Matanzas, masacres y terror en Berlín y en Siria, asesinato del embajador ruso en Turquía, tales son los últimos actos [1] de guerra que golpean al mundo. Se multiplican desde los atentados parisinos de enero 2015 y la extensión de las guerras en Medio Oriente, en Iraq, en Siria, pero también en Yemen. El atentado de Berlín afecta directamente al capital alemán y significa que la burguesía alemana, a su turno, va a deber adaptar de manera mucho más resuelta el conjunto de su aparato de Estado y del capitalismo nacional a la nueva situación. Desde los atentados en Francia, ya no son solo las poblaciones de los países de la periferia histórica del capitalismo quienes son directamente y sistemáticamente golpeadas, pero las de las principales potencias del mundo capitalista de América y Europa; quiere decir por lo esencial grandes masas de proletarios.

Estos no deben dejarse engañar por los discursos sobre la unión nacional, sobre la lucha contra el terrorismo y la defensa de la democracia y de nuestros “modos de vida” al riesgo de dejarse arrastrar sobre el terreno de la guerra imperialista detrás el Estado burgués. Estos discursos van aun a redoblar hoy mismo, particularmente en Alemania. Ya los “Ich bin ein Berliner” están retomados por todos los medios de comunicación después los “Je suis Charlie”, “Bruselas” o “Niza”. Ninguna ilusión : el resultado no sería menos guerra pero más guerra ; y sobre todo abriría directamente el camino a la guerra generalizada en la cual el capitalismo en crisis intenta llevar al conjunto de la sociedad.

A estos acontecimientos, vienen añadirse los trastornos políticos que están viviendo las principales potencias imperialistas con su dispositivo político estatal : el referéndum del Brexit y la elección de Trump por cierto, pero también el fin del sistema de bi-partidismo gubernamental en Europa occidental, la emergencia de nuevas fuerzas – a menudo calificadas de “populistas” – acompañadas de lenguajes políticos nuevos, más agresivos, más nacionalistas, racistas… que imponen de manera creciente un entorno de guerra. Todos estos hechos, actos de guerra y trastornos políticos, son el resultado, en última instancia, de la incapacidad del capital para sobrepasar los efectos inmediatos de la crisis de 2008 y “reactivar” la economía. Ahora la crisis ejerce una presión tal que fuerza los diferentes aparatos de Estado a adaptar sus dispositivos políticos a la nueva situación ; e incluso por la renovación de un personal político liberado de los viejos marcos de “comprensión” de antes 2015. Y obliga las clases burguesas de cada país a redoblar los ataques económicos, políticos e ideológicos contra sus proletarios, contra sus condiciones de vida y de trabajo.

Para estos últimos, a los sacrificios provocados por la crisis económica continua desde decenios, ahora vienen añadirse los sacrificios provocados por la preparación de la guerra imperialista. Porque ¿ quien va a a pagar el aumento de la flota militar americana de 272 buques a 350 prometido por Trump ? ¿ La construcción de 3 nuevos portaaviones ? ¿ Quién va a pagar por el aumento del presupuesto alemán de la defensa pasando de 1 a 2 % del PIB ? ¿ Quién va a pagar para que en 2017, los gastos militares franceses sobrepasan los de la… Rusia [2] ? En todas partes, en Europa, en Asia… los presupuestos militares aumentan cuando no explotan como en China, en Arabia Saudita provocando a cambio los rivales a incrementar sus proprios gastos. ¿ Quién va a pagar y quién ya paga ? En gran parte, si no es de manera exclusiva, el proletariado internacional. ¿ Y quién tendrá que sacrificar hasta su vida ? Trump « (…) necesitará demostrar porque es una prioridad nacional [hacer retroceder China] par la cual, al final, los americanos pueden ser llamados a sacrificar su vida » (Asian Times, Harry Kazianis, 10 de diciembre 2016). No hace duda el final de todo esto si el proletariado internacional no le responde por su rechazo de cualquier tipo de unión nacional por el desarrollo de su proprio combate de clase y, al final, con la destrucción del capitalismo que trae consigo la miseria y la guerra generalizadas.

Muchos entre los revolucionarios, en correos o encuentros, nos dicen que exageramos el peligro de la situación cuando decimos que la burguesía hoy en día está forzada de irse por el camino a la guerra generalizada – prestándonos la idea que esta sería ineluctable y para mañana por la mañana confundiendo así el proceso con el hecho consumado. Lo ven como un dogma de los grupos comunistas todavía fieles a la teoría marxista y quienes predicarían en todo tiempo y todo lugar la amenaza de guerra y la catástrofe capitalista. Para unos incluso, nada de fundamental sería cambiando en la situación y nos dejaríamos engañar por las campañas de los medios de comunicación. Ante los hechos actuales, esta critica esconde mal el temor al presente y la aspiración del “regreso al antes de 2015”. Y expresa la negativa a prever el abismo que se abre ante nuestros ojos. Peor, revela el rechazo para sacar todas las consecuencias políticas de la nueva situación ; empezando por la del compromiso militante y nuestras responsabilidades en el combate para el reagrupamiento de los comunistas, tan dispersados y aislados hoy en día, en partido ; y por lo tanto al primer rango, como vanguardia política, del combate histórico del proletariado, clase explotada y revolucionaria a la vez.

El mundo capitalista va a la guerra generalizada y quiere precipitar toda la humanidad en esta. ¿ Llegará a su fin ? Revolución proletaria o guerra imperialista generalizada, socialismo o barbaría, tal es el reto de la confrontación histórica entre las clases que la burguesía está obligada hoy de provocar contra el proletariado internacional.