nuestra segunda orientación, la hacia el campo proletario y la TCI, y la de la lucha por el partido comunista de mañana. [7]

La posición política según la cual sólo el proletariado internacional puede frenar y luego oponerse a la dinámica hacia la guerra rechazando los sacrificios, empezando por los económicos, que el capital se ve obligado a imponerlo en nombre de la crisis y ahora de la guerra, o de su preparación, es un principio del marxismo, de la teoría revolucionaria del proletariado. El proletariado no lucha contra la idea de la guerra, sino contra la miseria y el aumento de sacrificios que ésta añade a los ya impuestos por la crisis económica del capital. Esta posición va acompañada de la posición, igualmente de principio, de que sólo la destrucción del capital y de los Estados capitalistas por el proletariado internacional mediante su dictadura de clase pondrá fin definitivamente a la guerra y a la miseria. Es sobre esta base y a partir de estos principios que hemos intentado asumir lo mejor posible una intervención de “vanguardia política” en el seno de las luchas proletarias que se han desarrollado en los últimos diez años. El hecho de que podamos intervenir física y directamente – desgraciadamente muy, demasiado, raramente – o de manera general e “internacional”, no cambia la necesidad imperiosa que tenemos de tomar posición e intervenir de manera “centralizada” en todas las luchas internacionales que se plantean y de definir orientaciones y consignas de acción en función de los tiempos y lugares de las luchas de nuestra clase. Remitimos a nuestros lectores a las diversas tomas de posición, volantes y balances de las luchas – en particular durante las movilizaciones de masas en Francia en 2016, 2018, 2020 y 2023 – y a los debates sobre la intervención revolucionaria que hemos tratado de estimular, en particular con la TCI en Revolución o Guerra (RG) #24 sobre las luchas en Gran Bretaña y Francia, o nuestra crítica a las intervenciones de orden consejistas de la CCI en RG #19.

Error sobre el devenir del imperialismo chino

Como se puede ver, el marco general y el conjunto de nuestras tesis han sido confirmados por la evolución histórica hasta nuestros días. Sin embargo, no todas nuestras tesis han sido verificadas. Una en particular ha sido refutada. “La ideología capitalista quiere manipularnos indicando que las auténticas líneas de fractura imperialista se desplazan hacia Asia y China, en oposición a los Estados Unidos y a los países occidentales. No hay nada de eso. Desde la segunda Guerra mundial, China ha jugado siempre – incluso cuando era considerada un país tercermundista – una potencia imperialista regional. Y su participación en la guerra mundial y posteriormente en todos los conflictos imperialistas que han continuado, nunca se ha aventurado más allá de Asia. Y lo mismo es aplicable a otra potencia como Rusia. Se puede afirmar hoy que ni una ni otra podrán postularse como candidatos para asumir el rol de cabeza del bloque; su oposición por ejemplo, contra la intervención norteamericana en Irak en 2003 les ha obligado a posicionarse del lado europeo, manifestando su incapacidad para tener una posición y una política autónoma alternativa, en aquel importante conflicto de los años 2000.”

Nuestro rechazo a cualquier posibilidad de que China se convirtiera en un rival directo de Estados Unidos se basaba tanto en la experiencia histórica como en la dinámica de polarización iniciada por la guerra de Irak de 2003. Tenemos que admitir aquí que nunca hemos vuelto sobre los posibles errores de método que pudieron llevarnos a esta afirmación, que ahora parece haber sido desmentida por los hechos. Sin duda, seguíamos atrapados en una subestimación del desarrollo económico de China. Es probable que siguiéramos prisioneros de una visión que descartaba toda posibilidad de emergencia de una nueva potencia económica e imperialista en el periodo histórico de decadencia capitalista. Este es un punto, al menos de método si no de comprensión teórica, al que no hemos podido volver. [8] Sin embargo, uno de nuestros camaradas había cuestionado indirectamente este aspecto de nuestras tesis a raíz de la intervención rusa en Siria. Informamos de ello en nuestro número 5, Sobre la evolución de las rivalidades imperialistas con la intervención rusa en Siria [9]. Basándose en las posiciones de la TCI en aquel momento, el camarada subrayaba la dinámica de la oposición imperialista de Rusia a las potencias occidentales, en primer lugar a los EE.UU., que se reflejaba en su intervención militar en Siria en apoyo de Assad. Al hacerlo, cuestionaba nuestra visión de la dinámica de polarización entre América y Europa que había tendido a afirmarse durante la guerra de Irak en 2003. Desgraciadamente, el camarada al que habíamos pedido que escribiera una contribución sobre este punto para la revista dimitió poco después. Por consiguiente, el debate que habría podido “obligarnos” a reflexionar más no tuvo lugar.

Sin embargo, este “error de predicción” no quedó ignorado, ni siquiera negado, por el curso de los acontecimientos imperialistas. La apertura decidida de una política de “containment” [contención] anti-china por parte de Estados Unidos, como la que la misma potencia impuso a Japón en los años 1930, nos convenció rápidamente de que la polarización entre Estados Unidos y China se volvía central y articularía las posiciones imperialistas de ambos bandos. La elección de Trump, luego las políticas aplicadas durante la pandemia de Covid, y finalmente las guerras en Ucrania – y hoy en Oriente Medio – han confirmado que la dinámica de polarización imperialista ha encontrado – al menos para el período actual, no seamos definitivos de nuevo – el eje alrededor del cual debe girar. Lejos de invalidar la dinámica de marcha hacia la guerra generalizada que planteaban nuestras tesis, la emergencia de China como potencial “cabeza de bloque imperialista” frente a la potencia estadounidense la confirmó haciéndola aún más actual, más rápida, más directa y más concreta. A diferencia de Alemania o de cualquier otro país europeo, ¿no se ha convertido China en el único país que puede pretender rivalizar rápidamente al nivel militar con los Estados Unidos y la OTAN, sobre todo si está aliada con Rusia? ¿O no es cierto que la oposición entre China y Estados Unidos proporciona de forma más “natural” los temas ideológicos para esa polarización y una eventual guerra total que una oposición entre las propias democracias occidentales? La defensa de la “democracia” contra las “dictaduras” encuentra más credibilidad en una polarización entre EEUU y China-Rusia que entre EEUU y Europa, con el fin de ganar el apoyo del proletariado en los centros históricos del capitalismo para la guerra. La guerra en Ucrania, y ahora la guerra entre Israel y los palestinos, han confirmado la dinámica de polarización en torno a un “eje anti-occidental” en el que China y Rusia son los factores más activos. Lejos de cuestionar la alternativa histórica de revolución o guerra, la afirmación imperialista de China como principal rival de Estados Unidos ha confirmado aún más su validez y acelerado su proceso.

Nuestra intervención en la lucha de clases

Para defender eficazmente y concretamente estas orientaciones en la lucha histórica entre las clases, es decir, tanto en las luchas proletarias inmediatas como en el campo proletario, se han publicado regularmente veinticinco números de nuestra revista en inglés y francés y, de forma reducida, en español y, recientemente, en italiano. Nuestra revista “semestral” se publica tres veces al año desde el número 12. Tenemos la pretensión de creer que se ha convertido en una referencia, entre otras por supuesto, a nivel internacional para el conjunto del campo proletario y para las energías revolucionarias que están emergiendo. Hemos organizado nuestro sitio web en torno a ella y a su periodicidad. En otras palabras, hemos rechazado la tentación de convertir el sitio en un “blog” que publicaría nuestros artículos y posiciones a medida que se produjeran acontecimientos inmediatos, sin ninguna jerarquía ni prioridad política. En efecto, si bien las vanguardias políticas del proletariado tienen el deber de “seguir” la actualidad y responder a los retos y obstáculos a los que se enfrenta el proletariado en su conjunto, también deben guardarse de dejarse arrastrar por los terrenos y los plazos – el tempo-timing – que la burguesía, en particular sus medios de comunicación, trata de imponer. En este sentido, es esencial garantizar que cada órgano de prensa comunista tenga su propio ritmo y frecuencia. Nuestra prensa – por limitada que sea – debe dictar tanto nuestras actividades centralizadas, internas y externas, a nivel internacional para su propia realización como las prioridades de nuestras intervención, propaganda y toma de posiciones. Se trata de una selección política y “organizativa” que nos permite protegernos lo mejor posible del peligro del inmediatismo, aunque por supuesto no haya ninguna garantía absoluta. Y de intervenir lo mejor posible -aunque siempre podamos cometer errores políticos de análisis – y “acelerar” cuando se produce un acontecimiento internacional o territorial que exige que los comunistas tomen posición inmediatamente por medio de un volante o un “comunicado”. En el espacio de una década, hemos publicado más de sesenta de ellos, principalmente durante luchas y huelgas obreras o guerras imperialistas. [10]

Una plataforma política para los años 2020

Por último, la adopción final de una plataforma “desarrollada” en 2021 respondió al último objetivo que nos habíamos fijado: superar los falsos debates, a menudo de carácter sectario, que oponen a las principales corrientes de la Izquierda comunista, por un lado [11] ; y por otro lado plantear e impulsar las cuestiones, problemas y retos a los que se verá enfrentado el proletariado internacional y que se expresan y materializan en las posiciones y diferencias de los grupos comunistas existentes [12]. La actualización de la plataforma de la TCI en 2020 nos brindó la oportunidad de celebrar un debate interno sobre ella y de publicar una toma de posición en esta revista. Al mismo tiempo, re-discutimos la plataforma de la CCI de 1976 a partir de las debilidades y carencias que el GIIC había señalado en el momento de su constitución, en particular el punto y las fórmulas sobre el partido que marcaban una innegable “vacilación” de carácter consejista. La discusión de las dos plataformas [13] nos permitió poner de relieve el enfoque “económico-consejista” de la segunda, volviéndola una herramienta programática perteneciente al pasado, a los años posteriores al 68 y que respondía al peso que representaba el estalinismo en aquella época. Si rechazamos la plataforma de la CCI, que consideramos total y definitivamente inadecuada para el periodo histórico, nos reconocemos en el marco programático de la plataforma de la TCI. En nuestra opinión, sus deficiencias no son de carácter programático, sino formal, por así decirlo. Su presentación nos parece menos coherente y sistemática que la de la CCI, y la exposición de las fronteras de clase se resiente por ello. Pero su planteamiento teórico está marcado por los documentos programáticos de la Izquierda comunista de Italia. De hecho, parece haber sido el resultado de un compromiso entre Il Partito-Battaglia comunista y la CWO cuando se formó el BIPR en 1983. Es lamentable que la agrupación no se basara en la plataforma de 1952 de la primera. De hecho, esta última se articula y funda su coherencia en la cuestión del partido.

Es precisamente este planteamiento el que ha impulsado y dictado el desarrollo de nuestra propia plataforma. En este sentido, consideramos que, aunque está en contradicción e incluso en oposición a la de la CCI, se sitúa en el mismo marco programático que la de la TCI. Simplemente “va más allá” y es más precisa en términos de principios, teoría y política. Creemos que nuestra plataforma supera las plataformas concebidas en los años setenta y ochenta. Al volver a situar la cuestión del partido en su centro, como factor de coherencia de todas las posiciones de clase, responde a los dramáticos retos históricos de los años 2020 y a la confrontación masiva entre clases que está comenzando.

Al leer lo anterior, el lector comprenderá que hacemos un balance positivo de los diez años de actividad del GIIC. Pero al hacerlo, nuestras responsabilidades se multiplican. ¿Estaremos a la altura? Paradójicamente, la verificación de las orientaciones políticas generales que nos eran propias en 2013 y la atracción política que nuestro grupo puede ejercer, de hecho ejerce, sobre nuevas fuerzas militantes revolucionarias, a veces incluso sobre otras más antiguas, nos plantean nuevos desafíos. Lo mismo ocurre con las otras fuerzas comunistas más dinámicas, principalmente la TCI. Lo proprio de la actividad comunista es que cada “éxito”, por relativo que sea, plantea nuevas cuestiones y nuevas responsabilidades. Ahora bien, la verificación de las orientaciones anteriores y la justeza – siempre más o menos relativa – de las posiciones políticas no garantizan en modo alguno la verificación de las orientaciones de hoy ni la justeza de las posiciones políticas por venir.

Intervenir en las luchas proletarias asumiendo lo mejor posible su dirección política y luchar lo más eficazmente posible en el seno del campo proletario por el partido comunista mundial de mañana son dos responsabilidades que el propio proletariado ha confiado a las minorías políticas que ha producido. Ante el agravamiento de la situación, la marcha hacia la guerra que el capital trata de imponer, esas son más actuales que nunca. Y ello por el futuro mismo de la humanidad.

GIIC, Noviembre 2023

Inicio


Notas:

[1. “En efecto, desde hace ahora seis meses estamos comprometidos en un proceso de reagrupamiento, con vistas a constituir un grupo internacional e internacionalista basado en las posiciones y en la experiencia de la Izquierda Comunista internacional. Este proceso es necesariamente prolongado si queremos asentar y asegurar tanto como se pueda la solidez y la claridad política de esta nueva organización, en tanto que los dos núcleos tienen historias y experiencias políticas un poco diferentes. La apertura de este proceso fue anunciado en el Boletín Comunista Internacional nº 10 (febrero de 2013), a continuación de la conferencia de los camaradas de la fracción. El lector puede recorrer los sumarios de los diferentes números, así como los del Boletín de la Fracción Interna de la CCI (http://www.fractioncommuniste.org ) y el blog de CI-K (http://klasbatalo.blogspot.fr/), para tener una idea del desarrollo de los contactos, de las discusiones y los debates, de nuestros pasados desacuerdos y las convergencias, colaboraciones e intervenciones comunes desde 2007 (ver el Boletín 41 de la FICCI, 2007).” (Editorial del Boletín comunista internacional #11, octubre 2013, http://fractioncommuniste.org/esp/bci11/bci11_1.php). Los camaradas interesados pueden consultar los sumarios de los 49 boletines de la FICCI a partir del número 41 y el Boletín Comunista Internacional de la Fracción Internacional de la Izquierda comunista (once números en total): http://fractioncommuniste.org/index_esp.php?SEC=s00.

[2. Los miembros de los dos núcleos habían sido expulsados de sus organizaciones “originales” y se enfrentaban a la hostilidad abierta de la CCI y el GIO, que les prohibían cualquier compromiso comunista en sus filas.

[3. Tesis sobre la situación histórica, julio 2013, Revolución o guerra #1, http://www.igcl.org/Tesis-sobre-la-situacion-historica.

[4. Tesis sobre la situación histórica, op.cit.

[5. idem.

[6. Desde entonces, la explosión de la guerra en Oriente Próximo – que, en el momento de escribir estas líneas, sigue limitada a Israel, Gaza y Cisjordania – ha confirmado en gran medida esta afirmación.

[7. Ver nuestro artículo en este número: Nuestra política hacia el campo proletario y la Tendencia comunista internacionalista (TCI).

[8. Cualquier lector y/o camarada, o incluso cualquier organización, que desee darnos su punto de vista crítico es bienvenido.

[9. Este texto de debate no había sido traducido al español. Aquí vienen los lazos internet con su versión francesa (http://www.igcl.org/Sur-l-evolution-des-rivalites) e inglés (http://www.igcl.org/On-the-Development-of-the).

[10. Ver la rubrica « volantes y comunicados anteriores » sobre nuestro sitio web igcl.org

[11. Por ejemplo, la crítica que siempre ha expresado la CCI, y también en parte la corriente Bordiguista, sobre el error cometido al formar el Partito comunista internazionalista en 1945, a pesar de que todos los grupos reclamándose de la Izquierda comunista de Italia de la época, incluido el antecesor de la CCI, la Gauche communiste de France, estaban a favor de formar el partido.

[12. En particular, la cuestión de la conciencia de clase y del partido como órgano de dirección política del proletariado, la dinámica de la lucha de clases en la actualidad, la intervención de los revolucionarios, la relación entre las dimensiones económica y política de las luchas obreras, etc.