Revolución o Guerra N° 2

(Septiembre de 2014)

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Correo de un lector: sobre la nueva crisis organizativa de la CCI

Publicamos aquí una contribución política de un simpatizante, sobre la crisis interna de la CCI y nuestro “Llamado” público al campo proletario sobre el tema. Además de una apreciación crítica de la situación actual de la CCI, la cual compartimos en sus grandes líneas, el camarada abre el debate acerca de la cuestión: ¿hay que intervenir públicamente ante una crisis interna tal, o bien tratarla como un “asunto privado” y mantenerla en silencio? Él retoma por su cuenta la elección política del conjunto de las oposiciones ante el ascenso del stalinismo en los partidos comunistas durante los años 1920: “Se nos dirá también: ustedes cumplen una tarea contrarrevolucionaria al exponer públicamente el declive de su partido. A este sofisma, respondemos esto: los contrarrevolucionarios son los que han convertido al partido en lo que es, han creado un escándalo que sólo se puede suprimir denunciándolo” (Bulletin communiste 6, noviembre 1925).


La extinción de la Corriente Comunista Internacional como organización revolucionaria

La Corriente Comunista Internacional se apaga, se extingue irreversiblemente, en tanto que organización revolucionaria. Esto no ocurre debido a un abandono o traición abierta de su programa revolucionario. Es cierto que la CCI presenta cada vez mayores dislates teóricos y políticos -especialmente a partir de su “teoría de la descomposición social”-, pero no se trata aquí de un salto definitivo y abrupto hacia el campo de la burguesía, como ocurrió, por ejemplo, con los partidos socialistas de la Segunda internacional en 1914, al inicio de la primera guerra mundial (si bien hay que recordar que este salto de la socialdemocracia al campo burgués ocurrió, asimismo, luego de un prolongado periodo de degeneración oportunista).

En la CCI se trata, en cambio, de un lento proceso degenerativo interno, de una involución desde una organización revolucionaria, militante, defensora de la herencia de la Izquierda comunista hacia una secta de “fin del mundo” stalinizada que hoy está llegando a su término. Un lector atento podría encontrar las huellas actuales de esta involución en las propias publicaciones de la Corriente. Tomemos, al azar, un ejemplo reciente, el artículo “100 años de decadencia capitalista”. El objetivo de este artículo sería subrayar la alternativa histórica que enfrenta el capitalismo: revolución proletaria o nueva guerra imperialista generalizada, que se resume también como “socialismo o barbarie”; sin embargo, inadvertidamente, el artículo se convierte en una profecía apocalíptica, de putrefacción social creciente, aniquilación moral y embrutecimiento generalizado de la humanidad (sic), en la descripción de un mundo convertido en Sodoma y Gomorra, donde la CCI queda como el último reducto (amenazado también por la atomización y ausencia de perspectivas) de conservación de la moral humana, como la última esperanza capaz de tocar el corazón de la clase obrera. Basta leer algunas citas, para convencerse de que no exageramos:

(...) después de la aparición de las sociedades de clase y el nacimiento de las grandes “culturas” debemos concluir que casi la totalidad de estas últimas irremediablemente han desaparecido y que solo algunas se transforman en algo nuevo. Constatamos numerosas épocas de regresión cultural y olvido del acervo, generalmente acompañado por un aniquilamiento moral de los hombres y un enorme embrutecimiento de las relaciones humanas. (...) En esta situación, donde ninguna de las dos clases determinantes de la sociedad pueden aportar una respuesta decisiva a una crisis económica irreversible y cada vez más profunda, la sociedad ha conocido cada vez más un verdadero pudrimiento desde su base, una descomposición social creciente, por lo que es aún más difícil la ascensión del proletariado a una conciencia clara de su perspectiva histórica, una perspectiva que hace un siglo era ampliamente extendida en sus filas. (...) Aún con la amenaza de un embrutecimiento generalizado, una indignación moral surge del corazón de la clase obrera, que hoy sigue siendo una brújula para nosotros. La clase obrera está sufriendo con toda la sociedad bajo el peso de la decadencia. La atomización y la ausencia de perspectiva atacan nuestra propia identidad. (CCI. 100 años de decadencia capitalista. Febrero 2014. http://es.internationalism.org/revolucionmundial/201404/4016/100-anos-de-decadencia-capitalista . [Aquí y en las siguientes citas las negritas son nuestras]).

Sin embargo, esta mezcla entre marxismo y moral del fin del mundo, es apenas un indicio de la situación que vive la CCI internamente. Como en toda secta, lo que se publica y lo que se conoce en el mundo exterior es apenas la punta del témpano, y, al igual que en otras sectas, en la CCI, encerrada cada vez más en sí misma, tuvo que haber una “filtración” para que pudiéramos darnos una idea clara del asombroso grado de degeneración organizativa y de sectarización que ha alcanzado hoy. Es esto lo que nos muestra el comunicado del Grupo Internacional de la Izquierda Comunista ¡Una nueva (¿última?) crisis en la CCI! (abril 28, 2014, http://fractioncommuniste.org ).

Este comunicado ha provocado la reacción inmediata y violenta de la CCI, acusando a los integrantes del GIIC nada menos que de trabajar para los servicios secretos del Estado. Una respuesta así era obviamente previsible, y surge entonces la interrogante ¿qué objetivo tenía el GIIC al exponer esta nueva crisis interna de la CCI? ¿para qué provocar a la CCI? ¿no hubiera sido mejor que este grupo, aún teniendo en sus manos tal información simplemente se alzara de hombros y dejara en paz a la CCI “cocinándose en su propio jugo”, tal como lo hacen la mayoría de los exmiembros de la CCI actualmente? Esta actitud estaría incluso justificada, pues el recién constituido GIIC no se reivindica ya -como lo hacía uno de sus componentes actuales- como “fracción” de la CCI.

Por el contrario, debemos apoyar el comunicado y llamado del GIIC. Tenemos que reconocer la valentía y la decisión militante de los camaradas del GIIC al publicar -a sabiendas de los riesgos- el comunicado sobre la crisis interna de la CCI, así como la importancia política de éste. La situación es que la crisis interna de la CCI trasciende a la mera CCI: es un problema que -objetivamente- compete al conjunto de los militantes y grupos que se reivindican del campo de la Izquierda comunista, e incluso que compete al futuro del movimiento de la clase obrera.

El problema es que la CCI sigue reivindicándose como heredera de las posiciones históricas de la Izquierda comunista (IC), y no sólo eso: cada vez con mayor insistencia la CCI se reivindica -y ello es, por cierto, otro signo externo de su degeneración sectaria- como la “única” organización de izquierda comunista del mundo, frente a la cual el resto de militantes y grupos que se reivindican de este campo político sucumbirían ante la inmoralidad reinante y serían puros oportunistas, parásitos, traidores y policías. Esto determina una confrontación objetiva -es decir, seáse o no, consciente de ello- en el campo proletario, entre dos concepciones políticas y organizativas, sobre la función y el funcionamiento de la organización de vanguardia de la clase obrera: partido de dirección política o secta de renovación moral. En el presente, hay que considerar que la CCI es, entre los grupos que se reivindican de la IC, la organización más extensa a nivel internacional y que sigue absorviendo fuerzas militantes hacia su interior, militantes que no tienen oportunidad de conocer una organización de izquierda comunista más que a través del funcionamiento sectáreo y deformado de la CCI; es decir, esta organización se ha convertido, en el presente, en una fuerza de esterilización de energías revolucionarias. Y por ello, los militantes y grupos “viejos” de la izquierda comunista tienen que defender la existencia y formación de estos de por sí escasos militantes que se acercan a la órbita de la izquierda comunista.

Pero además, los militantes y grupos de la izquierda comunista tienen que aprender de la experiencia histórica: Una organización revolucionaria puede hundirse no sólo como producto de un enfrentamiento abierto con la burguesía, no sólo como producto de la represión, sino también a partir de un proceso que ocurre en su interior. Más aún: una organización revolucionaria puede hundirse no sólo a partir de un trastocamiento social histórico insoportable (como fue la primera guerra mundial para los partidos socialistas de la Segunda internacional, o la contrarrevolución mundial para los de la Internacional Comunista) sino también por la incapacidad de soportar durante un periodo largo, de varias décadas, la presión de la ideología burguesa, lo que se expresa no tanto, o no solamente, en errores políticos o en el abandono formal de las posiciones programáticas, sino ante todo en el dislocamiento de su funcionamiento interno. Así, en los 1980, ya explotó el PCI, la organización de la izquierda comunista que en su tiempo fue también la más extensa a nivel internacional. Ahora, otra organización proletaria internacional, con otro programa político, y otra concepción sobre el funcionamiento, la CCI, se hunde irreversiblemente también desde su interior, degenerando hacia una secta que reproduce los métodos de funcionamiento stalinistas, métodos antagónicos a la organización revolucionaria y al proletariado. ¿No es, entonces, importante para el actual campo de la izquierda comunista determinar qué proceso y circunstancias condujeron a este punto? ¿Cómo prevenir y evitar en el futuro un destino análogo para la organización revolucionaria que ha de guiar al proletariado a los enfrentamientos decisivos? Nos parece que es en este sentido que toma toda su importancia el llamado que los compañeros del GIIC hacen a todo el campo proletario, y al cual modestamente nos sumamos:

(...) Se quiera o no, esta crisis de la CCI y sus consecuencias van a dar otro golpe al crédito de la Izquierda comunista y un golpe a todas sus organizaciones, y va a participar en el debilitamiento de las convicciones políticas y compromiso comunista de los militantes y simpatizantes. Se quiera o no, y en tanto que estemos del mismo lado de la barricada de clase, deberemos aprender a lidiar con nuestras diferencias, a tratar de plantearlas y discutirlas, y si es posible a superarlas; pero hace falta que nos reconozcamos como pertenecientes a un mismo campo. En esta enésima crisis de la CCI, que sin duda la esclerosará para siempre, dos fuerzas históricas antagónicas, que superan ampliamente el destino de esta organización se están enfrentando: una busca sabotear y aniquilar todo proceso de unidad y reagrupamiento de la vanguardia política comunista: la otra trata de combatir a la primera e imponer una dinámica inversa. ¿Qué tendencia va a dominar a la otra, qué dinámica va a imponerse sobre la otra en la izquierda comunista? Fundamentalmente, es un combate a muerte, a nivel de las minorías comunistas, entre la burguesía y el proletariado. ¡Tal es el reto y concierne a todo mundo! (GIIC.¡Una nueva (¿última?) crisis en la CCI!. Abril 28, 2014, http://fractioncommuniste.org ).

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