Número especial sobre el campo proletario y su devenir - Julio 2019 |
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Informe de actividades para la 2a Reunión General del GIIC – junio 2019
Como indicamos en la presentación de este número especial, el informe de actividades adoptado por nuestra 2ª Reunión General pretende ser un informe tanto para nuestro grupo como para el campo proletario en su conjunto. Creemos que nuestra experiencia y práctica organizativa es asunto de todos, y como tal pueden y deben ser criticadas si es necesario. Y afirmamos creer que pueden ser utilizadas para la reflexión tanto por las nuevas fuerzas y grupos comunistas que están emergiendo hoy en día como por los antiguos grupos y militantes del "viejo" campo proletario de los años sesenta y setenta. En particular, advertimos contra el espíritu de círculo tal como se expresa hoy, promovido por el uso y la ideología democrática propia de las redes sociales de Internet, y proponemos el método de partido para contrarrestarlo y superarlo, el mismo que Lenin presentó y defendió en su tiempo.
Informe de actividades para la 2a Reunión general
« "¿Qué hacer?" : tal es la pregunta que los socialdemócratas rusos se formulan con extraordinaria insistencia durante los últimos años. No se trata de elegir el camino a seguir (como sucedía a fines de la década del 80 y a principios de la del 90), sino de saber qué pasos prácticos debemos dar por un camino conocido y cómo darlos. Se trata de un sistema y de un plan de actividad práctica. Y debemos reconocer que este problema, fundamental para un partido realista [en lugar "de acción" en la versión francesa], sobre el carácter de la lucha y de sus métodos sigue sin resolver y suscita todavía serias divergencias [olvido de "entre nosotros"] que revelan una lamentable inestabilidad y vacilación del pensamiento. Por una parte, está muy lejos aún de haber muerto la tendencia "economista", que procura truncar y restringir la labor de organización y de agitación políticas. Por otra, sigue alzanda orgullosamente la cabeza la tendencia del eclecticismo sin principios, que se adapta a cada nueva "moda", sin saber distinguir entre las necesidades del momento y las tareas fundamentales y necesidades constantes del movimiento en su conjunto » (Lenin, ¿ Por donde empezar ?, 1901 [1]).
En términos generales, la problemática al que se enfrentaban los revolucionarios rusos a principios del siglo 20 se vuelve a plantear ahora en los mismos términos para todo el campo proletario y, en particular, para sus componentes que se colocan entre las fuerzas de la Izquierda Comunista partidista, las que se colocan de manera decidida en la lucha por el partido comunista mundial. Aunque de forma "moderna", el reto permanente del economismo, del a-politismo y del anti-partidismo, por un lado, y, por otro, y de forma más inmediata, el peligro del eclecticismo teórico y político guiado por el inmediatismo, se vuelven a plantear hoy en día. El despertar de este último acompaña casi mecánicamente las inevitables reacciones y revueltas sociales y de clase alimentadas y provocadas por la agudeza, la actualidad, la acción presente de la alternativa histórica revolución proletaria o la guerra imperialista generalizada. Tanto el economismo moderno como el indiferentismo político, por un lado, y el eclecticismo y el inmediatismo, por otro, afectan a la clase en su conjunto, especialmente cuando lucha o trata de luchar en masa – no podemos desarrollar en este informe – tanto como los revolucionarios. Estos son los retos que todo el campo proletario, lo que Nuevo Curso (NC [2]) llama el partido en devenir, ve levantarse ante él. Estas son las dos fallas y amenazas políticas de orden oportunista que pueden afectar, y ya afectan en parte, el campo proletario y dentro de él nuestro propio grupo, a menos que creamos y decretemos que estaríamos protegidos, vacunados, contra los virus de orden oportunista que inevitablemente afectan al medio comunista.
El balance de nuestras actividades desde la 1a Reunión general del grupo en julio de 2016 sólo puede establecerse en relación con la evolución de la situación histórica y las diversas cuestiones que ha presentado al proletariado y a los grupos comunistas – sabiendo que también estos últimos son parte integrante, productos y factores, de esta situación. (…).
A partir del pasaje a 2018 nos encontramos ante nuevos acontecimientos que marcan un momento relativamente diferente, una evolución significativa, de la situación histórica que analizamos como la entrada en un período de confrontación masiva entre las clases como preludio a la resolución, de un modo u otro, de la alternativa histórica. Este nuevo momento en el desarrollo de la lucha de clases puede cuestionar, o al menos requerir verificación de, nuestro análisis y comprensión general :
En primer lugar, e incluso si sabíamos que la conformación del ’viejo’ campo proletario heredado de los años setenta y ochenta se vería inevitablemente perturbada, surgieron nuevas fuerzas comunistas de las que NC es la expresión y un factor, confrontando así directamente a los grupos históricos de la Izquierda comunista partidista con su responsabilidad histórica frente a esta nueva dinámica y frente a la cual la Tendencia Comunista Internacionalista (TCI), la principal organización de este campo, comenzó por encerrarse en una actitud, o reflejos, relativamente sectarios hacia nosotros e inmediatistas frente a estas nuevas fuerzas ;
luego, la polarización imperialista se exacerba bajo la presión de la burguesía norteamericana, la política y el lenguaje de Trump – nada inesperado en sí mismo para nosotros – y China se convierte potencialmente y aparentemente en uno de los principales rivales imperialistas de Estados Unidos, mientras que Alemania y la Unión Europea parecen tener grandes dificultades para hacer frente a los desafíos que Trump les impone, y para emerger como un polo rival. Esto nos obliga a verificar, incluso a cuestionar, nuestro análisis presentado en nuestras Tesis sobre la situación internacional de 2013 [3] de que sólo Alemania pudiera aspirar a ser la cabeza de un polo imperialista, y luego de un bloque, oponiéndose al poder y al liderazgo norteamericanos en caso de apertura del camino hacia la guerra generalizada ;
Por último, la reanudación de las luchas obreras y sociales que tuvieron lugar a lo largo de 2018 y que se caracterizó principalmente por una dinámica de lucha de masas proletaria en Irán, incluso en México, y por una expresión particular, de carácter interclasista, del estallido de antagonismos sociales con el movimiento de los chalecos amarillos en Francia – mientras la lucha de los trabajadores ferroviarios en la primavera de 2018 se había acabado sólo unos meses antes con una derrota importante. Los dos fenómenos huelga de masa y chalecos amarillos, sus respectivas características y las repercusiones internacionales que han encontrado, marcan el inicio de un período de confrontaciones masivas (y violentas) entre las clases.
De hecho, a partir de enero de 2018, (…) los principales acontecimientos de la situación mundial nos desafían y cuestionan relativamente (requieren verificación de) nuestras orientaciones y nuestra comprensión de la situación histórica. Esto es cierto tanto para nuestro grupo como para todo el campo proletario. (…) A partir de ese año surgieron una serie de nuevas cuestiones y es necesario comprobar más de cerca si conseguimos cumplir el mandato de 2016 en respuesta a estas nuevas condiciones, si este podía responder a los cambios de la situación y, sobre todo, si el grupo en su conjunto consiguió tener en cuenta los cambios y adaptar, si era necesario, nuestros ejes de intervención.
1) Frente a los cambios en curso, ¿hay necesidad de una nueva orientación para el GIIC?
Por lo tanto, podemos interrogarnos si la evolución de la situación, la entrada en un período de confrontaciones masivas entre las clases, no requiere una ruptura, al menos una evolución significativa de nuestras actividades y de sus prioridades, tal como fueron definidas y adoptadas por la anterior Reunión General de 2016 :
« Sin embargo, sigue existiendo una cierta fragilidad "objetiva" debido tanto a la situación histórica – las dificultades del proletariado para encontrar la vía revolucionaria del comunismo – como a las debilidades particulares del campo proletario. Es en esta situación y en este medio, los dos llamados sin duda a cambiar de manera brutal, donde debemos hacer vivir a nuestro grupo y desarrollar su presencia para ser un factor activo en la lucha por el partido. Para ello, siendo vigilantes y presentes en las luchas cotidianas, debemos situar todas nuestras actividades dentro de una visión a largo plazo – la única que realmente nos permita estar más presentes y ser más eficaces en las luchas cotidianas. En particular, es necesario integrar la relación dinámica permanente entre la vida interna y la intervención, sabiendo que hoy, y en última instancia, es la vida interna (incluso comprendida como vida interna del campo proletario) la que define la intervención, su contenido y su nivel, y garantiza su contenido de clase y su regularidad, así como la posibilidad de aceleración. [Así], la dimensión de la vida política interna sigue siendo decisiva para el fortalecimiento y el desarrollo del grupo y su unidad » (Révolution ou Guerre #6, 2016, Rapport d’activités pour la Réunion Générale du GIGC [4], no ha sido traducido al español).
¿ Invierten los cambios que ocurrieron con el 2018, la relación entre la vida interna y la intervención externa tal como la definimos en el 2016 ? La cuestión es tanto más relevante cuanto que la TCI, aunque se base en premisas teóricas y políticas ligeramente diferentes (no compartimos exactamente la misma visión de la lucha por el partido), parece defender una orientación diferente :
« Está claro que una nueva generación está emergiendo en el mundo sobre las posiciones de la Izquierda Comunista y planteando nuevos retos para organizaciones como la Tendencia Comunista Internacionalista. Establecer una posición revolucionaria clara aplicando el marxismo a la realidad contemporánea es nuestro punto de partida, pero no podemos limitarnos a ello. Como dijo Onorato Damen, la política revolucionaria ’no puede limitarse a una máquina de escribir’. Este no es el momento para fracciones o círculos de discusión. Es hora de formar núcleos revolucionarios en todas partes y de converger hacia la creación de un partido revolucionario internacional e internacionalista en vista de los inevitables conflictos de clase del futuro » (TCI, The Significance of the German Revolution, nov. 2018 [5], subrayamos y traducimos).
El artículo, escrito por un miembro de la CWO, el grupo británico de la TCI, rechaza claramente las "fracciones o círculos de discusión". Más allá del rechazo de la forma organizativa en sí misma y más grave, el artículo subestima, ignora, y de hecho rechaza, cualquier proceso de confrontación y clarificación política como medio central y momento esencial de la lucha por el partido. Sin embargo, este proceso de confrontación y clarificación política – que debe estar abierto al campo proletario en su conjunto – es, en contra de esta visión, la necesidad central del momento actual : armar políticamente y teóricamente a la nueva generación que viene, vinculándola a la Izquierda comunista precisamente en estos dos niveles ; y no tratar de ganar a sí mismo en un planteamiento inmediatista con la esperanza de que la mera adherencia baste a este armamento teórico-político – ¡ si fuera tan simple ! Otros compañeros o grupos, en particular Nuevo Curso, notaron una tendencia fatalista, incluso de pasividad, en nuestro último comunicado sobre los chalecos amarillos del 27 de enero 2019 [6] :
« Por eso diferimos del fatalismo que intuimos en las frases finales de la declaración que reproducimos abajo. Es cierto que la debilidad de los comunistas en las luchas actuales refleja "la relación de fuerzas internacional e histórica presente entre las clases"… pero como en toda relación dialéctica, su solución verdadera es la afirmación de su contraria : si los comunistas queremos transformar la relación de fuerzas entre clases debemos comenzar por enfrentar nuestra propia debilidad a partir de los elementos a nuestro alcance » (Nuevo Curso, Los chalecos amarillos tres meses después, 30 de enero 2019 [7]).
Este cuestionamiento crítico de NC – cuyo espíritu y contenido compartimos en sí mismo – también se ha expresado en varias ocasiones y de diversas formas en nuestras filas. Y a pesar de su identificación y mención en varias ocasiones, no hemos podido debatirlo abiertamente y con claridad. (…).
Así que, más allá de las cuestiones inmediatas y coyunturales, y en la medida en que la cuestión, incluso la crítica, se plantea tanto en el campo proletario como dentro de nosotros mismos, es legítimo cuestionar la orientación que debemos definir hoy : ¿ no es hora de que la dimensión de la intervención dicte y determine ahora, y a diferencia del período anterior, todas nuestras actividades ?
2) Utilizar el método del partido para debatir y definir nuestras orientaciones
Es difícil mantener y desarrollar un método de partido en un grupo muy pequeño como el nuestro cuya foto, la realidad inmediata, es la de un pequeño círculo. De hecho, es una gran parte, si no la totalidad, del campo proletario que vive como un conjunto de círculos debido a la dispersión, el eclecticismo, el espíritu de capilla, el informalismo, el peso del individualismo que prevalecen en su seno. Incluso el funcionamiento y la intervención de su organización principal, la TCI, que sin embargo está vinculada orgánicamente con el PC de Italia y la Izquierda comunista de Italia, sufre del peso de un informalismo relativo, del personalismo e individualismo, y por lo tanto del espíritu del círculo [8]. En cierto modo, y sin hacer de ello un absoluto o un copiar-pegar, de nuevo podemos trazar un paralelo con la situación a la que se enfrentaban los revolucionarios socialdemócratas rusos a principios del siglo 20. Al menos debería servirnos como experiencia y referencia:
« Nuestro movimiento, tanto en el sentido ideológico como en el sentido práctico, de organización, adolece más que nada de dispersión, de que la inmensa mayoría de los socialdemócratas están absorbidos casi en absoluto por una labor puramente local, que limita sus horizontes, el alcance de su actividad y su aptitud y preparación para la clandestinidad » (Lénine, ibidem).
No hay duda de que algunos, no importa que sean aun muchos, se burlarán de nuestra aspiración y pretensión para utilizar este método de partido. Somos pocos, muy pocos, demasiado pocos, que se reivindican hoy de este, incluso dentro del propio campo proletario. Sin embargo, el uso desmesurado e incontrolado de los nuevos medios de comunicación, redes y networks de la Web 2.0 fomenta la difusión de la ideología democrática burguesa y pequeñoburguesa y de los males que afectan al conjunto de estas fuerzas, incluidas las que se reclaman de la Izquierda comunista, así como a las nuevas generaciones sin experiencia. Se le puede caracterizar como el espíritu de círculo versión 2.0. Defender el método del partido y su ilustración en nuestra práctica es una de las tareas que nuestro grupo debe plantearse ante la nueva generación de revolucionarios que está emergiendo y que tiene dificultades por romper con la práctica democrática, individualista, subjetiva y emocional de las redes sociales. En resumen, sin hacer un paralelo absoluto con el pasado, la lucha contra los círculos es de plena actualidad y está al primer plano de la lucha por el partido.
En nuestro caso, y para preparar la Reunión General, nuestro congreso de organización, el método de partido requiere la identificación de las tendencias políticas antes mencionadas y que se enfrentan, al menos potencialmente, tanto en nuestras propias filas como en el campo. Porque son expresiones más o menos asertivas de tendencias contradictorias dentro del campo proletario en su conjunto y, al mismo tiempo, el reflejo y la expresión, indirecta y directa a veces, de las contradicciones y dificultades a las que se enfrenta el proletariado internacional, particularmente en sus luchas. Podemos definirlas y resumirlas – y no reducirlas – a las vacilaciones y debilidades que la clase revolucionaria experimenta para apoderarse de la dimensión política de sus luchas oponiéndose y enfrentándose a las diversas fuerzas, principalmente sindicales y políticas, del aparato estatal capitalista ; es decir, una y otra vez el peligro del apolitismo, del indiferentismo político, del economismo moderno encarnado por el consejismo.
« Hemos dado el primer paso, hemos despertado en la clase obrera la pasión por las denuncias de carácter ’económico’, de los atropellos cometidos en las fábricas. Debemos dar el paso siguiente: despertar en todos los sectores del pueblo con un mínimo de conciencia la pasión por las denuncias politicas » (Lenin, ibidem).
No se trata en sí mismo de hacer de cada matiz un debate y una confrontación definitiva que lleve a caracterizaciones políticas precipitadas y a condenar a nadie, y menos aún a escisiones sistemáticas ; por el contrario, se trata de establecer los términos y las condiciones para una clarificación política la más amplia posible y la superación de estas oposiciones ; oposiciones latentes en nuestro caso y oposiciones que no se desarrollan hasta el punto de que tales miembros las personifiquen, las lleven a cabo y las materialicen de manera específica ; oposiciones más o menos abiertas y expresadas entre los grupos del campo proletario.
La dificultad de utilización del método que busca identificar y polarizar las diferencias y los debates se hace aún más difícil en un grupo muy pequeño cuya imagen y realidad inmediata es la de un círculo. Es difícil no ’personalizar’ los debates en un grupo de unos muy pocos miembros. Razón de más para aferrarse y practicar, tratar de practicar y desarrollar el método de partido : « Una vez miembro del partido, (…) estoy obligado a no limitarme a un "tengo confianza" o "no tengo confianza" sin más control, sino a reconocer que debo responder de mis decisiones, como en general toda parte integrante del partido debe responder de las suyas ante el conjunto del mismo ; estoy obligado a seguir la vía formalmente prescrita para expresar mi "desconfianza", para hacer triunfar las ideas y los deseos que emanan de esta desconfianza. Nos hemos elevado ya de la "confianza" incontrolada, propia de los círculos, al punto de vista de un partido, que exige la observancia de procedimientos controlados y formalmente determinados para expresar y comprobar la confianza » (Lenin, Un paso adelante, dos pasos atrás, 1904 [9]). En nuestro caso, nuestra capacidad – señalada en la 1ª Reunión general de 2016 – de enviar e intercambiar regularmente informes de discusión o cartas con argumentos – y no mensajes instantáneos específicos de las redes – que se responden unos a otros proporciona los medios esenciales y el marco organizativo para fundar y desarrollar nuestros debates, incluidos los debates contradictorios, sobre documentos escritos, hechos materiales – y no sobre impresiones subjetivas y/o personales. (…).
3) Un informe de continuidad y no de ruptura
Es la primer opción e orientación que el informe propone que la Reunión general adopte. Sin embargo, hoy, ante la significativa evolución de la situación, incluidas las fuerzas comunistas, es necesario precisar la fórmula de nuestra Reunión General de 2016 : la dimensión de la vida política en el campo proletario en su conjunto sigue siendo decisiva para el fortalecimiento y el desarrollo de este campo y su unidad, del que nuestro grupo es una parte y un factor.
¿ Por qué una elección así cuando la interrogación sobre una ruptura es legítima ? Al mismo tiempo que la situación mundial y sus retos históricos se aclaran ; que la clase capitalista se ve obligada a redoblar sus ataques y a iniciar y generalizar una verdadera guerra de clase contra el proletariado ; que minorías obreras surgen en las luchas inevitables que surgen en reacción y cuestionan cada vez más el futuro del capitalismo y la necesidad de una nueva sociedad ; e incluso a medida que surgen nuevas fuerzas comunistas y que una nueva dinámica sacude el orden y la conformación del viejo campo proletario y, en particular, las fuerzas partidistas en su seno ? A primera vista, todo parece apoyar la tesis de la CWO según la cual « este no es el momento para fracciones o círculos de discusión. Es hora de formar núcleos revolucionarios en todas partes y de converger hacia la creación de un partido revolucionario internacional e internacionalista en vista de los inevitables conflictos de clase del futuro » [10] ; que lo inmediato, la hora, es a ganar y reagrupar lo antes posible las energías proletarias para poder influir directa y masivamente, incluso dirigir, las luchas proletarias a riesgo, de lo contrario, que fracasen sistemáticamente y no logren cambiar la dinámica de la relación de poder entre las clases...
Este enfoque presenta dos errores : por un lado, en la relación partido-clase que ve – o reduce – la solución del problema en la influencia inmediata de los revolucionarios, del partido, en la clase independientemente del curso real – es decir político – de la relación de fuerzas entre las clases (cf. nuestros comentarios críticos a las posiciones de la TCI en RG #10 y 11) ; y por otro lado, no toma en cuenta un factor esencial de esta relación de fuerzas, de su curso o dinámica : la realidad actual del propio campo proletario – marcado por su aislamiento, debilidad y dispersión –, de la Izquierda comunista y de los grupos políticos que la reivindican, como las expresiones más elevadas de la conciencia de clase. Los dos errores presentan el peligro de caer en una especie de voluntarismo – que se debe distinguir de la voluntad y de la convicción políticas – y de inmediatismo – esperando resultados inmediatos –, aquí la adhesión de simpatizantes y miembros, y de fundar las orientaciones en estas esperanzas independientemente del curso real de las luchas proletarias. Y, si estas expectativas no se confirman – lo que es muy probable para el futuro inmediato –, el desconcierto y, luego, la desmoralización política a menudo resultan de ello [11]. (…).
Por lo tanto, es un verdadero combate que debemos librar en el campo proletario como un todo contra estas expresiones de inmediatismo, que no pueden dejar de redoblarse ante la aceleración y el agravamiento de los antagonismos de clases y de las características, incluidas las dificultades, específicas del proceso de huelga de masa en el período actual. La aceleración y la agravación ofrecerán la tentación de la expectativa impaciente y, por lo tanto, la búsqueda de éxitos inmediatos, especialmente en términos de influencia directa en la clase o la membresía militante, en lugar del fortalecimiento de la unidad política, teórica y programática internacional del partido en devenir. Sin embargo, este peligro de inmediatismo se ve agravado por el peso del espíritu de círculo y del informalismo que tiende a prevalecer en su forma moderna 2.0 y que ya hemos señalado anteriormente. Esta atmósfera general de inmediatez, hecha de posts instantáneos, directos y, con demasiada frecuencia, reducida a la subjetividad y a la emoción individual en lugar de la reflexión sistemática, metódica, colectiva, centralizada y, por tanto, organizada, o sea el método de partido, ejerce una presión sobre todos los grupos históricos de la Izquierda comunista, y también sobre nuestro propio grupo, al que debemos intentar resistir apegándonos y reapropiándonos de las experiencias pasadas del movimiento obrero.
4) Al centro de nuestras actividades : la revista Revolución o Guerra
« A nuestro juicio, el punto de partida de nuestra actividad, el primer paso práctico hacia la creación de la organización deseada y, por último, el hilo fundamental al que podríamos asimos para desarrollar, ahondar y ampliar incesantemente esta organización debe ser la fundación de un periódico político para toda Rusia. Necesitamos, ante todo, un periódico. Sin él será imposible desplegar de modo sistemático una propaganda y una agitación que se atengan con firmeza a los principios y abarquen todos los aspectos. (…).
La misión del periódico no se limita, sin embargo, a difundir ideas, a educar políticamente y a conquistar aliados políticos. El periódico no es sólo un propagandista colectivo y un agitador colectivo,sino también un organizador colectivo. (…) Con la ayuda del periódico, y en ligazón con él, se irá formando por sí misma una organización permanente, que se ocupe no sólo en la labor local, sino también en la labor general regular; que habitúe a sus miembros a seguir atentamente los acontecimientos políticos, a apreciar su significado y su influencia sobre los distintos sectores de la población, a concebir los medios más adecuados para que el partido revolucionario influya en estos acontecimientos » (Lenin, ¿ Por qué empezar ?, op.cit., subrayamos).
Podemos establecer un paralelo entre el papel central que Lenin atribuía a la publicación regular de un periódico y cuyos argumentos se desarrollan en ¿Qué hacer? y el desarrollo de nuestra propia organización colectiva. Desde la creación del GIIC, todas nuestras actividades se han basado en nuestra revista. Gran parte de la evaluación de las actividades del grupo puede y debe basarse en el rasero de Revolución o Guerra, nuestra publicación regular, frecuencia regular respetada y confirmada, y en su contenido político, análisis, orientaciones, posiciones, pero también en artículos de otros grupos o simpatizantes y debates públicos realizados. Nuestro periódico no sólo es un organizador colectivo a nivel técnico o en términos de funcionamiento del grupo para su producción, selección de resúmenes, ensayos, traducciones, discusiones de borradores de artículos, etc., sino también, y sobre todo, a nivel político como el principal factor de homogeneidad y unidad política del grupo. (…).
[Sigue aquí un balance más preciso de la revista y de su realización práctica que no reproducimos, nota de la Redacción]
En resumen, el contenido y las orientaciones políticas de nuestra revisión expresan con bastante precisión la dinámica misma de nuestro grupo, sus fortalezas y debilidades, y los temas que enfrenta y trata de abordar, así como los del campo proletario en su conjunto. Su publicación regular, que nunca ha sido negada, se ha convertido en un acervo que debe consolidarse aún más. Pero sobre todo, la 2ª Reunión General de nuestro grupo debería considerar la evolución de nuestra revisión desde.... 2018. Hasta entonces, era esencialmente la revista del GIIC cuya orientación principal era « tanto para impulsar el reagrupamiento y la polarización en torno a la Tendencia Comunista Internacionalista como para luchar contra las manifestaciones de oportunismo y sectarismo dentro del campo, especialmente contra las tendencias "antipartidistas" y a-políticas » (Resolución sobre la constitución del GIIC, 2013, RG #1, nada más en inglés y francés). Desde el surgimiento de nuevas fuerzas, Nuevo Curso, el GCCF y Workers Offensive en Estados Unidos, o los camaradas reunidos en torno al Free Retriever Digest en Holanda, nuestra revista no duda y debe reproducir las posiciones y aportes que estos grupos hacen, no sólo para "utilizarlos por cuenta propia" – unir y racionalizar los esfuerzos conjuntos –, sino también y sobre todo para promover y desarrollar lo mejor posible la expresión la más unida y efectiva de la Izquierda Comunista a nivel internacional. Debemos pues continuar a desarrollar nuestra orientación de apertura a las demás fuerzas del campo en, y por medio, de la revista para que sea, tanto como sea posible, una revista del campo proletario como un todo, una herramienta para los debates y las clarificaciones; pero también par que la Izquierda comunista hable de una sola voz cuando es posible. En breve, que sea un medio y un momento del combate por el partido.
El desarrollo de esta ampliación o apertura de la publicación requiere de nosotros un mayor control político y una vigilancia permanente contra cualquier concesión al eclecticismo teórico y político. Por lo tanto, será necesario fomentar las posiciones internacionalistas sobre los grandes acontecimientos (como fue el caso de la cuestión catalana o la huelga de masas en Irán) y las cuestiones que suscitan debates y puntos teóricos y políticos que hay que aclarar (como fue el caso para la relación partido-clase, la alternativa histórica, el período de transición....). El fortalecimiento de la lucha por nuestra homogeneidad y unidad política, el fortalecimiento de la dimensión vida interna, es la condición para poder llevar a cabo esta propuesta de apertura y expansión, de extensión de la intervención de la revista en el campo en su conjunto y en la clase de la manera más útil y efectiva posible para la lucha por el partido ; es decir, en el sentido del reagrupamiento y de la unidad política, como un momento de la lucha por el partido, y no en el sentido del eclecticismo y del democratismo, como un momento de dilución y liquidación del partido.
5) Funcionamiento interno y método de partido
Sin duda, Revolución o Guerra es nuestro organizador colectivo para utilizar la expresión y, esperamos, el método de partido propuesto por Lenin en su tiempo. De hecho, nuestra publicación centraliza (sintetiza) y materializa todas nuestras actividades y les da un ritmo, una dinámica, regular y permanente. Sin embargo, sólo una actividad y movilización colectiva permanente puede establecer y desarrollar la presencia política efectiva de un grupo comunista y, al mismo tiempo, permitirle acelerar y enfrentar cualquier acontecimiento imprevisto o repentino en la situación.
Su realización en términos de contenido político y de elección editorial nos obliga a mantener y desarrollar al máximo una vida interna permanente que la voluntad individual de los miembros por sí sola no bastaría para garantizar, ni mucho menos. (...) Como resultado de nuestra realidad material, numero de miembros, como círculo, el peso de las responsabilidades y convicciones individuales es aún más importante y hace que este logro sea más frágil. El método de partido, hecho más necesario por las condiciones de nuestra vida cotidiana, requiere un esfuerzo y una vigilancia redoblados contra las expresiones y las tentaciones, y otras facilidades aparentes, diversas y variadas, colectivas e individuales, del espíritu del círculo.
(…).
¿Suma de redactores individuales o hacia un redactor colectivo?
En una reunión, un camarada expresó la opinión de que pensaba que él no tenía « la capacidad de redacción para formar parte de un "comité de redacción". Sin embargo, puede hacer el trabajo técnico (corrección de pruebas, correcciones, etc.). Sugiere que sean [los otros camaradas] los que deberían estar a cargo de tal comité » (ver el informe del 14 de marzo de 2019).
Detengámonos un momento sobre este punto y polaricemos el debate subyacente sin personalizarlo. Este enfoque y comprensión de la relación del militante con las actividades que debe llevar a cabo la organización – que no puede limitarse aquí al mero trabajo de un comité de redacción – tiende a ignorar la dimensión colectiva y centralizada de todas las actividades de un grupo comunista, y a fortiori del partido. Es cierto que no todos sus miembros tienen las mismas "habilidades", "cualidades", "predisposiciones" o "atracciones" individuales y que el cuerpo colectivo debe utilizar al máximo las fuerzas a su disposición para llevar a cabo sus tareas y la lucha de clases. En este sentido y a primera vista, puede parecer obvio que es mejor tener un "buen redactor" que un "mal redactor". Pero la cuestión fundamental no es técnica, aquí la capacidad de escribir, allí traducir o dominar una lengua extranjera, o ser un buen orador, propagandista o agitador, etc. Es sobre todo y ante todo política, y por lo tanto también colectiva. Además del hecho – curioso en sí mismo pero sobre todo peligroso desde el punto de vista de las relaciones políticas fraternas y de la participación de cada militante – de mantener a uno de los pocos miembros fuera de la actividad central del grupo (de hecho el comité de redacción es el grupo como un todo), dejar la responsabilidad política – y no técnica o práctica – de una actividad particular a "especialistas" o a un cierto tipo de militantes no es el concepto que los comunistas deben desarrollar en términos de centralizar las actividades y realizar las tareas. Una cosa es dar un mandato, permanente o no, dependiendo de la situación, a un organismo en particular, central o no, o a uno o más delegados ; otra es "retirarse" de una tarea colectiva a riesgo de "especializarse" en otra o de terminar sin involucrarse y desmoralizarse. En un caso, el mandato otorgado hace que el compañero con el mandato rinda cuentas al colectivo ante el cual es responsable, y tenemos así una centralización efectiva del trabajo militante de acuerdo con el método del partido. En el otro caso, tenemos un repliegue individual en el espíritu de círculo y una formalización, si no una teorización, de una división del trabajo dentro del partido que conduce al federalismo y al autonomismo, luego a la especialización individual y a la división política. En un caso, tenemos una confianza política que puede ser establecida, desarrollada y verificada sobre la base de un mandato ya que « debo responder de mis decisiones (...) ante todo el partido » (Lenin, op. cit.) y así, entre otras cosas, proporcionamos las condiciones políticas, incluyendo el marco organizativo apropiado, para que tal o cual miembro desarrolle también nuevas capacidades "individuales"; aquí, editoriales. En el otro, la supuesta falta de confianza en sus propias capacidades individuales, como punto de partida de la reflexión, y la renuncia o incluso la dimisión ante esta tarea colectiva, que resulta de ella, considera el problema desde el individuo militante, y lo reduce a él – y no desde el colectivo organizado, el partido. Le da la espalda al método de partido y tiende a considerar la organización política comunista como una suma de individualidades y no como un cuerpo colectivo ; aquí como una suma de redactores individuales y no, tendencialemente por supuesto, como un redactor colectivo.
El informe propone que todos los camaradas del grupo, tal como existe hoy en día, participen activamente en el comité de redacción, lo que no significa que se deba decretar que todos los camaradas tienen que escribir al menos un artículo por cada número. Esto significa que todos los compañeros se preocupen en todo momento, a diario, de la realización de la revista en su conjunto – porque recibirán el mandato de la Reunión General y "tendrán que rendir cuentas a todo el partido" – y que cada uno de ellos contribuye a ella según su capacidad de la misma manera y con la misma responsabilidad que los demás miembros. El principio que debe guiar a cualquier comité de redacción, y al propio partido, es el del proceso que tiende y pretende pasar de un colectivo de redactores a un redactor colectivo. Aunque no se decrete porque depende estrechamente de la homogeneidad y de la unidad política en devenir – por lo que todavía es necesario "firmar individualmente" algunos artículos –, es, sin embargo, el objetivo y el espíritu que deben guiar el trabajo editorial y la realización de las publicaciones ; y el principio que debe definir el método de partido que debe ser utilizado y desarrollado por cualquier comité de redacción.
¿ Cómo luchar contra la inevitable heterogeneidad interna para reducirla al máximo ?
Por supuesto, tampoco se trata que el cuerpo colectivo organizado y centralizado que es el partido, imponga por la fuerza a los miembros tareas para las que no se sienten adaptados o para las que no tienen apetencia, al menos inicialmente. La política de la conminación [12], que consiste en obligar a un camarada a realizar una determinada tarea de la que no está convencido, no es un modo de funcionamiento útil para la organización comunista porque no es eficaz. Un camarada que no está convencido de una tarea o de una orientación política tendrá mayores dificultades para llevarla a cabo, probablemente lo hará mal, y a la larga correrá el riesgo de perder la confianza en el colectivo organizado, en sus propias convicciones y, finalmente, de desmoralizarse. En este caso, el método del partido consiste en que el colectivo asume la tarea lo mejor que pueda y finalmente convenza al camarada de que tiene un lugar pleno en su realización – ¿ no es éste el método que los trabajadores en huelga o en lucha tienden a usar espontáneamente cuando organizan su lucha ellos mismos (y no los sindicatos) ? No siempre es muy rápido, su solución ciertamente no es la más inmediata desde el punto de vista formal (o formalista), pero no hay otra desde el punto de vista comunista ; es decir, desde el punto de vista de la eficacia de la lucha proletaria. También en este nivel, la búsqueda voluntarista y la impaciente expectativa de resultados inmediatos son a menudo en vano y terminan siendo contraproducentes y, en última instancia, peligrosas.
Insistimos en este falso método de conminación porque a menudo se encuentra en la historia del movimiento obrero y sus organizaciones revolucionarias. Por poner sólo un ejemplo, fue precisamente un medio utilizado primero por el oportunismo zinovievista, luego sistematizado por el estalinismo triunfante, para destruir y corromper las convicciones de muchos militantes, obligándolos a realizar tareas y defender posiciones políticas de las que no estaban convencidos e incluso con las que no estaban de acuerdo [13]. Una vez más, fue el mérito de las Izquierdas, y especialmente la Izquierda del PC de Italia, de haber combatido contra estas prácticas tanto en la lucha organizativa inmediata como a nivel teórico y político (cf. Tesis de Lyon de la Izquierda del PC de Italia, 1926 [14], por ejemplo). Este punto sin duda tendrá que ser discutido y aclarado porque nos parece que una tendencia, ciertamente muy relativa y limitada, hacia la conminación – o una especie de voluntarismo – puede a veces expresarse entre nosotros hacia el campo proletario o incluso hacia la intervención en la clase, y es causada en gran parte por la decepción ante la falta de resultados inmediatos aparentes.
A cada uno según sus capacidades y permanencia del compromiso militante
Asimismo, en diferentes ocasiones unos cuestionamientos se han planteado sobre la falta de disponibilidad de los compañeros para el buen desempeño de las tareas del grupo, lo que a veces provoca un relativo desánimo y silencio, una falta de participación, que se prolonga a riesgo de desmoralizar al compañero afectado por este mal y que es preocupante para el grupo. (…). Pero la cuestión de la participación y de la implicación militante en la lucha colectiva no es una cuestión de una cantidad mínima de horas y minutos por día que se debería decretar para la actividad militante de todos. En términos cuantitativos, la participación es inevitablemente desigual entre los miembros y según los momentos, especialmente durante y fuera de las movilizaciones proletarias masivas. Por otro lado, es la calidad, aquí la atención regular y permanente y la preocupación militante por las actividades de la organización y el desarrollo de la situación histórica, lo que debe ser defendido y por lo que debemos luchar colectiva e individualmente. (...) La dimensión de la vida militante del miembro de la organización comunista, que es inevitablemente minoritaria, o incluso extremadamente minoritaria, en la vida social cotidiana bajo el capitalismo, no es, ni puede serlo (excepto en tiempos revolucionarios, pero entonces es toda la clase la que está permanentemente militante), la única dimensión de su vida social, especialmente en un período histórico en el que el capitalismo de Estado ocupa todos los espacios sociales e ideológicos y ejerce la dominación de clase sobre todas las dimensiones de la vida social, con la excepción de las movilizaciones proletarias masivas que, precisamente, rompen este control. Pero la dimensión de la vida militante debe tender a estar en el centro de la vida del militante comunista como conciencia y preocupación por las tareas y funciones del partido.
6) La intervención directa y pública
Podemos distinguir dos tipos de intervención : la que responde a acontecimientos de la situación, en particular las luchas obreras o las reuniones públicas de grupos izquierdistas o revolucionarios y que de hecho es ocasional, dependiente de estos acontecimientos ; y la que corresponde a la intervención de la propia organización comunista, según sus prioridades y orientaciones, de carácter permanente y que pretende desarrollar y establecer su presencia política en los entornos en los que se mueve. Obviamente, en ambos casos, la intervención de la organización es también dependiente y determinada, además de su capacidad política dada aquí como adquirida, por la capacidad física, material y de intervención – esencialmente de naturaleza geográfica y, en menor medida, por sus fuerzas militantes. Existe, pues, una relación entre la necesidad y el interés objetivo inmediato de cada intervención y las capacidades reales de intervención que define la línea a seguir, raramente rectilínea, y que permite evitar los escollos del voluntarismo y del activismo – muy a menudo inmediato y local – por un lado, y de la pasividad y del fatalismo, por otro.
(…)
La intervención regular del grupo
Tal vez sea precisamente la revista la que más claramente ilustra el problema y las dificultades a las que se enfrenta la intervención comunista hoy en día ante "la ausencia de resultados inmediatos" : por un lado, logramos publicarla regularmente, imprimirla y ponerla en nuestra web y, por otro, su difusión militante es extremadamente limitada, incluso insignificante [15]. Es cierto que las visitas y la lectura de nuestros artículos en nuestro sitio han seguido aumentando hasta el día de hoy ; la curva de crecimiento es muy alentadora desde que se inauguró el sitio en 2014. ¿ A qué se debe, básicamente, una difusión tan baja ? ¿ A una debilidad o una falta de convicción y de esfuerzos militantes por nuestra parte para difundirla ? ¿ O a condiciones más objetivas ? Pensamos que es fundamentalmente debido a Internet, por supuesto, pero también y sobre todo a la realidad de la evolución de la relación de fuerzas entre las clases y a las particularidades de la lucha obrera en nuestra era de capitalismo de Estado omnipresente. Nuestra revista se difunde sistemáticamente en todas las manifestaciones y luchas obreras a nuestro alcance geográfico, en las reuniones públicas de grupos izquierdistas o revolucionarios en las que podemos participar y finalmente en las librerías más importantes de las ciudades en las que vivimos o a las que podemos llegar.... mientras seguimos y controlamos nuestra difusión (otra línea o equilibrio por conseguir entre las dos trampas, pero este es un punto particular). Ciertamente, siempre podemos hacerlo mejor y más en si. Pero, ¿ este "mejor" y este "más" cambiarán de manera significativa la extensión de nuestra difusión militante ? No lo pensamos. Y si esta observación es correcta, es necesario, sin embargo, mantener nuestra convicción militante colectiva e individual y nuestra voluntad de continuar y desarrollar esta difusión trazando una línea la más recta posible entre el esfuerzo de difusión y la ausencia de resultados significativos inmediatos, la venta de números, a riesgo de perder de vista la razón de ser de la difusión militante a largo plazo, para convertirla en una simple tarea rutinaria por principio, sin ningún objetivo concreto, sin entusiasmo y sin dinamismo individual y colectivo, y al final desmoralizarnos. Ahora, con o sin venta, la distribución de nuestra revista es la bandera y el eslogan general que utilizamos en manifestaciones y reuniones y que, como tal, asume y participa de imponer la imprescindible presencia comunista en estos acontecimientos. Su utilidad y necesidad no se juzgan por los resultados inmediatos, aquí el número de ejemplares vendidos ; sino por el significado histórico y práctico que las banderas o las pancartas Revolución o Guerra para nuestro grupo, Battaglia Comunista para la TCI o Internacionalismo para otras publicaciones, etc., representan concretamente cuando son exhibidas y empuñadas públicamente. Y si, además, podemos añadir el valor agregado – horror de la jerga del management – de una venta, y más aún de una compra, de una publicación comunista, siendo ambas aún más militantes si van acompañadas de una discusión....
Es la misma problemática que surge con los contactos y simpatizantes que podemos tener en Francia y Canadá y que nos hemos encontrado ya sea en reuniones públicas del grupo, o en oficinas o reuniones individuales (…) Del mismo modo, hemos intervenido en reuniones públicas de otros grupos revolucionarios, particularmente en París, o de sindicalistas izquierdistas en Montreal. En estas ocasiones, además de algunas ventas militantes irregulares, conseguimos intervenir y así asumir una presencia política relativa, y en sí misma limitada, del GIIC y más ampliamente de la Izquierda Comunista. Si las situaciones de los medios políticos izquierdistas y revolucionarios son diferentes entre Montreal y París (en París, todavía hay un medio, ciertamente muy disperso y ecléctico, formado por la Izquierda comunista), y mucho más en Toronto, los resultados "débiles" en términos de influencia, contactos, simpatizantes, y ninguno en términos de una perspectiva inmediata de reagrupamiento organizativo o de adhesión a nuestro grupo, son del mismo orden. Nos encontramos, por tanto, ante una realidad "objetiva" general que debemos tener en cuenta a la hora de definir no la necesidad de intervención, sino los esfuerzos que hay que hacer para ser lo más eficaces posible en todas nuestras actividades, incluida ésta. Ni inmediatismo, ni fatalismo. Ni voluntarismo, ni renuncias.
La intervención en las luchas obreras
En general, el grupo es capaz de movilizarse e intervenir en las expresiones de las luchas obreras en las que puede estar físicamente presente. Aunque hubo algunas expresiones limitadas de lucha en Canadá y algunas intervenciones ocasionales, fue principalmente en Francia donde el grupo tuvo la oportunidad de intervenir en luchas masivas : justo antes de la anterior Reunión general, en la primavera de 2016, en la lucha contra la ley trabajo ; pero también en la movilización de los ferrocarrileros y en la de los chalecos amarillos (todavía en curso en el momento de escribir este informe) en 2018. Su capacidad de intervención no se limita, por supuesto, ni mucho menos, a su intervención física, sino sobre todo – es un punto que hay que aclarar si es necesario – en cuanto a su contenido político, orientaciones y consignas en función de los momentos y etapas.
(…).
Por lo tanto, debemos tener en cuenta que el aislamiento local y el muy débil numero de miembros dificultan la aplicación del método de partido para las intervenciones en las luchas masivas. A pesar del apoyo del grupo en su conjunto en nuestro caso, y también de la propuesta de apoyo de los miembros de Nuevo Curso – ambos dignos de mención y por saludar –, el militante aislado no cuenta con un marco organizativo permanente, un colectivo, que lo apoye y ante el cual sea responsable. Carece de la reunión semanal de la sección local como célula de base del partido. Sin discusión o debate y especialmente sin ningún mandato específico inmediato aparte del que se da a sí mismo, de hecho y en la urgencia de la situación, es más difícil para el militante localmente aislado ser "responsable de sus decisiones (...) ante todo el Partido". Sin embargo, sería erróneo concluir de esta observación que debemos absolutamente, a toda costa, o incluso como prioridad, buscar y "ganar" simpatizantes y contactos cercanos, incluso nuevos miembros ; en resumen, que lo hacemos una orientación, peor un objetivo, en sí mismo. Entonces volveríamos a caer en la trampa del voluntarismo. Del mismo modo, concluir que, al no existir actualmente ninguna posibilidad de romper este aislamiento, debería ser abandonado por razones "objetivas" sería caer en el fatalismo. (…).
No hay recetas inmediatas para superar esta dificultad, la intervención aislada, y sólo el marco colectivo internacional del grupo – es decir favorecer, incluso en períodos de intensa movilización, la redacción de informes internos y el intercambio de experiencias que mejor permitan la participación del grupo en su conjunto en la reflexión y definición de orientaciones inmediatas y locales – puede hacer posible superarla. Siempre y de nuevo el método de partido.
Conclusiones
Este informe no ofrece una visión general exhaustiva de nuestras actividades. Corresponderá a los camaradas desarrollar ciertos puntos si lo consideran necesario. La entrada en un período de confrontaciones masivas entre las clases, incluyendo el surgimiento de nuevas generaciones de revolucionarios, ya está poniendo a prueba a los grupos políticos formados por el campo proletario y la Izquierda comunista tanto en términos de la validez de sus posiciones y orientaciones básicas como en términos de las nuevas y más directas responsabilidades que plantea la situación que se está abriendo. Nuestro grupo no es una excepción y enfrentar las responsabilidades históricas, intervención y capacidades políticas de intervención en la clase en particular, no se decreta y es objeto de un combate político colectivo organizado.
A pesar de este cambio en la situación y de los nuevos desafíos que plantea, nos proponemos continuar y desarrollar las orientaciones que definimos cuando se formó el grupo en 2013 y que reafirmamos en 2016 ; la dimensión vida interna de las actividades, debate, confrontación y clarificación políticos, de los grupos del campo proletario partidista y, por lo tanto, del GIIC, sigue determinando y definiendo la dimensión externa de la intervención, permanente e indispensable, en el conjunto de la clase revolucionaria.... Este es el equilibrio que hay que mantener y desarrollar en las actividades de nuestro grupo y tal es el eje principal de nuestra lucha por el partido dentro del campo proletario y, más en general, de las fuerzas revolucionarias, viejas o nuevas. Para ello, nuestra publicación bianual sigue siendo nuestra principal herramienta y, como tal, debe apuntar a desarrollar su apertura a otras fuerzas comunistas y considerarse como una revista del campo proletario partidista ; como una herramienta común y un momento de la lucha por el partido. Nuestra intervención en general y nuestra revista en particular deben luchar contra las formas muy particulares en que se expresa el oportunismo debido a la nueva situación : los peligros del economismo moderno y el fatalismo, por un lado, y el eclecticismo teórico-político y el inmediatismo, por otro. Estos dos males afectan tanto a las fuerzas del campo proletario como al proletariado en sus luchas, aunque de maneras o formas diferentes. Ambos están particularmente favorecidos por el espíritu de círculo que prevalece en todo el campo proletario internacional, incluso en los grupos antiguos y constituidos de la Izquierda comunista.
Para combatir mejor estas formas de oportunismo que a veces se expresan abiertamente, a veces de forma latente o potencial, y el espíritu de círculo, corresponde a nuestro grupo desarrollar su uso y práctica del método del partido tanto en su intervención en la clase como en las fuerzas revolucionarias, incluidos los grupos proletarios y de la Izquierda Comunista, y en sus actividades internas. Es esencialmente en su propia práctica que convencerá a las otras fuerzas comunistas, a las viejas para que regresen (para aquellos que lo han olvidado), a las nuevas para que se levanten, a este método y al espíritu que debe acompañarlo frente al espíritu de círculo.
Sólo la aplicación, o el retorno, a este método puede permitir el desarrollo real de la homogeneidad y unidad teórica y política de las fuerzas que hoy constituyen el partido en devenir mediante la sistematización de los debates, confrontaciones y clarificaciones políticas y las expresiones unidas de posiciones internacionalistas y comunistas. La formalización y la sistematización de las relaciones y debates dentro del campo es una de las dos condiciones principales, así como el rechazo del individualismo y la inmediatismo emocional propios de las redes sociales, al espíritu de círculo 2.0.
El reforzamiento de nuestra homogeneidad y unidad políticas como grupo o fracción particular de este campo es la segunda. Requiere una vigilancia y un esfuerzo constantes para mantener nuestra vida política interna regular. Pasa por el fortalecimiento efectivo de nuestra centralización política en la realización de la revista, por el desarrollo del redactor colectivo y por la afirmación del núcleo de Montreal como una sección local central y dinamizando el grupo en su conjunto. Finalmente, requiere una comprensión práctica – no mistificada – y una convicción política de su necesidad – por lo tanto no decretada, ni absoluta – del lugar que, en las condiciones históricas actuales, debe ocupar la dimensión militante, el compromiso comunista, de los militantes del partido en devenir, en relación con la dimensión de su vida personal y "privada".
« Precisamente porque “la multitud no es [con nosotros] nuestra”, es insensato e indecoroso dar gritos de “asalto” inmediato, ya que el asalto es un ataque de un ejército regular y no una explosión espontánea de la multitud. Precisamente porque la multitud puede arrollar y desalojar al ejército regular, necesitamos sin falta que toda nuestra labor de “organización” extraordinariamente sistemática del ejército regular marche a la par con el auge espontáneo, porque cuanto mejor consigamos esta organización [porque cuanto más tiempo nos hemos "tomado" para proceder con esta organización], tanto más probable será que el ejército regular no sea arrollado por la multitud, sino que se ponga a su frente y la encabece. Nadiezhdin se confunde porque se imagina que este ejército sistemáticamente organizado se ocupa de algo que lo aparta de la multitud, mientras que, en realidad, éste se ocupa exclusivamente de una agitación política múltiple y general, es decir, justamente de la labor que aproxima y funde en un todo la fuerza destructora espontánea de la multitud y la fuerza destructora consciente de la organización de revolucionarios.
(...) La insurrección es, en el fondo, la “respuesta” más enérgica, más uniforme y más conveniente de todo el pueblo al gobierno. Esa misma labor [Lenin se refiere aquí a la realización y la difusión de un periódico común] es la que acostumbraría [aprendería], por último, a todas las organizaciones revolucionarias, en todos los confines de Rusia, a mantener las relaciones más constantes, y conspirativas a la vez, que crearían la unidad efectiva del partido ; sin estas relaciones es imposible discutir colectivamente un plan de insurrección ni adoptar las medidas preparatorias indispensables en vísperas de ésta, medidas que deben guardarse en el secreto más riguroso.
En pocas palabras, “el plan de un periódico político central para toda Rusia”, lejos de ser el fruto de un trabajo de gabinete de personas [un trabajo abstracto] contaminadas de doctrinarismo y literaturismo (como les ha parecido a gentes que han meditado poco en él), es, por el contrario, el plan más práctico de empezar a prepararse en el acto y por doquier para la insurrección, sin olvidar al mismo tiempo ni por un instante la labor corriente de cada día » (Lenin, ¿ Qué hacer ?, Plan de un periódico político... [16], hemos puesto entre [] la traducción de la versión francesa que nos parece mucho más precisa que la versión en español accesible en marxist.org).
Notas:
[1] . Hemos puesto entre [] la versión francesa, traducción diferente y olvido, que puede modificar el sentido político : https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas01-12.pdf.
[2] . https://nuevocurso.org/.
[4] . http://igcl.org/Rapport-d-activites-pour-la o en inglés : http://igcl.org/Activities-Report-for-the-IGCL
[8] . Dejamos de lado la CCI, que se ha convertido en una secta, sin esperanza de retorno ahora, y que se ha marginado en gran medida, o incluso se ha dejado fuera de juego, del campo proletario debido a sus posiciones oportunistas – la descomposición –, la negación de sus principios políticos – por ejemplo, el abandono de la alternativa histórica guerra o revolución – y sus orientaciones sectarias y destructivas – destruyendo a los demás componentes del campo proletario, comenzando por la TCI (ex-BIPR). Vead http://fractioncommuniste.org/esp/bci06/bci06_4.php y http://fractioncommuniste.org/esp/bci07/bci07_7.php . Extracto de la résolución propuesta : « lo que importa es desacreditar al BIPR ... que desaparezca en el plano político. Si esta política conduce a su desaparición física, tanto mejor ; hay que utilizar las dificultades del foro del BIPR para desacreditarlo »...
[10] . Este enfoque y visión de las prioridades del momento no es específico de la TCI ni de su rama británica, la CWO. Otros tienden a compartirlos, como en ocasiones Nuevo Curso – aunque no siempre en los mismos términos – u otras fuerzas nuevas y jóvenes que tienden espontáneamente a fijar su horizonte político en el corto plazo y en el inmediato.
[11] . El inmediatismo en las filas obreras y especialmente entre los pequeñoburgueses de hoy presenta otros riesgos para los proletarios y los elementos combativos llamados radicales : la idealización del radicalismo y aventurismo izquierdista y la apología, de una forma u otra, de la violencia minoritaria tipo black bloc, o incluso terrorista.
[12] ’injonction’ en francés. El diccionario nos da "orden expresa", "conminación", "exhortación"...
[13] .También fue una tendencia que causó estragos en la CCI en varias ocasiones, particularmente en los años noventa, en nombre del espíritu y de la disciplina de partido. Esta comprensión pequeñoburguesa del espíritu y la disciplina de partido, que puede transformarse muy rápidamente en una actitud de jefecillo, que tenía más que ver precisamente con el zinovievismo de los años veinte del bolchevismo que con el espíritu y la disciplina comunistas, fue uno de los vectores de la gangrena oportunista que se apoderó de esta organización en los años noventa y se liberó en la década de 2000.
[15] . Sabemos que es el caso para todos los grupos de la Izquierda comunista tal como la CCI, la TCI o los PCI "bordiguitas" (vea la asamblea general de Battaglia Comunista al fin de 2015, http://igcl.org/Asamblea-General-del-PCint) quienes lo han ellos-mismos destacado en varias ocasiones.