Revolución o Guerra n°25

(Septiembre 2023)

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Guionistas de Hollywood en huelga vs Oppenheimer y Barbie: lucha proletaria o marcha hacia la guerra generalizada

Dos películas americanas, Oppenheimer y Barbie, están en los cines. Desde hace varios meses hay una huelga por aumento de sueldo: la de los guionistas de Hollywood. Los mismos que escriben las películas. Dos películas y una huelga “al aire de los tiempos”. Un resumen de la situación actual. A pesar de su conciencia pacifista, en la película Oppenheimer justifica la carrera por la bomba atómica alegando que hay que fabricarla antes que los nazis. Barbie, originalmente un estereotipo de mujer “sexy” para atraer a los hombres, se ha convertido en la musa de la lucha feminista, las políticas de identidad y los derechos LGBTQ. Los mismos que el Pentágono y la OTAN están promoviendo para reclutar soldados y “soldadas” para la guerra imperialista que están preparando. [1]

Una vez más, Hollywood se pone al servicio de la propaganda ideológica “democrática” estadounidense para preparar a la opinión pública para la guerra imperialista: Putin y los demás dirigentes conocidos ayer como “iliberales”, y hoy como “dictatoriales”, son abiertamente homófobos y machistas. Y no tienen una conciencia pacifista como Oppenheimer. ¿No está claro de qué lado tiene que elegir el proletariado de los países occidentales? Con la Barbie revolucionaria y el Oppenheimer humanista, por supuesto. Y contra el villan Ken – el compañero de Barbie que impone el patriarcado en el Barbie Land – que son Putin y los dirigentes de los países llamados “iliberales”, empezando por supuesto por China. De paso, cabe recordar que los actuales dirigentes polacos, que se cuentan entre los más “belicistas” de la OTAN, son tan homófobos y sexistas como los anteriores. Como contrapunto, en contraste con la “decadencia occidental”, las campañas ideológicas en Rusia, China, etc., que preparan la guerra, se llevan a cabo en nombre de los valores “tradicionales”, cristianos o no, “conservadores”, anti-gay y LGBTQ, abiertamente nacionalistas – el país está rodeado y amenazado por la OTAN o en el Mar de China. Los vídeos machistas y “viriles” utilizados para reclutar soldados para el ejército ruso son igual de caricaturescos.

En el mismo momento en que Oppenheimer y Barbie llegan a las pantallas, he aquí a proletarios de esta industria que presentan, seguramente sin ser individualmente conscientes de ello, la única respuesta que puede alzarse, frenar y luego – esperamos – oponerse a esta carrera hacia la guerra. ¿Son proletarios los guionistas de Hollywood? Es cierto que no tienen las manos callosas ni llevan mono de trabajo. Sin duda, sólo sufren de tendonitis ratonil, dolor de espalda y estrés. Y lo que es más grave, como todos los proletarios, trabajan y producen plusvalía en beneficio de los capitalistas que han invertido en la industria del espectáculo, aumentando así el capital original. [2] Probablemente esto no los convertirá en el corazón del proletariado revolucionario de mañana, pero el hecho es que también ellos son explotados como proletarios por el capital. Y eso sí, son conscientes de ello haciendo huelgas por salarios más altos y oponiéndose a su capitalista. En resumen, aunque tímidamente, están tomando el único camino que puede responder al callejón sin salida del capital y al resultado catastrófico que nos promete la guerra imperialista generalizada: el de la lucha de clases, el de la defensa de los intereses de clase de los proletarios.

Guerra imperialista y crisis capitalista sólo pueden empeorar

Porque, como desarrolla la posición de nuestros camaradas de la CWO-TCI en el siguiente artículo [no traducido al español], El camino hacia la guerra mundial, la guerra imperialista no ve la dinámica hacia su generalización frenarse. Todo lo contrario. La guerra en suelo ucraniano está llamada a durar. Las tensiones imperialistas “se suben”, por así decirlo, de la dimensión económico-comercial y diplomática a la dimensión militar, la de las amenazas nucleares directas y las gesticulaciones y otras maniobras militares, a menudo lo más cerca posible de las fronteras opuestas. A riesgo de provocar un deslizamiento en cualquier momento. Todos los países, empezando por las grandes potencias, están rearmándose y relanzando sus “economías de guerra”. Por último, la tendencia general a la polarización imperialista en torno a dos ejes que ya eran evidentes antes de la guerra de Ucrania, China y Estados Unidos, se está acelerando y clarificando de un modo antes impensable, como ilustran el fortalecimiento y la renovada vitalidad de la OTAN y la afirmación de la alianza de los Brics en torno a China – ambas se están extendiendo a nuevos países. Lo que algunos llaman el “caos” provocado por la guerra en Ucrania, como se ha visto en África con los recientes golpes de Estado, no es más que un momento en la tendencia – un proceso contradictorio y, por tanto, no lineal – hacia la bipolarización imperialista.

Al mismo tiempo, la crisis vuelve a golpear la economía mundial con mayor violencia debido a la propia guerra imperialista. Todos los países y continentes se ven afectados en diversos grados: inflación triplicada (Siria, Egipto, etc.), alcanzando a veces las tres cifras (Argentina, Líbano, etc.). ), endeudamiento generalizado, “ralentización” de la producción, que la mayoría de las veces significa “recesión” (Alemania), o incluso “deflación”, a veces aumento masivo del paro como en China [3], amenazas de crisis financieras y quiebras, subida de los tipos de interés de los bancos centrales americanos y europeos, caída y devaluación del rublo ruso, del peso argentino, de la libra libanesa... hundiendo a miles de millones de personas en la miseria y la pobreza absoluta.

Crisis y guerra se alimentan mutuamente, como ya hemos dicho en estas páginas. Y lo que es más importante, crisis y guerra se “presentan” al mismo tiempo. Esta característica de la situación histórica es un elemento que ’debilita históricamente’ a la clase capitalista ante los inevitables enfrentamientos entre clases que imponen la crisis y la guerra. Le resulta más difícil arrastrar a las poblaciones, y sobre todo al proletariado internacional, en sacrificios por la guerra en nombre de una supuesta prosperidad futura. Como ocurrió en parte en los años 30, por ejemplo: los preparativos de la guerra permitieron reducir el desempleo masivo, al menos temporalmente, y dar la impresión de que la victoria militar anunciaría una mejora de las condiciones de vida. Del mismo modo, es más difícil para la burguesía jugar con las aspiraciones de paz para hacer que hacer aceptar sacrificios económicos, como en los dos periodos de posguerra de 1918-19 y 1945. El hecho de que la burguesía no pueda, o sólo con gran dificultad, mantener la perspectiva de una prosperidad futura o del mantenimiento de la paz, reduce su capacidad de controlar la escala de los enfrentamientos masivos que se avecinan entre las clases.

Precisamos para los que no entiendan bien lo que decimos y las perspectivas que planteamos: afirmar que el capital está “históricamente debilitado” ideológicamente no significa que la lucha proletaria sea y vaya a ser un “largo río tranquilo” o un “camino real”. La guerra imperialista en Ucrania muestra tanto la impotencia inmediata de los proletariados ucraniano y ruso como del conjunto del proletariado internacional para oponerse a ella. La debilidad de las reacciones proletarias a escala internacional tampoco les permite imponer una mínima relación de fuerzas que obligue al capital a retroceder, aunque sólo sea momentáneamente y de forma limitada, en sus ataques económicos. Pero el hecho es que el proletariado internacional tiende, y sólo tiende, a levantarse en defensa de sus condiciones de vida y de trabajo, contra la inflación y por el aumento de los salarios en particular.

Ilegalidad y represión de las huelgas y luchas obreras...

La prensa internacional no se detiene demasiado en las manifestaciones, “motines y revueltas del hambre” que se multiplican, principalmente como respuesta a la explosión de la inflación, en Argentina, Líbano, Túnez, Irán, Siria, etc., por citar sólo algunos países. Y no olvidaremos los súbitos y frecuentes enfrentamientos que se producen regularmente en China, cuando no son simples huelgas de trabajadores. Aunque algunas de estas “revueltas” no siempre tienen una dimensión directamente proletaria y, por tanto, ofrecen pocas perspectivas en sí mismas, otras apelan directa o indirectamente al proletariado como tal, como clase, para darles una dirección y una perspectiva. Es el caso, por ejemplo, de Argentina, Irán y más aún de China, e incluso de... Francia. [4]

Queremos llamar la atención de quienes se muestran escépticos sobre las perspectivas que presentamos sobre la realidad, una vez más en movimiento, de las luchas y movilizaciones obreras. A veces masivas, han tenido lugar en todos los continentes y, en particular, en el corazón de las potencias históricas del capitalismo. Aunque derrotadas, las movilizaciones contra la inflación y por el aumento de los salarios en Gran Bretaña, iniciadas por una oleada de huelgas salvajes en la primavera y el verano de 2022, o la movilización de millones de proletarios en Francia contra la enésima “reforma” de las pensiones en el primer semestre de 2023, son expresiones particulares de esta tendencia internacional a no aceptar cada vez más sacrificios económicos en el altar de la defensa del capital nacional y, ahora, del desarrollo de una “economía de guerra” nacional. La misma dinámica, aunque tímida, ha surgido en Alemania, Italia y otros países de Europa Occidental.

También ha surgido y trata de imponerse en Estados Unidos y Canadá. El descontento y el espíritu de lucha de los trabajadores obligaron a los sindicatos a organizar votaciones jurídicamente obligatorias, para decidir las huelgas en sectores importantes como los ferrocarriles, los puertos y la industria automovilística. Y muy a menudo, los votos emitidos fueron mayoritariamente favorables a la huelga. [5] Entonces comienza el proceso de negociación legal, que impone un plazo, a menudo de varias semanas, antes de que se permita el inicio de la huelga. Esto da a los sindicatos y a las empresas mucho tiempo, bajo la atenta mirada del gobierno y del Estado, para “negociar” y quebrar el espíritu de lucha y sabotear la huelga. Y en los casos en que el espíritu de lucha sigue siendo fuerte y la huelga finalmente se pone en marcha, el gobierno la declara ilegal porque pone en peligro el interés nacional, como fue el caso de la movilización de los ferroviarios estadounidenses en septiembre de 2022 o de los estibadores canadienses este verano. [6]

El “derecho de huelga” en la mayoría de los países “democráticos” occidentales se limita al derecho de irse a huelga, siempre que esta sea impotente e ineficaz. La extensión y el desarrollo de la huelga de masa son ilegales de facto y objeto de represión. El “derecho sindical”, en particular la obligación de preavisar la huelga, con también la táctica sindical de las jornadas de acción, contribuye a sabotear y ahogar el desarrollo de las huelgas en masa, las mismas que buscan imponer una relación de fuerzas a la burguesía para ser eficaces. Y si la situación se descontrola, la represión managerial en el lugar de trabajo y, sobre todo, la represión policial en las calles y a las puertas de las fábricas imponen la prohibición de facto de cualquier intento de huelga masiva.

... imponen la huelga de masa como una necesidad

Todo proletario debe ser consciente de ello: cualquier lucha consecuente, que quiera ser eficaz, sólo puede enfrentarse a todo el aparato del Estado, a los sindicatos, a la camisa de fuerza de la legislación y la represión. Esto dice mucho de la realidad de la democracia burguesa. Formalmente, todo ciudadano sociológicamente proletario tiene los mismos derechos democráticos que Elon Musk y otros. Todos sabemos que esto es sólo “teóricamente”. Pero el proletariado como clase, y el proletario como proletario, no tienen “derechos”. En cuanto luchan, se encuentran básicamente en la misma situación que sus hermanos de clase en Rusia, China y otros países llamados “no democráticos”: la huelga de masa es prohibida y reprimida. En mayor o menor medida según el país y la situación, pero siempre con violencia. Sin duda, ésta no es la única razón de las dificultades de las luchas proletarias de hoy, de sus vacilaciones y “timidez” ante el nivel y la gravedad de los ataques. Pero no nos cabe duda de que lo explica una gran parte. Para cada proletario o grupo de proletarios, ir a la huelga abierta, es decir, ilegal, es también un riesgo individual.

Ante esto, no quedarse aislado y extender cualquier huelga o lucha lo más rápidamente posible es, por tanto, la máxima prioridad. La huelga de masa, como supo reconocerla y describirla Rosa Luxemburg, y como Lenin y el Partido Bolchevique supieron dirigirla brillantemente de febrero a octubre de 1917, es más necesaria que nunca, tanto para imponer reivindicaciones y desarrollar la lucha, como para paralizar toda forma de represión.

Animar a los proletarios a “adelantarse” a la burguesía [ganarla por la mano] y a su aparato de Estado, en primer lugar a sus sindicatos, empujándoles a imponer otros terrenos, en particular de reivindicaciones y enfrentamientos otros que los elegidos por el Estado capitalista, debe ser una preocupación y un objetivo permanente de los grupos comunistas, y mañana del partido; y esto en todos los países, cualquiera que sea su régimen político. Es así como los comunistas revolucionarios se colocan a la vanguardia de la lucha de clases y pueden llegar a “dirigir políticamente” al conjunto del proletariado. Por supuesto, esto no se puede decretar. Hay que ganarlo y demostrarlo en la lucha. En la realidad de las propias luchas proletarias. A pesar de las innumerables dificultades y limitaciones, los grupos comunistas tienen una brújula que les señala el norte: las contradicciones del capitalismo, de las que la crisis y la guerra son las principales expresiones, productos y factores, sólo pueden conducir a enfrentamientos masivos entre clases, a una lucha de clases exacerbada. Y la huelga de masa que les tocará “dirigir” hacia la insurrección y la destrucción de todos los Estados capitalistas del planeta es el arma que corresponde a las condiciones impuestas por el totalitarismo de Estado, al capitalismo de Estado, sea su forma “democrática” o “no democrática”.

También en este sentido, “los proletarios no tienen patria” y deben negarse a dejarse alistar en la defensa de un bando contra otro en la guerra imperialista, sea “democrático” o no. Y eso independientemente de lo que intenten inculcarnos Barbie y Oppenheimer, o los Rambo rusos o chinos del otro lado.

El equipo de redacción, 9 de Septiembre 2023

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Notas:

[1.Véase nuestro artículo en este número: Cómo el capital utiliza la política de identidad de izquierdas y los derechos LGBTQ para su guerra imperialista (nada más en inglés y francés)

[2. « Sólo es productivo el trabajador que produce plusvalor para el capitalista o que sirve para la autovalorización del capital. Si se nos permite ofrecer un ejemplo al margen de la esfera de la producción material, digamos que un maestro de escuela, por ejemplo, es un trabajador productivo cuando, además de cultivar las cabezas infantiles, se mata trabajando para enriquecer al empresario. Que este último haya invertido su capital en una fábrica de enseñanza en vez de hacerlo en una fábrica de embutidos, noaltera en nada la relación. » (K. Marx, El Capital, libro uno, cap. XIV, Siglo veinteuno)

[3. China « se hundió en la deflación. Los principales indicadores, como la producción industrial, la inversión y las ventas al por menor, se situaron muy por debajo de las expectativas. » (The Guardian, Editorial del 21 de Agosto 2023)

[4. Veáse la toma de posición del PCI-Le Prolétaire sobre las revueltas en los suburbios franceses que reproducimos en este numéro.

[5. En una votación organizada por el sindicato automovilístico UAW en Estados Unidos, el 97% de los trabajadores votó a favor de la huelga, mientras que en Canadá lo hizo el 98,6%, organizado por el sindicato Unifor. Se espera que la huelga en General Motor, Ford y Stellantis (ex Chrysler, Peugeot, etc.) comience después del 14 de septiembre... si no se llega a un acuerdo entre la patronal del automóvil y los sindicatos. En el momento de escribir estas líneas, el 9 de septiembre, no sabemos si los sindicatos lograrán imponer previamente un acuerdo a los trabajadores, evitando así una huelga... como ocurrió en UPS, donde el sindicato de camioneros impuso un acuerdo en el último momento, evitando así una huelga que había sido ampliamente votada.

[6. Veáse el artículo (no traducido al español) en este número Sobre la reciente huelga de los estibadores de Colombia-Británica (costa oeste de Canadá).