(Enero 2024) |
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Nuestra política hacia el campo proletario y la Tendencia Comunista Internacionalista
La intervención [del GIIC] tiene como objetivo participar en la lucha por el reagrupamiento de las fuerzas comunistas con vistas a la construcción del partido mundial del proletariado. Esta lucha por el partido comunista exige hoy tanto impulsar el reagrupamiento y la polarización en torno a la Tendencia Comunista Internacionalista como luchar contra las manifestaciones de oportunismo y sectarismo en el seno del campo proletario; especialmente contra las tendencias ‘anti-partido’ y apolíticas. »
(Resolución sobre la fundación del Grupo Internacional de la Izquierda Comunista, 2013, Revolución o Guerra #1)
Desde la constitución de nuestro grupo en 2013, muchos se preguntan por nuestra política hacia la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI). ¿Por qué llamamos a un reagrupamiento en torno a ella sin unirnos a ella? Muy a menudo, detrás de la pregunta, también hay interrogaciones sobre nuestro planteamiento: o bien se entendería como de orden democratista o como una renuncia al desarrollo numérico de nuestro grupo; o bien sería simplemente una maniobra táctica subterránea para congraciarse con la TCI. Otro factor potencial de confusión y malentendidos son los recientes ataques de la CCI a la TCI y a nosotros mismos. Entre ellos, se tomó la libertad de publicar breves correos electrónicos que intercambió con la TCI en 2019-2020 sobre el grupo español Nuevo Curso. Estos mailes fueron publicados sin el consentimiento de la TCI, lo que dice mucho de las prácticas y objetivos de la actual CCI. Sobre todo porque el corresponsal de la TCI afirmaba que “esta es mi opinión personal, pero la defenderé en nuestros debates.” [1] Estos mailes reproducían consideraciones psicológicas sobre nuestro grupo y sus intenciones. En la medida en que ya son públicos, podemos recordar aquí los que nos interesan para nuestros lectores poco familiarizados con las vicisitudes del campo proletario: “El GIIC dejó de halagar’ a la TCI hace tiempo. Lo ha sustituido por el chantaje a la TCI para que ‘asuma sus responsabilidades’. [2]
Antes de volver sobre nuestra orientación política, conviene tranquilizar a todos aquellos que pudieran estar preocupados por un posible deterioro de nuestra relación de confianza con la TCI – ¿no era ese el objetivo de la CCI? En primer lugar, hay que señalar que teníamos conocimiento de estos mailes, que también nos fueron enviados en su momento. Escribimos una carta a la TCI, y juntos pudimos aclarar la necesidad de distinguir entre diferencias políticas y consideraciones subjetivas sobre las supuestas intenciones de cada uno. Respondimos públicamente, pero de forma indirecta, en Revolución o Guerra (RG) #16 de septiembre de 2020 en un artículo titulado En contra de los chismes en las redes sociales y a favor de los debates políticos públicos [3] :
“Estas prácticas y el uso de criterios psicológicos y personalizados en las relaciones políticas entre los grupos comunistas ofrecen un terreno privilegiado para las fuerzas oportunistas y liquidadoras como la CCI de la Descomposición y el Parasitismo. Que éste se precipite en la brecha abierta por consideraciones de naturaleza psicológica, no política, el fundamento mismo de su teoría del parasitismo, no debe sorprender a nadie: lo había anunciado en su último congreso internacional y habíamos advertido a todo el campo (cf. RG #12). Es necesario reconocerle esta ’cualidad’: la CCI de la liquidación es consecuente. Persigue con constancia su objetivo de destrucción del campo proletario. Por eso es necesario llamar a las fuerzas pro-partido del campo, organizaciones, grupos e individuos simpatizantes o militantes, a rechazar este terreno de redes [sociales] y planteamientos de carácter personal y psicológico para juzgar las posiciones e intenciones políticas reales de los otros grupos comunistas.
Que se nos lea y juzgue por lo que escribimos. No, no reproducimos los textos de Nuevo Curso o de la TCI, u otros, por táctica oportunista, para engatusar, halagar o ganar su simpatía. No, no seguimos defendiendo el hecho de que la TCI sigue siendo la única fuerza material en situación de ejercer el papel histórico e internacional de polo de reagrupamiento para chantajearla (increíble, ¿no?).
Sí, seguiremos debatiendo y tratando de confrontar las diferentes posiciones como tratamos de hacerlo en nuestros proprios rangos. Con o sin las otras fuerzas comunistas. Es una necesidad para nosotros. Pero también lo es para las otras fuerzas comunistas, independientemente de lo que piensen, e incluso si debe perturbar la rutina diaria y la comodidad de las certezas absolutas. Los debates y enfrentamientos políticos son la sangre que debe regar los cuerpos políticos comunistas. De lo contrario, hay riesgo de trombosis. En última instancia, es una cuestión de vida o muerte.”
Una vez aclarado este punto, que debería tranquilizar a los lectores, simpatizantes y militantes, y desde luego a nuestros amigos de la propia CCI, sobre el estado de nuestras relaciones con la TCI, volvamos a nuestra política de reagrupamiento.
¿Cómo se formaron los partidos proletarios del pasado?
La historia del movimiento obrero nos enseña que los partidos políticos del proletariado no se forman a partir de una única corriente u organización que crece gradualmente hasta convertirse en el partido. Nos enseña que se forman por la agrupación de varias corrientes y grupos en torno a un polo particular que desempeña el papel de factor activo, central y determinante en este proceso y lucha políticos. No es un proceso que pretenda ser “democrático”, “federador” o “igualitario” entre corrientes políticas. Se trata de un proceso y una lucha que expresan a la vez la heterogeneidad de la conciencia de clase en el seno del propio proletariado, y de la que son expresión las diversas corrientes, círculos, grupos, organizaciones y partidos políticos proletarios; y de la dinámica de homogeneización de esta conciencia a medida que el proletariado se une en la lucha contra el capital, y de la que son factores y vectores principales las corrientes, grupos y partidos políticos comunistas. La 1° Internacional se formó en torno al polo representado por Marx y Engels; la segunda, en torno a la socialdemocracia alemana; y la tercera, en torno al partido bolchevique.
Lo mismo ocurre con los partidos nacionales. Si tomamos el ejemplo de la formación de los partidos comunistas, el Partido Comunista Ruso se fundó oficialmente en 1918 en torno a la fracción bolchevique e integró otras corrientes, en particular la de Trostky. El partido alemán se formó en torno a la Liga Espartaco de Rosa Luxemburgo y Karl Liebneckt e integró otras corrientes como la Izquierda de Bremen y otras. El partido italiano se formó en torno a la Fracción Abstencionista, en torno a la figura de Bordiga, e incluía diversas corrientes como los ordinivistas de Gramsci. Vemos que este fenómeno se repite en prácticamente todos los procesos que conducen a la formación de partidos comunistas adhiriendo a la Internacional entre 1919 y 1921. Como vemos en el caso alemán, pero también en el francés y en otros, no siempre es la corriente más a la izquierda, la más clara, la que constituye el eje en torno al cual se constituye el partido. Sin hacer de esto un esquema absoluto, es muy probable que la constitución del partido mundial del proletariado de mañana siga el mismo camino. Nada en la situación actual de las fuerzas revolucionarias indica que pueda ser de otro modo, contrariamente a la posición clásica del “bordiguismo”, que cree ser ya el partido de mañana y se niega a prever cualquier participación de otras corrientes en su formación.
El campo proletario después 1968
En los años setenta, el Partido Comunista Internacional “bordiguista” y la Corriente Comunista Internacional representaban los dos polos principales de reagrupamiento internacional. Esto se debía tanto a sus posiciones programáticas y políticas como a su creciente presencia internacional, su dinamismo militante y su reivindicación de las fracciones de la Izquierda comunista surgidas de la Internacional Comunista. El hecho de que estas dos organizaciones crecieran en número de militantes y secciones territoriales en varios continentes fue una manifestación de la atracción política e histórica que estas dos corrientes ejercían sobre las fuerzas revolucionarias emergentes. La regularidad y seriedad de la revista Programa Comunista-Programme communiste del PCI sirvió de referencia y herramienta de formación para muchos militantes, incluso de otras corrientes. Lo mismo ocurría, quizá en menor medida, con la Revista Internacional de la CCI. El Partito Comunista Internazionalista, que publicaba Battaglia comunista y Prometeo, era entonces prácticamente desconocido fuera de Italia. No fue hasta que se celebraron las conferencias de la Izquierda Comunista a finales de la década de 1970, y después cuando se unió a la Communist Workers Organization (CWO) para formar el Buró Internacional para el Partido Revolucionario (BIPR) en 1983, cuando la corriente “damenista”, llamada así por su miembro más conocido, Onorato Damen, se convirtió en un verdadero polo de reagrupamiento internacional.
La explosión del PCI “bordiguista” durante su crisis interna de 1982 en múltiples grupúsculos, cada uno de los cuales pretendiendo ser el partido, y la inadaptación de sus posiciones programáticas – apoyo a las luchas de liberación nacional, reconquista de los sindicatos y, sobre todo, el partido como sustituto de la clase (por decirlo aquí de manera sencilla) – a la época, hacen que esta corriente sea todavía hoy incapaz, probablemente para siempre, de desempeñar ningún tipo de papel como punto de referencia y reagrupamiento internacional. [4] Hasta finales de los años 80 y principios de los 90, la CCI seguía siendo el principal polo del campo proletario, con la adhesión de decenas de militantes y la creación de nuevas secciones en México y Suiza. Sin embargo, con la adopción de la teoría de la descomposición y el parasitismo y sus crisis internas de 1995 y 2001, la organización se embarcó en una dinámica sectaria destinada, en nombre de la lucha contra el parasitismo, a destruir a los demás componentes del campo proletario, especialmente a los considerados “rivales”. Se llegó incluso a adoptar una resolución en su 16º Congreso, en 2005, ¡llamando a la destrucción del BIPR! [5]
Situación del campo proletario en 2013
Cuando se constituyo el GIIC, nos vimos obligados a constatar que sólo el BIPR, que más tarde se convirtió en la TCI, seguía siendo capaz de ejercer eficazmente este papel de referencia y reagrupamiento internacional. ¿Qué nos permite definir que una corriente o una organización puede ser, y debe asumir ser, un polo? Los criterios no pueden reducirse únicamente a la extensión y la influencia internacionales, ni siquiera al número de miembros. Por supuesto, la capacidad militante internacional es sin duda un factor, no siempre vinculado al número de miembros, pero esa es otra cuestión. El número de afiliados es sobre todo el resultado de otros factores que permiten este desarrollo militante y numérico; en particular, la claridad y la coherencia de las posiciones programáticas y políticas, así como las orientaciones generales; y el vínculo con organizaciones anteriores, que favorece la claridad y la coherencia políticas y establece la “autoridad política” del grupo u organización.
Para nosotros, el resultado era que “hasta la fecha, sólo la TCI podía, y todavía puede, constituir este punto de referencia histórico, político y organizativo en torno al cual el resto del campo, del partido en devenir, puede y debe reunirse. (...) Este papel, este lugar, le es otorgado por la historia tanto por el vínculo orgánico directo – aunque ahora tenue – con el Partido Comunista de Italia desde su fundación como por el mero estado de las otras corrientes de la Izquierda Comunista. Por nuestra parte, no tenemos ni este vínculo orgánico, ni el corpus programático, ni la legitimidad y autoridad políticas, mucho menos la organización material – de la cual el número de miembros es sólo un aspecto – para poder reivindicar tal papel. Reclamarlo hoy sería un error político que sólo podría dividir aún más este campo, dificultar su reagrupación y unidad en proceso, y desorientar a las nuevas generaciones y grupos.” [6]
Fue sobre la base de este planteamiento y comprensión del campo proletario y del proceso político que conduce a la formación del partido que, a partir de 2013, desarrollamos nuestra orientación hacia el campo proletario. El hecho de que la TCI no tuviera la misma concepción que nosotros del proceso y la lucha por el reagrupamiento y la formación del partido, y que rechazara nuestra comprensión de su papel particular como polo de reagrupamiento, hizo que no siempre asumiera como deseábamos la tarea que la historia le encomienda. Por ello, en varias ocasiones hemos puesto de relieve, e incluso criticado, lo que nos parecían carencias, o incluso errores, por su parte. No podemos volver sobre la validez o no de nuestras críticas de entonces. En la medida en que fueran válidas, no desvirtuaban en aquel momento el lugar histórico que ocupaba esta organización, cualquiera que fuera la comprensión de sus miembros en aquel momento. [7]
La guerra en Ucrania y la… polarización del campo proletario
La guerra en Ucrania, primer paso significativo del capital hacia la guerra imperialista generalizada, no sólo ha provocado y acelerado la dinámica de polarización imperialista, sino también... la dinámica de polarización en curso en el seno del campo proletario entre las fuerzas pro-partido que reconocen todas la realidad y la actualidad de la alternativa histórica revolución proletaria internacional o guerra imperialista generalizada y las fuerzas anti-partido que tienden a ignorarla, o incluso a rechazar todo empuje hacia la guerra y toda dinámica de bipolarización imperialista. La CCI es la expresión más caricaturesca de ello. En este momento crucial, la TCI supo estar a la altura de su tarea de polo de reagrupamiento reconociendo claramente que la dinámica hacia la guerra generalizada se estaba convirtiendo en un factor central de la situación y centrando sus orientaciones en esta cuestión; por ejemplo, llamando a la constitución de comités No War But the Class War [No a la Guerra, sí a la Guerra de Clase] a nivel internacional.
Aún es demasiado pronto para hacer un balance del llamamiento de la TCI a estos comités, especialmente porque se inscribe para el periodo que viene. Sin embargo, el hecho es que la autoridad política de la TCI y su existencia como organización internacional explican en gran medida el eco internacional a su llamamiento. No podría haber tenido la misma envergadura ni el mismo éxito si un grupo como el nuestro, u otros, lo hubieran hecho solos. Esto reforzó nuestra convicción política del lugar central que ocupa hoy la TCI en el campo proletario.
Divergencia con la TCI sobre la concepción del reagrupamiento
Pero, ¿qué entendemos por reagrupamiento? Para nosotros, ya en 2013 y todavía hoy, “hablar de un proceso de reagrupamiento en torno al polo histórico e internacional que representa la TCI no significa que este proceso deba reducirse a la pura y simple adhesión a la TCI. Si es así, ¡mucho mejor! Pero esto no siempre es posible, ni siquiera deseable en sí mismo, sobre todo cuando una serie de diferencias políticas siguen sin aclararse, o como mínimo sin ‘identificarse’. Desde el punto de vista comunista, un proceso de reagrupamiento tiene varias dimensiones de las que las adhesiones y el reagrupamiento organizativo no son más que una expresión entre otras; y muy a menudo no son más que la finalidad, la última etapa, el resultado, de las otras dimensiones. Entre éstas, está la fundamental, sobre todo hoy, de llevar a cabo debates internacionales sobre las posiciones de este polo y tratar de fortalecerlo apoyándolo lo más posible, tanto en su fortalecimiento político y organizativo como en su intervención internacional en la clase obrera y en el seno del medio o campo revolucionario.” [8]
Merece la pena mencionar aquí las dos principales diferencias que tenemos con la TCI, que pueden parecer incompatibles con, o al menos dificultar, nuestro reagrupamiento formal en la misma hoy en día [9]: nuestros métodos de análisis de la lucha de clases y la consiguiente intervención de los revolucionarios, aunque tiendan a converger como resultado de la situación histórica [10]; y la concepción del proceso de formación de los grupos comunistas, en última instancia el partido.
Para la TCI, “la formación de la nueva Internacional coincide con el desarrollo de fuerzas políticas reales que surgen, se coordinan y maduran en el seno de la lucha teórica y política en diferentes países.” [11] Por ello, cree que “el BIPR [la TCI] no tiene intención de acelerar artificialmente los ritmos de la fusión internacional de las fuerzas revolucionarias, ciñéndose a los ritmos ’naturales’ del crecimiento político de las vanguardias políticas de los distintos países.” [12] Con ello, la realidad del funcionamiento e intervención de la TCI a nivel nacional y local deja cierta “libertad” o “autonomía” a los grupos territoriales “afiliados”, respetando así los ritmos naturales de crecimiento político en los distintos países, por utilizar su fórmula. El riesgo es que cada grupo afiliado haga lo que quiera en su rincón sin que el resto de la organización lo sepa y lo controle: “todo este asunto y nuestras discusiones con varios camaradas en Canadá han revelado que el GIO [el grupo canadiense de la TCI], durante la mayor parte de su historia (se afilió a nuestra tendencia en 2001), nunca ha sido una organización coordinada, sino un grupo de individuos cada uno con su propia concepción de nuestra plataforma.” [13] (traducimos y subrayamos)
Por nuestra parte, consideramos que la próxima Internacional, el partido mundial del proletariado, deberá constituirse inmediatamente como partido internacional centralizado, sin ninguna fase particular de desarrollo nacional o local – esto sólo puede y debe lograrse sobre la base de la dimensión internacional y centralizada. Por consiguiente, el GIIC ya funciona e interviene como grupo internacional centralizado, incluso en situaciones nacionales o locales. Al hacerlo, todas las partes del GIIC – por modesta que sea su realidad actual – se ven a sí mismas como expresiones del proletariado internacional, y no de experiencias locales o nacionales. Su ritmo natural debe estar – y esto es una lucha política contra el localismo y el inmediatismo – determinado por el programa y la organización internacional, ella en sí misma siendo una expresión histórica del proletariado internacional. Funcionan e intervienen como delegación del conjunto y bajo su dirección organizativa y política. Y sus militantes deben considerarse ante todo militantes con responsabilidades internacionales. No se integran a un grupo local o nacional, sino al GIIC como un todo. Esta centralización efectiva nos obliga ya a adoptar un verdadero método de partido en nuestras intervenciones y en nuestro funcionamiento interno.
Sin embargo, hay que tener en cuenta los argumentos y la visión de la TCI. No los rechazamos de plano. Si bien su concepción puede abrir la puerta a posiciones confusas, o incluso a concesiones al izquierdismo en determinadas ocasiones, también puede permitir que se respeten y maduren los procesos de clarificación política. A condición, sin embargo, de que se asumen las divergencias o diferencias organizando su confrontación interna y públicamente. En cuanto a nuestra visión centralizadora “de entrada”, si se malinterpreta o se “aplica dogmáticamente”, puede llevar a querer imponer la unidad política por decreto, o incluso por disciplina, sin permitir que los cuestionamientos se clarifiquen y se realice la maduración de las posiciones en las diferentes partes de la organización. Y así “crear” una unidad política superficial o artificial, una fachada, que se deshará, o incluso estallará, al menor soplo de la historia.
Para los que se interrogan, las condiciones de un reagrupamiento hoy significarían que la TCI podría aceptar militantes que intervengan sobre todas las cuestiones internacionales y nacionales y debatan – eventualmente critiquen – tal o cual intervención local o nacional. En particular... el análisis de las situaciones y las intervenciones en las luchas obreras. Por el momento, pretendemos considerarnos como una organización hermana – una especie de fracción o tendencia ya que compartimos el mismo corpus programático y las mismas fronteras de clase – de la TCI que, al mismo tiempo que apoya las posiciones comunes y desarrolla sus propias posiciones, no duda en debatir las diferencias políticas, intentando que sean lo más positivas posible para la TCI, para nosotros mismos y para el conjunto del campo.
Nuestra intervención práctica y la divergencia
Ante las incomprensiones y los desacuerdos que la TCI manifestaba sobre nuestra política, por un lado, y, por otro, ante las relaciones deletéreas y hostiles que el grupo afiliado a la TCI en Canadá por aquel entonces desarrollaba hacia nuestro grupo nada más constituirse [14], ya le habíamos precisado nuestras orientaciones frente a ella en una carta del 2014:
“En la medida en que consideramos que la TCI sigue siendo el ‘único polo de reagrupamiento internacional’, en la medida en que si el GIIC pretende agrupar en torno a sí mismo, sigue pensando que sería contraproducente (anti-reagrupamiento para utilizar su expresión) en este momento aspirar a ser otro polo internacional, haremos todo lo que nos parezca necesario tanto para agrupar en torno a la TCI, como polo, o eje si lo preferís, como para intentar convencerla de que asuma esta tarea a pesar suyo, por así decirlo. Consecuencias :
seguiremos apoyando a la TCI cuando desarrolle posiciones e intervenciones justas (por ejemplo, reimprimiendo sus artículos o volantes en nuestro sitio web, o incluso en difusiones, o apoyándola y ayudándola cuando quiera desarrollar una intervención como reuniones públicas en Francia o Canadá, o en cualquier otro país donde el GIIC pueda desarrollarse e intervenir);
desarrollaremos un poco más que antes (que las fracciones [15]) nuestras críticas fraternales – es decir, subrayando nuestros puntos de acuerdo fundamentales – sobre cuestiones teóricas, políticas e incluso ‘organizativas’, con las que no estamos de acuerdo, como empezamos a hacer en el número 2 de la revista con nuestra introducción al texto sobre el anarquismo relativo al artículo de la CWO;
por último, criticaremos firme y públicamente, a la luz de nuestras orientaciones generales y prioridades de intervención, las posiciones y ‘aventuras’ de tipo izquierdista que pueda desarrollar a veces la TCI (o algunas de sus partes), en particular el GIO…” (carta a la TCI del 14 de Octubre 2014)
Los lectores acostumbrados a leernos, o que echen un vistazo a los sumarios de los 25 números de la revista, podrán comprobar la constancia de este esfuerzo y de nuestra política desde nuestra constitución. Puede que no estén de acuerdo con ella. Puede que piensen que se ha aplicado mal en alguna ocasión. Pero no puede decirse que haya sido azarosa o sujeta a virajes maniobristas o de orden inmediatista, sino todo lo contrario, incluso cuando los hechos y los acontecimientos parecían contradecirnos.
¿Cómo hemos desarrollado esta orientación?
No dejamos de reproducir constantemente las posiciones de la TCI con las que estábamos de acuerdo, volantes, declaraciones y artículos, hasta el punto de optar por apoyar y respaldar una posición u otra en lugar de publicar “nuestro propio” artículo o volante cuando hubiéramos estado defendiendo básicamente la misma posición. Y hemos conseguido establecer una relación de confianza y apoyo mutuo, incluso concreto, sobre todo en Canadá y Francia. En cuanto a la segunda orientación, en varias ocasiones planteamos puntos para el debate y la clarificación sobre la base de diferencias de análisis o de otro tipo. Se celebraron varios debates en los que se expusieron las posiciones respectivas sobre la cuestión del partido, los “grupos intermedios”, la intervención de los revolucionarios, el período de transición, el método de análisis de la situación y el curso de la lucha de clases... [16]
Mucha gente piensa que estos debates no tienen sentido si no terminan inmediatamente con la adhesión a una de las dos tesis. Qué error. A modo de ejemplo, tomemos el debate sobre el método de análisis de la situación y del curso histórico, concepto y noción que la TCI rechaza y critica por idealista. Podemos remitirnos a Revolución o Guerra nº 11 y 21-22. Este debate se refiere tanto al método de análisis como a la cuestión del partido, su responsabilidad como vanguardia política del proletariado y, por tanto, también su intervención en las luchas proletarias. Al darnos a conocer mejor la crítica y los argumentos de la TCI, nos permitió precisar e incluso aclarar nuestro propio método y algunos puntos concretos sobre la cuestión – en particular, tener cuidado de no caer en ninguna forma de idealismo o dogmatismo sobre esta cuestión. También nos permitió clarificar que la guerra imperialista generalizada no era simplemente la suma de guerras imperialistas locales, que algunos textos de la TCI tendían a no distinguir. Desde entonces, esta cuestión se ha visto clarificada por la guerra de Ucrania y el paso hacia la guerra generalizada que expresa, hasta el punto de que las posiciones de nuestras dos organizaciones sobre la situación histórica actual, sobre la alternativa histórica que se presenta y sobre cómo se presenta, son muy cercanas, si no similares.
Por último, y afortunadamente, en los últimos años hemos tenido pocas oportunidades de criticar las posiciones que hicieran concesiones al izquierdismo. Sólo la postura adoptada y la intervención del recién creado grupo norteamericano – el IWG – durante las manifestaciones que siguieron al asesinato de G. Floyd nos causaron tal inquietud que adoptamos una postura crítica en RG#18., ¿Qué futuro para la revista 1919 de la TCI en Norteamérica?¿Publicación de la Izquierda Comunista o caballo de Troja del izquierdismo? [17] Desde entonces, esta revista ha dejado de presentar tales errores izquierdistas, como señalamos en RG#23 en nuestro artículo de saludo a Bilan et perspectives [la revista de la TCI en Francia]. [18]
Como se puede ver, no hay nada sorprendente en ello, ni nada que no anunciáramos de antemano sobre nuestra orientación y su declinación acorde con los momentos y las situaciones. Es más, nada ha venido a demostrar la inutilidad de la primera, ni la ineficacia histórica de la segunda. Y la situación abierta por la guerra en Ucrania, la marcha hacia la guerra a la que sólo el proletariado puede oponerse destruyendo el capital, no ha vuelto obsoletas nuestra concepción y nuestra orientación. Todo lo contrario. Por consiguiente, nadie debe asombrarse ni sorprenderse de nuestra política y de su aplicación tanto hacia la TCI como hacia el campo proletario en su conjunto – lo que no podemos abordar aquí. No hay maniobras tácticas, halagos, chantajes ni nada por el estilo en nuestra política hacia la TCI y, más ampliamente, hacia el campo proletario. Mientras la situación histórica y la del campo sigan estando fundamentalmente determinadas por el curso actual, y mientras la conformación del campo siga siendo la misma, no tenemos intención de cambiarla y seguiremos intentando aplicarla y desarrollarla lo mejor que podamos.
Notas:
[1] . Al leer este intercambio de mailes entre la CCI y la TCI (no traducido en español, nada más en francés:https://fr.internationalism.org/content/11176/gaizka-et-tci-aventurier-doit-il-etre-denonce-publiquement y en inglés: https://en.internationalism.org/content/17403/gaizka-should-adventurer-be-publicly-exposed), cualquier lector atento (y que quiera seguir todo esto muy de cerca, como historiador de los pormenores de la Izquierda comunista) notará cómo la CCI ejerce de hecho una presión constante y progresiva para que la TCI denuncie al GIIC...
[2] . (idem.)
[3] . RG #16, http://igcl.org/En-contra-de-los-chismes-en-las
[4] . El desarrollo relativo de Il partito comunista – The Communist Party [nombre de sus publicaciones], el llamado PCI “florentino”, en Estados Unidos en los últimos años no nos parece que haya alterado profundamente esta observación y esta tendencia. No podemos entrar aquí en detalles.
[5] . “Hace falta que la organización sea lo más clara y homogénea sobre el objetivo de nuestra política ante el BIPR: lo que importa es desacreditar al BIPR ... que desaparezca en el plano político. Si esta política conduce a su desaparición física, tanto mejor (…) hay que utilizar las dificultades del foro del BIPR para desacreditarlo. (…) si se dice que los grupos del medio político proletario tienen una actitud destructiva, hay que eliminarlos [les mettre hors d’état de nuire] políticamente.” Este documento nunca se hizo público, ¡y con razón! Fue entregado a la Fraction Internationale de la Gauche Communiste (ex-FICCI) que lo publicó en su Boletín Comunista Internacional nº 6 : http://fractioncommuniste.org/esp/bci06/bci06_4.php.
[6] . Revolución o Guerra #12, 2019, Se inicia la batalla por la reconfiguración del campo proletario, del ’partido en devenir’
[7] . Remitimos al lector interesado al editorial de nuestra revista 12 (véase la nota anterior) para una breve presentación de nuestra principal crítica en aquel momento.
[8] . No fue traducido en aquel entonces. Vead en francès e inglés RG #1, Correspondance sur le regroupement des révolutionnaires (http://www.igcl.org/Correspondance y https://igcl.org/Correspondence)
[9] . Como afirmamos en el artículo anterior sobre Los diez años del GIIC, la plataforma que hemos adoptado no está en contradicción con la de la TCI, a diferencia de la de la CCI. Creemos que la nuestra es más coherente y más precisa en la presentación y comprensión de las fronteras de clase, y que está mejor adaptada y responde mejor a las cuestiones históricas del actual periodo de los años 2020. En consecuencia, y según nosotros, las dos plataformas no serían en sí mismas un obstáculo para un reagrupamiento formal en las filas de la TCI si la situación lo exigiera y si las condiciones lo permitieran.
[10] . cf. por ejemplo en RG #24 el debate que abrimos con la TCI y Bilan et perspectives, ahora Groupe révolutionnaire internationaliste, sobre el análisis de las luchas obreras en Francia y Gran Bretaña y sobre la intervención de los comunistas. : https://igcl.org/El-volante-del-18-de-Enero-y-la y https://igcl.org/Sindicatos-y-asistencia-social.
[11] . TCI, Hacia la nueva Internacional, no traducido al español. Traducimos del francés y subrayamos. La visión no siempre fue clara en sus filas, hasta el punto de que la traducción francesa de este texto sostiene que “la nueva Internacional tampoco deberá seguir siendo una Federación de partidos durante mucho tiempo” [“la nouvelle Internationale ne devra pas non plus longtemps rester une Fédération de partis” ], como si tuviera que pasar por una etapa federativa. Las demás versiones en inglés e italiano rechazaban explícitamente esta visión: Vers la nouvelle Internationale, texto que se puede calificar como “programático” para la TCI (en inglés: https://www.leftcom.org/en/articles/2000-10-01/towards-the-new-international – en italiano https://www.leftcom.org/it/articles/2000-06-01/verso-la-nuova-internazionale).
[12] . Idem.
[13] . Declaración de la TCI sobre la disolución del GIO, su anterior grupo en Canadá, 2016, (https://www.leftcom.org/en/articles/2017-01-06/ict-statement-on-the-dissolution-of-the-gio-canada)
[14] . Además de desarrollar una abierta hostilidad hacia nosotros, algunos miembros del primer GIO desarrollaron prácticas y posiciones dudosas, a menudo confusas y a veces izquierdistas.
[15] . “Las fracciones”, es decir, la Fracción Interna de la CCI (FICCI) y la Fracción Internacional de la Izquierda Comunista (FIGC), esta última tomó el relevo de la primera en 2010. Su sitio web sigue abierto, con 60 números de su Boletín Comunista a disposición de quien necesite consultarlos, incluso en español: http://fractioncommuniste.org/index_esp.php.
[16] . En los números 7, 8, 9, 10, 11 17, 21, 22 et 24.
[18] . No traducido al español: http://igcl.org/Bilan-et-perspectives-21-renouveau y https://igcl.org/Bilan-et-perspective-21-Renewal.