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Carta al Gulf Coast Communist Fraction: ¿participar en campañas electorales para hacer propaganda?
El GIIC al Gulf Coast Communist Fraction,
Estimados compañeros,
Queremos responder a vuestra carta, fechada el 30 de noviembre en su página web, y continuar el debate sobre las posiciones básicas de una organización comunista hoy en día y, en particular, sobre los Puntos de Unidad del GCCF. Aquí queremos comentar y responder críticamente a los argumentos que la carta proporciona sobre nuestras objeciones [1] al punto #12. Este dice que « los comunistas pueden presentarse a las elecciones para denunciar la impostura de la democracia burguesa », con lo que no estamos de acuerdo. Trataremos los demás puntos, que no presentan un desacuerdo tan frontal, en otra carta.
Pero sobre todo queremos subrayar la seriedad de la reflexión y de los argumentos tal y como aparecen en vuestra carta. Estamos convencidos de que el debate que estamos desarrollando interesará y preocupará a muchos lectores, contactos y simpatizantes de las corrientes de la Izquierda Comunista Internacional y sus expresiones políticas. En nuestra opinión, vuestra carta contribuye a la profundización de las cuestiones políticas, a veces incluso con un enfoque específico, y enriquece el debate y las confrontaciones políticos general en el seno del campo proletario.
¿Pueden los revolucionarios y los grupos comunistas presentarse a las elecciones a un nivel táctico y con fines puramente propagandísticos en nuestro período histórico? Vuestra carta argumenta que « si se movilizan obreros combativos en el terreno electoral, puede ser necesario que los revolucionarios se presenten a las elecciones para tratar de sacar a los obreros del terreno electoral y llevarlos al de la clase proletaria », después de haber señalado correctamente « que la dictadura del proletariado debe establecerse fuera y contra los órganos del parlamento y la legislatura burgueses ». « Presentarse a las elecciones [sería táctico] y con fines puramente propagandísticos ». La manera en que la carta argumenta en defensa de su defensa de la participación excepcional en las elecciones debe ser tomada en consideración antes de combatirla. Rechaza, con razón, cualquier deslizamiento anarquista y eslóganes abstractos que llevarían al indiferentismo político. En este punto, se refiere a la Izquierda italiana que no estuvo de acuerdo con la posición de la IC sobre el tema del parlamentarismo y la participación electoral. La Izquierda proclamó con razón que su abstencionismo no tenía nada que ver con el abstencionismo anarquista o anarquizante. Y que su desacuerdo con la mayoría de la IC era de naturaleza táctica y no de principio.
1) ¿Fue realmente sólo táctica la posición de la Izquierda italiana sobre el parlamentarismo?
Hay que recordar aquí que la Izquierda italiana declaró esta cuestión como de orden táctico cuando la Internacional Comunista (IC) había adoptado definitivamente la participación en las elecciones en su Segundo Congreso, en julio de 1920, con sus Tesis sobre los partidos comunistas y el parlamentarismo. La Izquierda Italiana, cuya organización en ese momento se llamaba la Fracción Comunista Abstencionista antes de que se formara el PC de Italia, quería expresar su fidelidad y respeto a la disciplina de la IC. Es importante recordar que después de haber estado en primera línea en la batalla por las 21 condiciones de admisión de los partidos a la IC, se centró en la lucha política por imponer una disciplina general sobre los principios de la IC a las tendencias y fracciones de derecha que se adherían a la Internacional, particularmente en Italia y Francia; y que de hecho se oponían y saboteaban la centralización efectiva, es decir política, de la Internacional. Por lo tanto, es apropiado relativizar, al menos para poner en perspectiva, la caracterización de esta cuestión particular como táctica por la Izquierda italiana en aquel momento.
¿Cuál era exactamente la posición de la Izquierda italiana? ¿Cómo la basaba? « En el momento actual, la tarea de los comunistas, en su obra de preparación ideológica y material de la revolución, es, antes que nada, la de liberar al proletariado de estas ilusiones y prejuicios [democráticos] difundidos entre sus filas... (...) Esta tarea reviste una particular importancia y se presenta en primer plano en los problemas de la preparación revolucionaria. (...) los Partidos Comunistas no obtendrán nunca un amplio seguimiento divulgando el método revolucionario marxista, si su trabajo directo por la dictadura del proletariado y los Consejos obreros no se asienta en el abandono de todo contacto con el engranaje de la democracia burguesa » (Tesis sobre el parlamentarismo presentadas al Segundo congreso de la IC por la Fracción Comunista Abstencionista, subrayamos [2])
La Tesis #10 trata directamente la dimensión táctica. «La grandísima importancia que se atribuye en la práctica a la campaña electoral y a sus resultados, el hecho de que, por un periodo bastante largo, el partido consagre a ésta todas sus fuerzas y sus recursos, sean humanos, de prensa o de medios económicos, contribuye, cualquiera que sea el discurso en los mítines y las proclamas teóricas, por un lado, a reforzar la impresión de que se trate de la verdadera acción central para conseguir los fines del comunismo, y por otro lado, lleva al abandono casi completo del trabajo de organización y preparación revolucionaria, dando a la organización del partido un carácter técnico que de hecho contrasta con las exigencias del trabajo revolucionario tanto legal como ilegal ».
Finalmente, las tesis concluyen que « el triunfo de la lucha electoral se decidirá siempre y solamente por el número de votos o escaños obtenidos. Cualquier esfuerzo de los partidos comunistas por dar un carácter distinto a la práctica del parlamentarismo no podrá impedir que fracasen las energías gastadas en este trabajo de Sísifo, y que la causa de la revolución comunista reclama sin demora en el terreno del ataque directo al régimen de la explotación capitalista ».
El hecho de que la Izquierda italiana se haya autodenominado abstencionista desmiente el hecho de que atribuyera un carácter solo táctico a esta participación en las campañas electorales. Asimismo, las tesis que presentó en el congreso de la IC proporcionaron el marco teórico y político para la posición abstencionista « en el actual período histórico, abierto por el fin de la guerra mundial con sus consecuencias sobre la organización social burguesa, por la revolución rusa como primera realización de la conquista del poder por el proletariado y por la constitución de la nueva Internacional en oposición a la socialdemocracia de los traidores, y en los países donde el régimen democrático ha terminado hace tiempo su formación... » [3] (idem).
2) ¿Presentarse a las elecciones para hacer propaganda?
Ahora, abordemos vuestros argumentos en el contexto de este legado histórico. Su carta enfatiza y argumenta que « presentarse a las elecciones en un terreno táctico (...) sólo es potencialmente útil durante un período de combatividad real de clase ». Hay una diferencia fundamental entre la dinámica de las primeras luchas de clase del siglo XIX y su dinámica actual, cuyo rasgo principal es la huelga de masa, tal como la describe Rosa Luxemburgo en particular. En el primer caso, las movilizaciones masivas de la clase podían articularse e incluso completarse con la participación en las campañas electorales - no podemos desarrollar este punto específico en esta respuesta y se puede referirse, entre otros documentos de las diferentes corrientes de la Izquierda Comunista, a la tesis #6 del texto de la Izquierda Italiana citada anteriormente. En el segundo caso, « presentarse a las elecciones en este período histórico es rara vez, si es que alguna vez lo es, una táctica productiva para los comunistas », también decís en la carta. No obstante, habría sido útil que la carta hubiera podido proporcionar algún ejemplo, por raro que sea, de participación electoral positiva, para proporcionar una base histórica y material para vuestra posición. Sin embargo, cabe señalar que, en sí, las dos frases de vuestra argumentación se contradicen entre sí.
Veamos primero una experiencia histórica, utilizando un método científico, para debatir y aclarar esta cuestión. En mayo de 1968 en Francia, la disolución de la Asamblea Nacional y la apertura de una campaña electoral fueron el punto de inflexión que abrió el reflujo de la huelga masiva entonces en curso. El 30 de mayo, el entonces presidente francés De Gaulle destituyó a la Asamblea Nacional de Diputados en medio de la huelga general en un momento en que ésta vacilaba porque ya no tenía perspectivas claras - en parte debido a las acciones y maniobras de los sindicatos y del Partido Comunista estalinista [4]. La disolución y el anuncio de la campaña electoral - las elecciones se llevaron a cabo el 23 y 30 de junio - fueron las principales herramientas que permitieron al Estado recuperar el control de la situación, desviando la atención de toda la ’población’ y de las mayores partes del proletariado del terreno proletario, el de la huelga de masa, al terreno democrático-burgués, imponiendo así su oportunidad y sus intereses políticos. De este modo, logra desviar, y luego derrotar, la lucha de la clase. Cualquier participación de los revolucionarios en la campaña electoral habría sido una oposición directa a las huelgas. Incluso los trotskistas denunciaron las elecciones de junio de 1968 y se negaron a participar en ellas y a utilizarlas con fines propagandísticos como suelen hacer. También podríamos mirar hacia atrás a otras experiencias históricas de ’naturaleza similar’, como el fracaso de la revolución en Alemania durante la cual la constitución de una Asamblea Nacional Constituyente el 19 de enero de 1919 fue un elemento clave de la sangrienta y victoriosa contrarrevolución [5].
Detrás de vuestra posición y de los argumentos avanzados por la carta, creemos que hay una diferencia de comprensión de la verdadera dinámica de la lucha de clases [6]. Cuando el proletariado ya está movilizado y luchando masivamente, empieza a verse a sí mismo, a actuar y a pensar, como una clase colectiva - no como una suma de individuos. Sería entonces un profundo y peligroso error participar, aunque sea excepcionalmente, en una campaña electoral y democrática en el mismo momento en que la clase tiende de hecho a « liberarse [ella-misma] del terreno electoral para ir al terreno de la clase proletaria » y a afirmar su carácter colectivo de clase. Para los revolucionarios, « presentarse a las elecciones » en tales situaciones participaría objetiva y activamente en dirigir la atención al momento electoral, el momento privilegiado de la ideología burguesa, y desviar a los trabajadores del terreno y la lucha proletaria; y hacerles dar la espalda a su tendencia a actuar y pensar como clase colectiva para volver a la acción y el pensamiento individuales.
Ahora, cuando no hay una movilización particular del proletariado, no hay una dinámica colectiva de lucha de clase ’abierta’ y las grandes masas de proletarios no tienden a actuar y ’pensar’ como una clase colectiva, sino como individuos. Es decir, como individuos, permanecen globalmente en el terreno burgués y quedan masivamente sometidos a la ideología democrática e individualista propia del capitalismo. Así, la consigna democrática ’un hombre/mujer, un voto’ para las elecciones burguesas es particularmente adecuada para mantener e incluso desarrollar la sumisión ideológica de las mayores partes del proletariado. Los períodos electorales son precisamente el momento en que todo el aparato estatal, y toda la clase dominante, se moviliza y ’ocupa’ todos los terrenos políticos e ideológicos. En estos momentos, la burguesía está a la ofensiva y no deja espacio hoy - a diferencia del siglo XIX - para la propaganda revolucionaria en el proceso electoral. Es entonces imposible hacer una propaganda ’masiva’ que sea eficaz, incluso parcialmente, frente a la aplastante campaña democrática y electoral... a menos que creamos que los medios de propaganda de las actuales minorías comunistas puedan competir con los actuales medios de comunicación y con todo el aparato estatal. Y que la extensión de la conciencia de clase pueda reducirse a procesos individuales y desarrollarse mediante la Razón.
Para concluir este punto, presentarse a elecciones hoy en día, en cualquier país, sería a nivel táctico un enorme desperdicio de energía sin ningún ’resultado’ o ’éxito’. A nivel político, ayudaría a la clase dominante a oponerse a la dinámica de clase del proletariado que tiende a ’alejarse’ del terreno burgués, y participaría objetivamente en esas campañas y ofensivas contra el proletariado. A nivel de principios, sería muy peligroso para los revolucionarios y su organización. Por un lado, la impotencia de esta táctica para el proletariado, el sentimiento de lucha o combate impotente e inútil, debilita las convicciones políticas de clase; y por otro lado, una práctica tan infructuosa llevaría inevitablemente a concesiones oportunistas a la ideología democrático-burguesa y a la ideología individualista pequeñoburguesa, socavando la comprensión de la dinámica de la lucha de clase como colectiva en oposición a la de una suma de individuos.
« Por la gran importancia que en la práctica asume la acción electoral, no es posible conciliarla con la afirmación de que ella no es el medio para alcanzar el objetivo principal de la acción del partido : la conquista del poder; ni tampoco es posible evitar que ella absorba toda la actividad del movimiento, distrayéndolo de la preparación revolucionaria.» (Tesis de la Fracción Comunista Abstencionista, Junio1920, http://www.sinistra.net/lib/upt/izqcom/gato/gatoocubus.html) .
Notas:
[1] . Ver Carta al GCCF sobre sus nuevos Puntos de unidad, RG #12 (http://www.igcl.org/Carta-al-GCCF-sobre-sus-nuevos).
[2] . Fueron rechazadas por el congreso que adoptó las de Los Partidos Comunistas y el Parlamentarismo que abogaban por la participación de los partidos comunistas en las elecciones en nombre del parlamentarismo revolucionario (http://www.pcint.org/15_Textes_Theses/07_04_es/1920_tesis-sobre-parlamentarismo.htm).
[3] . La versión española de esta tesis, la 7, difiere bastante de las versiones italiana, francesa e incluso inglesa. Resulta que la traducimos nosotros a partir de la versión italiana.
[4] . El 27 de mayo, después de negociaciones con el gobierno, el entonces líder estalinista de la CGT, Georges Seguy, llegó a la enorme fábrica de Renault en Billancourt, en las afueras de París, hoy destruida. Presentó favorablemente los acuerdos de Grenelle y comenzó a llamar al fin de la huelga. Inmediatamente fue silbado y abucheado por los miles de trabajadores en la asamblea general. Lo mismo ocurrio en muchas otras fábricas del país. La huelga continuó pero sin ninguna perspectiva. Los trabajadores no supieron disputar la dirección de la lucha con los sindicatos y dejaron la conducción de las operaciones a ellos a pesar de la creciente desconfianza. Sin ninguna perspectiva concreta que desarrollar - tampoco los pocos grupos y círculos comunistas y revolucionarios fueron capaces de presentar una - la clase dominante aprovechó la oportunidad de retomar la iniciativa política utilizando... la carta democrática y de las elecciones. A partir de este día, el 30 de mayo, y aunque la huelga duró hasta finales de junio, la dinámica de la confrontación de clases se volteó con la disolución. El Estado tuvo entonces, cada vez más y hasta el final, el control de los acontecimientos y del terreno de la confrontación.
[5] . No hay que creer que este uso de la mistificación electoral por parte de la burguesía para contrarrestar las movilizaciones pertenezca sólo a la historia (o a los países europeos). Lo mismo ocurrió con el movimiento ’estudiantil’ de Quebec en 2012, cuyo ’punto de inflexión’ del movimiento, el comienzo de su reflujo, fue provocado por el desencadenamiento de un período electoral: « el movimiento se vació de su sustancia gracias a las elecciones de septiembre » de 2012. (Lucha de los estudiantes y asamblea de barrios, folleto de Klasbatalo Comunista Internacionalista).
[6] . Ciertamente plantearemos y desarrollaremos este tema cuando volvamos al punto #13 que trata el tema del sindicato.