Revolución o Guerra n°18

(mayo 2021)

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Luchas obreras en Argentina y Canadá

Reproducimos aquí una toma de posición del grupo revolucionario Emancipación [1] que saca un cierto número de lecciones de las luchas obreras en Argentina, tanto sobre las condiciones de la extensión de las luchas como sobre su sabotaje por parte de los sindicatos. Si hubiéramos podido intervenir directamente, es muy probable – al leer el documento – que nos hubiéramos encontrado defendiendo las mismas orientaciones y consignas en las asambleas, manifestaciones y "piquetes" contra los sindicatos y los izquierdistas. En medio de la pandemia y de las medidas de confinamiento o distanciamiento social, ambas utilizadas y volcadas contra el surgimiento de reacciones proletarias a la crisis, nos parece importante señalar que el proletariado, aunque pasivo y en gran medida desorientado por la situación inmediata, puede – y debe – retomar el camino de sus luchas por la defensa de sus condiciones de trabajo y de vida. Mencionemos también de paso la lucha de los estibadores de Montreal que los compañeros de Klasbatalo, grupo afiliado a la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI), han relatado en Ce que signifie vraiment la reprise [lo que realmente significa la recuperación] [2].

Algunos lectores, los reflejos sectarios ya no sorprenden a nadie, podrían interrogarse por qué seguimos publicando posiciones de Emancipación, más conocido con el nombre de su blog Nuevo Curso, cuando se ha negado a debatir y responder a nuestras críticas sobre su reivindicación histórica de la Oposición de Izquierda Trotskista de los años 30, tergiversada como "Izquierda Comunista", y sobre su retoma de la posición de Munis y del FOR sobre una supuesta revolución española en 1936 [3]. A pesar de esta debilidad fundamental, que a la larga sólo puede presentar contradicciones insuperables para el grupo, Emancipación sigue publicando posiciones de clase que pueden arrojar luz y ayudar a aclarar cuestiones de actualidad y más teóricas desde el punto de vista de la clase. Por eso, en función de los ejes que pretendemos presentar en nuestra revista en relación con las prioridades de la coyuntura, no dudamos nunca en reproducir artículos de otros grupos revolucionarios, ya sea que hacen parte de la Izquierda Comunista, como la TCI, o no, como Emancipación. En general, consideramos que nuestra revista debe ser también una revista del campo proletario, y más concretamente de las fuerzas "pro-partido" de ese campo. Al hacerlo, nos parece que participamos activamente en la lucha por el partido y el reagrupamiento de las fuerzas comunistas.

Una última palabra: la CCI ha renovado sus ignominiosos ataques contra Nuevo Curso y especialmente contra nuestro propio grupo, contra "los matones del GIGC". Una vez más se nos presenta como un "grupo policial" en una letanía de calumnias de catorce páginas. No consideramos que merezca la pena perder una sola página para reproducir el comunicado que nos vimos obligados a redactar. Para los interesados, o curiosos, en ver hasta dónde llega la CCI en su deriva destructiva y su delirio, está disponible en nuestra página web [4].

El GIIC-IGCL

Cómo los sindicatos y la izquierda sabotean la extensión de las luchas (Emancipación)

Argentina en los últimos años se ha convertido en un catálogo de recursos de los sindicatos y la izquierda para desviar y evitar la extensión de las luchas. Un primer ejemplo a gran escala lo tuvimos en 2019 en Chubut. Entonces la convergencia de luchas en la provincia en torno a los maestros y los sanitarios se neutralizó con convocatorias de huelga nacional sindical que cortaron en transversal el movimiento. Ahora en Neuquén vemos una estrategia alternativa y no menos dañina. Los trabajadores en Argentina y el resto del mundo tenemos mucho que aprender de la experiencia para poder enfrentar a los sindicatos de manera efectiva y encontrar nuestro propio terreno de lucha.

La extensión de las luchas de la Sanidad en Neuquén y Río Negro

En la provincia de Neuquén, Argentina, trabajadores sanitarios autoconvocados llevan dos meses reivindicando al gobierno provincial una recomposición salarial, es decir, una puesta al día de pagos atrasados y devaluaciones de sus salarios en un país cuya inflación rondará el 40% este año. En la mayoría de los casos hablamos de pérdidas del 70% de la capacidad de compra.

Se llama autoconvocados a un grupo de trabajadores que rompe con el sindicato sobre la base de rechazar los acuerdos firmados por este y se lanza a una huelga en solitario.

No han faltado mil intentos de amedrentarlos, incluso desde el gobierno nacional, después de que los gobernantes provinciales pidieran la intervención de la Secretaría de trabajo. Pero, mientras las luchas de trabajadores sanitarios se extendieron a la vecina provincia de Río Negro. Pero en Río Negro los sindicatos participaron de las reivindicaciones desde un principio, chocando con una parte de los trabajadores que pretendía confluir con los trabajadores neuquinos en huelga.

La clave: la extensión de las luchas no puede limitarse a que haya más luchas en un mismo sector, incluso en varios. La extensión de las luchas para ser efectiva requiere centralización en asambleas de todos.

La izquierda se aplica a la descoordinación

La técnica de movilización de la izquierda consiste en mantener en movimiento y dispersos a los trabajadores. Mucho piquete, mucho corte de ruta y movilizaciones segmentadas por categorías y oficios. Todo con tal de evitar el llamado a asambleas abiertas para que la extensión de las luchas se haga real y confluyan los trabajadores en lucha en la sanidad con desmotadores, docentes, petroleros, mineros, pesqueros, administración e involucrar a toda la comunidad de familias trabajadoras que hace uso de los hospitales y las escuelas.

Es precisamente el sentido contrario al que podría imponer una posición de fuerza por parte de los trabajadores.

La atomización abre la puerta a la instrumentalización de los trabajadores

Con todo, la proliferación de luchas puso en jaque a varios gobernadores que día a día ven surgir nuevas huelgas y planes de lucha. Las cámaras empresariales pidieron al gobernador Gutiérrez que desarticule el conflicto y lo cierre. Todos ven que peligran sus negocios. Desde las estaciones de servicio que sufren desabastecimiento hasta los hoteleros y el sector turístico a los que los piquetes les espantan los clientes. Para ellos, la extensión de las luchas significa anarquía y caos.

Pero mientras, la táctica piquetera sigue desgastando a los trabajadores en rifirafes aíslados y sin sentido. Los camioneros chilenos que cruzan la cordillera con mercancía intentan levantar los piquetes por la fuerza. Los autoconvocados están aislados en estas batallas en rutas vacías. Pero se resisten y apelan al reconocimiento y prestigio ganado en los meses de pandemia para convocar a la comunidad a reforzar los piquetes en vez de a extender las luchas.

En vez de dar solidez a la extensión de las luchas construyendo estructuras asamblearias de todos los trabajadores, base de un poder de clase, los autoconvocados fragmentan aun más a los trabajadores por las rutas desposeyéndoles hasta de la fuerza del número y de su capacidad para parar la producción.

Los trabajadores se desgastan y cuecen a fuego lento. Debilitados y atomizados por la táctica piquetera pueden ser ya intrumentalizados por el gobierno de la Nación, que dilata la resolución del conflicto como forma de amedrentar al gobierno neuquino que, si bien es también peronista, forma parte de la oposición.

El papel de la izquierda, el trotsko-stalinismo y los autoconvocados

En la promoción de estas tácticas, que siegan las piernas de la extensión de las luchas, intervienen los sindicatos ATE, UPCN, ATSA. La izquierda trotskostalinista encuadrada en el FIT-U y sus arrabales, aparentemente está desdibujada. Pero si nos detenemos un minuto es fácil descubrir que aparece en aquellas huelgas en las que los sindicatos no se bastan para manejar la situación. En caso contrario, se hacen los distraídos con la regularidad y previsibilidad de una ley de la Física.

Llama la atención el contraste con las huelgas indefinidas que, en otras provincias, llevan adelante asambleas soberanas de trabajadores. Porque ahí, los mismos grupos las ignoran e invisibilizan, apuntando a los trabajadores de otros centros solo hacia los conflictos que ellos mismos o la burocracia sindical manejan y en los que imponen sus tácticas.

La división de tareas en la izquierda argentina

Promover la aparición de autoconvocados es la táctica preferida por el PTS, pero en sus manos se vuelve indistinguible de atomizar y dispersar a los trabajadores por el territorio. Solo en Neuquén hay 25 cortes de ruta. Las asambleas de los centros de salud públicos son sistemáticamente orientadas a emprender huelgas aisladas del resto de trabajadores, incluso de la salud. Votan marchas, caravanas, acampes en edificios públicos. Todos por separado sector por sector e incluso hospital por hospital.

Y esto se produce en simultáneo con huelgas de petroleros, salud privada, judiciales y administración pública que también están en huelga.

No es inocente que la izquierda venda la táctica piquetera de los autoconvocados como un gran ejemplo de lucha. No es que no sean capaces de ver que lleva de cabeza a un callejón sin salida. Es evidente que se trata de una táctica que destruye la extensión de las luchas al atomizarlas. Es imposible no ver que al propiciar el desabastecimiento de combustibles y alimentos en esas condiciones tiende aislar aun más a los trabajadores movilizados de los de otros sectores a los que no se invitó siquiera al imponer un agravamiento de la situación de los trabajadores de la provincia como un todo… incluso en contagios Covid.

La izquierda argentina, como la de cualquier otro país, conforma un verdadero cordón sanitario alrededor de la clase trabajadora que intenta contener y dispersar su movimiento cuando supera la primera línea de control: los sindicatos.

Su única peculiaridad es la frondosidad de tendencias y el alto grado de especialización de cada una en sectores concretos, normalmente ligados al control caciquil de ayudas públicas (planes sociales).

  • Maoísmo y otras yerbas stalinistas, dirigen miles de organizaciones de desocupados y cooperativas; no se trata en realidad de cooperativas de trabajadores clásicas, sino de grupos de trabajadores ultraprecarizados y parados agrupados en un entramado jurídico que no pueden controlar -ni siquiera se estila tener estatutos públicos- y que reciben planes sociales como si fueran una cooperativa de trabajo. Es una forma de asegurar que si salen del encuadramiento del puntero partidario y sus transas con el político de turno, quedarán definitivamente excluidos y hambreados.
  • Un sector del trotskostalinismo (MST, PO, IS) también dirigen sectores de desocupados a través de la distribución de planes sociales, comedores populares y mantiene grupos propios en algunos sindicatos.
  • Otro sector del mismo tronco (PTS) que no maneja planes sociales, se especializa en la conducción de sindicatos combativos y en algunos casos codirige sindicatos oficiales con otras organizaciones de izquierda o con el peronismo en todas sus variantes.

¿Por qué los autoconvocados atrajeron tanto aparato político y la intervención estatal?

Pero aun dentro de este marco, lo llamativo en el caso de Neuquén es la tremenda cantidad de aparatos políticos montados sobre los autoconvocados de la sanidad. ¿Por qué tanto esfuerzo de control sobre los sanitarios para evitar la extensión de las luchas en una provincia que no suele atraer las miradas del estado ni de su izquierda como Neuquén?

En realidad, la cuestión es que, involuntariamente los autoconvocados quedaron en medio de las disputas entre el gobierno nacional y el gobierno neuquino por el control del yacimiento de hidrocarburos de Vaca Muerta, que es la gallina de los huevos de oro de la burguesía neuquina, que teme que el gobierno nacional aproveche el conflicto para imponer su voluntad sobre la cuenca carburífera.

Para muestra sobra un botón: cuando los autoconvocados empezaban con los piquetes en la ruta que va a Vaca Muerta, los petroleros de contratistas estatales y privadas no aceptaron la recomposición salarial que quería darles la burguesía y votaron ir a huelga… que duró lo que un pelado en la nieve ya que casi al unísono los tribunales -esto es, el estado- dictaron la conciliación obligatoria y levantaron el conflicto.

Y es que para un capital nacional semicolonial como el argentino, Vaca Muerta es hoy en día uno de los pocos sectores que puede aportar nuevas divisas a través de una inversión genuina, explotando fuerza de trabajo. El mero destello de la posibilidad de una extensión real de las luchas movilizó a estado y capital. La mera idea de que Vaca Muerta no se capitalizara aun más por el miedo a una verdadera extensión de las luchas, era entendida por la burguesía argentina como el fantasma de un gran fracaso colectivo como clase.

¡En pocas palabras, para la burguesía argentina, con Vaca Muerta no se jode!

La salida de los trabajadores

Si los autoconvocados no rompen el aislamiento impuesto por la burocracia sindical y la izquierda y hacen confluir su lucha con la de otros sectores y con la comunidad de la que forman parte, los piquetes tienen los días contados y todo termina en aceptar la migaja que ofrecen o desfilar al matadero de la represión.

La tradición de la izquierda trotsko-stalinista en Argentina muestra los piquetes y cortes de ruta como un ejemplo a seguir en la lucha por conquistar mejores condiciones. Nada podía ser más destructivo.

Con estos métodos, dispersan y debilitan a nuestra clase, que solo pueden afirmarse en las fábricas, en las escuelas, en los hospitales y en los barrios mediante asambleas soberanas, eligiendo sus propios representantes y dando pasos coordinadamente.

Tanta energía puesta en los piquetes tiene que ser llevada a la unidad productiva y al barrio para poder autoorganizarnos y luchar como clase. No como grupitos, plantillas ni oficios, sino como clase.


Emancipación, 22 de abril, 2021

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