Revolución o Guerra n°25

(Septiembre 2023)

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Dilema político de los minoritarios de la CCI: ser coherentes y atacarse al dogma de la descomposición

Al cierre de esta edición, la CCI publica un texto firmado por Ferdinand, solo en francés por el momento, Divergences avec la résolution sur la situation internationale du 24e congrès du CCI [1] – acompañado por una Réponse à Ferdinand. Dos años después de este congreso. El primero se suma a los textos ya publicados bajo el seudónimo de Steinklopfer, que intentan oponerse a las posiciones más caricaturescas y ciegas de la CCI sobre la situación internacional, en particular sobre la tendencia a la bipolarización imperialista y a la guerra generalizada. A primera vista, hay poco que esperar de esta tendencia interna, que se abstiene claramente de cuestionar el marco y el dogma de la Descomposición. A partir de sus observaciones, el texto de Divergencias... concluye que asistimos a “un proceso asintótico hacia la derrota definitiva” del proletariado, dejando a los revolucionarios sólo la tarea “de difusión de las posiciones revolucionarias, pero sobre todo de trabajo cualitativo, teórico, de análisis en profundidad de las tendencias actuales.” (el subrayado es nuestro) En otras palabras, un ensimismamiento. ¿Y la preservación de los principios de tres al cuarto?

Sin embargo, nos es dulce y placentero notar las críticas que el texto hace al método idealista utilizado por la CCI, críticas que son en sí justas y que venimos haciendo desde hace tanto tiempo. El método que parte del postulado de la descomposición y reduce todos los hechos a esto: “Todo es producto de la descomposición – y todo crecimiento es por tanto nulo y falso. Es más: todo se descompone homogéneamente, una especie de suave desintegración no sólo de las relaciones humanas, la moral, la cultura y la sociedad, sino del propio capitalismo (...) Las implicaciones de la contradicción entre nuestros puntos de vista ’clásicos’ y la realidad eran demasiado radicales.” Y, para no desperdiciarnos el placer, tenemos algo aún mejor: “esta comprensión del período de descomposición es esquemática y (...) un abandono del marxismo.” (énfasis añadido) En resumen, no son sólo los policías y parásitos del GIIC los que denuncian el abandono del marxismo por parte de la CCI...

Eternos optimistas, somos. No desesperemos de esta tendencia interna, aunque parezca posicionarse más a la “derecha” que a la “izquierda”. Ayudémosla: un esfuerzo más camaradas, libérense del tabú del marco de la Descomposición. Porque, y en esto estamos de acuerdo con la posición supuestamente “mayoritaria” de la CCI, vuestros “argumentos cuestionan” el concepto de descomposición, como ya ha respondido a Steinklopfer.

Si queréis ser políticamente coherente, tendréis que llegar hasta el final, arriesgándose a una violenta batalla interna y asumiendo riesgos personales – Steinklopfer conoce la música que rige este tipo de situaciones dentro de la CCI. Fue primer violín durante la crisis interna de 2001-2002. Y por si le quedaban dudas, la Respuesta a Ferdinand revela un trozo de la partitura: este tiene “una insidiosa manera de poner en duda el análisis de la organización” y utiliza una argumentación falaz [en la que,] a pesar de la expresión formal de acuerdo con este marco [de descomposición], en realidad muestra a través de una nube de humo un cuestionamiento concreto del mismo.”

El más mínimo cuestionamiento interno de la Descomposición presenta tales desafíos “organizativos”, en términos de poder personal y de facción, que la lucha política consequente sólo puede ser difícil y dolorosa. En efecto, la teoría de la descomposición sirve también de fundamento a las teorías psicologizantes de los clanes, al parasitismo antiorganizativo y a las prácticas estalinistas internas de la CCI introducidas en los años 90 y, sobre todo, en los años 2000. Ponerla en tela de juicio es también poner en tela de juicio las vergonzosas y escandalosas prácticas organizativas del pasado. Las acusaciones ya hechas por la “mayoría” de que vuestras posiciones contradicen esta teoría y vuestro anterior acuerdo con ella no deben intimidaros. Cualquier militante comunista puede y debe retractarse de posiciones que ahora considera equivocadas. No hay vergüenza, y menos aún traición, en cambiar de posición siempre que se haga explícito. Se trata de ser fiel a vuestras convicciones comunistas y a vuestro compromiso militante. Exigir que renunciáis a vuestras convicciones políticas actuales en nombre de un voto pasado es una práctica típicamente estalinista. Destruye a los militantes como militantes comunistas y como personas.

10 de septiembre 2023

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